XVlll. FRACASOS EN MEDIO DE FRACASOS

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Rotunda decepción;
El hubiera de mi ayer me corroe sin dilación ni humanidad,
Pulverizando los fugaces instantes de mi hoy.
Y asesinando la incertidumbre de vivir el mañana.

Asumo que es el camino de la supervivencia,
La cuestión pertinente en mi,
Fue nacer con los puños  desolados;
Desolados de instrumentos  y sostén alguno,
Deshaciendo lo último que muere, la esperanza.

A la deriva, ahogándome en falacias que proveían de mi hogar ausente de calidez,
Termine por tragarme sus proyecciones reflejadas en mi;
Comí de todo, renuente a asfixiarme en aflicción.

Así baje el telón, aceptando y pasando por absoluta realidad un espejismo;
Reconociéndome en la crueldad de los forasteros abastecidos de traumas sin recordar,
Reconociendo mi disgusto por la crueldad de la insensibilidad.

A carencia de certidumbre y negación de fe,
Debido a la escasez de comprensión de mis cercanos pero distanciados
Me dispuse a construir y forjar mi propio consuelo, añorando abrazos que no existieron.

La relación de derrota, necesidad de triunfo, elección de desición que concluyó en secuelas nocivas.
Al igual que la identidad que nos inculcaron, la conciencia del ser va más allá de pertenecer a la muchedumbre.

Lo que alguna vez perduró en nuestros ojos acostumbrados.
No trasciende en el constante cambio, en búsqueda de conciencia de nuestra identidad
Porque el tiempo nunca espera y todo se lo lleva el viento.

Las experiencias agrias y creencias inculcadas en la crianza, no tienen cabida en tu escencia indeleble.

En los jardines de la memoria,
Jamás hallaremos el mérito ni la valía de inherente naturaleza.

Mediante el tortuoso sufragio y aguante, comprendemos la lección y recuperamos la cordura,
Estableciendo el carácter y entidad,
Empapándonos de escencia intrínseca.

No te cierres a nuevos orígenes,
Despojate del temor al fallo;
Levanta que todavía no es derrota perpetua,
En socorro a tu sueños y anhelos;
Diferenciando en está ocasión, evitando tropezar en  antigüos desaciertos,
Y comencemos de nuevo.

Ante la negación  de caminar senderos por terror a lo nunca antes experimentado,
El fracaso es seguro e inevitable.
Ante el riesgo de adueñarnos de nuestras riendas fuertemente,
Abriremos las ventanas del deseo vehemente de prosperidad y éxito.

Así baje el telón, saciando la hambruna que nos dejó la tormentosa deriva.

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