En casa había un silencio reconfortante. Harry se encontraba haciendo tarea mientras Daenerys trabajaba desde casa en computadora. De vez en cuando se miraban de reojo sin darse cuenta el uno al otro. Rascaban su cabeza y fruncían el ceño al estar concentrados.
Después de casi media hora el primer en soltar un suspiro fue Daenerys quien ya había terminado y miraba a su sobrino quién alzo la mirada y al mirar que terminó le regaló una sonrisa y alzo su dedo pulgar.
—¿Terminaste tu tarea?.
—¡Si! Lo termine hace unos minutos solo no quería interrumpir mientras trabajabas—susurro sonrojado.
Enternecida por su acción lo miro con los ojos brillantes y beso su cachete para después revolver le el cabello. Harry rió y la abrazo feliz.
—¿Y qué tal la tarea? Mi trabajo fue pan comido.
—Mi tarea fue también pan comido.
—Eso creí—sonrió orgullosa.
—Tía ¿Podríamos ir al parque?—jugueteo con las mangas de su suéter y se mostró tímido.
—Lo haremos pero primero tienes que comer y ya después te llevaré.
Harry asintió emocionado y corrió a lavarse las manos para comer tranquilamente y terminando ir a jugar con los niños.
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Acomodo el gorro de Harry y acarició su mejilla con cariño, el niño sonrojado le agradeció y dió una linda sonrisa. En camino al parque iban agarrados de la mano y en cuanto llegaron Harry soltó su mano y la miro paciente, esperando su aprobación.
—Estare aquí sentada cariño. Si quieres ir al baño o a cualquier otro lugar o juego solo avísame. Te estaré cuidando desde aquí.
—Esta bien, Tía. Lo sé, siempre me cuidas y me proteges.—hablo lo último con orgullo.
—Anda, ve.
Subía y bajaba Harry del tobogan y no pudo evitar recordar cuando su ahijado solo tenía dos años cuando se cayó de cabeza. Corria de un lado pero sin pasar a un lugar que no fuera visible para su Tía. De pronto, sintió un escalofrío. Lo recordaba, ya lo había sentido antes y sin duda muchas veces.
—Después de muchos años te vuelvo a ver, Señora Malfoy. No sabes cuanto te he extrañado y deseado estar al lado de ustedes, amor.
Cerró los ojos y sonrió emocionada. Se giró y corrió a los brazos de su hombre escondiendo su cabeza en su cuello.
—Así que señora Malfoy, nunca tuvimos la oportunidad de escuchar aquello—miro los ojos de su amado y lo acaricio como si no se lo creyera.
—Me estaba volviendo loco—susurro y beso a su esposa ansioso.
Fue un largo beso del cual no se querían seperar pero lo tuvieron que hacer para poder tomar aire.
—¿Como han estado? Donde está el pequeño Harry. Hace mucho que no lo veo.
—Todo está tranquilo por aquí, no ha habido ningún problema. Es el pequeño castaño que está cortando rosas.
—Está enorme. Nada comparado cuando lo vi era apenas un recién nacido y las fotos que me mandaste.
—Cariño, las personitas pequeña crecen—dijo divertida y aguantando el reírse—hace mucho tiempo que no lo mirabas.
Harry corrió con las rosas en su mano y le dio un largo abrazo a su tía, sonrió aun más al ser recibido y recibir un beso en su frente.
—Mira tía —alzó las rosas—Las he cortado para ti. Para la mejor.
Scorpius sonrió ante la escena, era un pequeño caballero, y no pudo evitar imaginarse su día a día junto a su esposa y el pequeño Harry.
—!Me encantan, mi vida. Son muy hermosas! —las aceptó gustosa y acaricio su cabello castaño con dulzura. El pequeño Potter mantenía su sonrisa orgullosa pero volteo curioso al ver a un hombre alado de su tía.
—Cariño.
—¿Si?.
—¿Te acuerdas que te conté muchas cosas y comenté de un hombre el cual quería mucho al igual que a ti?.
—Lo recuerdo. ¿Él es el tío Scorpius?—miro curioso a su tía y luego al mago.
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Tenía pensado subirlo hasta el fin de semana pero no pude evitar actualizar.
¿Se lo esperaban? Un gran salto de tiempo pero necesario para no quedarnos en su vida cotidiana para darle un poco de cambio y también que llegue el encuentro.
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