IX. LA MAGNIFICENCIA DE LA REALIDAD SEVERA

31 2 0
                                    

En el perpetuo incendio de mi hiperactividad;
Enmudecí como pasajero silencioso,
Lo conozco como trance imperecedero.

El tiempo aleatorio es;
Embriaga nuestro aliento, la realidad y mis sentidos.
Cubiertos con neblina han sido,
Tus iris familiares se han vuelto.

No creo ser suficiente;
Soy inferior y no quiero ser más yo, usuales inventos tuyos.

Préstame atencion,
Ruego por que tu mirada siga radiante.
Superior al mismísimo Tartini;
Implacable eres sin necesidad llenar mi vacío existencial,
¿Suena mal?

Coincidí con la suavidad de tu entorno.
Aquellos minúsculos destellos,
Menos inmensos;
Quizá más pequeños,
En calma y trigueños.

Eres mi mar, pero también mi suelo.

Nunca coexististe con la soledad;
Contradictoria me suena tu calamidad.

La oscuridad del olor de tu cabello,
Oscila con el amarillo del arcoiris;
Sin preocuparte de mi inexplicable afección ha ascendido más allá.

Préstame atencion;
Difusa es la melodía de tus versículos,
Es el estruendoso encuentro;
Entre las marea del mar y el suelo.

Mis pupilas carentes de madurez;
justo en el nudo de mi garganta y taquicardia,
formaron uno solo con la brisa.

-Eres épico-
Pensé con ignorancia,
Hasta que te conocí en realidad.

No soy tu media naranja,
Ambos ya estamos cambiados
No debes ser mi otra mitad,
El egoísmo y ansiedad ya no son fugitivos.

Espero que te encuentres bien.


[SOBRE]VIVIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora