Reviso por última vez que no se me olvide nada, los nervios me tienen con un horrible dolor de estómago mientras me dirijo hacia el aeropuerto, mi padre se ofreció a llevarme, no está muy seguro de todo lo que quiero hacer, solo se mantiene tranquilo porque mis hermanos han hablado con él. En Corea nos están esperando, suena emocionante volver a reencontrarme con la familia, pero no dejo de pensar lo duro y extraño que será para Johan, él no los recuerda, esto no será nada fácil, paciencia es lo único que debemos tener por ahora.
Tuvimos un par de inconvenientes para organizar el día definitivo del viaje. Él no me ha contado mucho, solo que había conversado con Kathrin, lo que desencadenó una llamada a la boutique donde me avisaron que debían almacenar el vestido —que ya estaba terminado— porque la boda se retrasaría por tiempo indefinido. No voy a mentir, en el fondo sentí alivio, pero tampoco voy a negar que me sentí un tanto culpable por estar en medio de esta decisión.
Recuerda que tú te ibas a casar y se metieron en el medio. Tú ibas a ser su esposa.
—¿Te sientes bien?
—Si.
—Te ves muy pálida.
Estoy muy nerviosa, tengo nauseas, siento que estoy huyendo como si fuera una delincuente. No tengo del todo claro que hizo Johan para que esté viaje se hiciera normal ante su familia, supongo que fue aquello de un viaje de trabajo cómo me dijo, diría. No quiero presionarlo, pero siento algo de curiosidad.
Llegando, mi padre me ayuda a bajar la valija mediana que tengo, me abraza pidiéndome que me cuidara y que lo mantuviera al tanto. Nos iremos por una semana. Está bastante reacio a dejarme ir, pero entiende que todo esto es necesario si queremos aclarar toda esta confusa situación. Incluso, Johan se ha involucrado en la investigación que hay sobre las casinos y hoteles de su supuesto padre, todo de incógnito.
Hago el check-in dejando la valija. Johan me espera en la sala vip, está aprovechando sus privilegios, tal vez en algún punto eso sea bueno. En la puerta correspondiente presento mi pasaje y pasaporte. La mujer me permite el paso junto a una sonrisa amable, busco con la mirada donde se encuentra él, hay muy poca gente en esta sala de espera, se ve bastante cómoda con aquellos sofás individuales.
Lo veo de lejos, está de espaldas a mí, admirando por el ventanal la enorme pista de aviación. Gira sobre sus pies percibiendo mi presencia, sonríe ladinamente cuando nuestros ojos conectan y las ganas de correr hacia sus brazos me invaden, estoy temblando a punto de llorar tomando en cuenta que volveremos a casa y si él en realidad es JungKook no sé que haré. He sufrido demasiado sin él y tenerlo otra vez hace que todo en mí se reinicie.
Se acerca, me quita el bolso de mano dejándolo en el suelo de alfombra gris. Apenas observa mi rostro seca con sus pulgares lágrimas que no sabía que cayeron por mis mejillas, besa mi frente y me abraza, me contiene entre sus fuertes brazos y todo a nuestro alrededor se detiene. Quiero quedarme por siempre así, con él dándome su calor, su aroma invadiendo cada uno de mis sentidos, pudiendo escuchar sus latidos y los míos. Quiero jamás devolverlo.
—¿Te sientes bien? —susurra, su voz suena sanadora en estos momentos. Asiento, acaricia mis brazos aliviando el frío de mi cuerpo.
Me ayuda a sentarme y me extiende un vaso con agua que bebo hasta el final. Aún sigo llorando, mis ojos no se despegan de su varonil y atractivo rostro.
—Tienes que ser JungKook, tienes que ser él porque sino todo esto será en vano —me mira, preocupado y con alguna emoción que no se descifrar, sollozo— porque significará que estoy destrozando a una familia como destrozaron a la mía.
Agradezco que no haya mucha gente alrededor que nos pueda escuchar, me estoy rompiendo de a poco, de nuevo. No dice nada, me atrae a su cuerpo y me abraza reconfortándome otra vez, sé que tal vez le estoy poniendo exceciva presión a su propio caos mental, que tal vez no sea de ayuda o soporte. Pero mi intuición me dice que es él, hay demasiadas similitudes que me lo confirman, no siendo la única que lo piensa.
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𝐁𝐚𝐜𝐤 𝐓𝐨 𝐌𝐞ᴶᴶᴷ [COMPLETA]
FanfictionHan pasado dos años, Ayla sigue su vida a pesar del insoportable dolor de perdida, sentimiento que la motiva a escalar en su carrera, convirtiéndose en una ascendente diseñadora de modas. Pero un viaje a Alemania la reencuentra con una persona de su...