El Deseo del pozo

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"¡Urano!" el pelinegro había corrido para abrazar a su prometida.

El proyecto que habían comenzado en el hospital funcionaba y le había valido para graduarse, de modo que no podía sacudirse la sonrisa del rostro, misma que se agrandó al sentir a la mujer con que había trabajado entre sus brazos.

"¡Mis maestros me dijeron que es algo revolucionario! Me darán fondos para seguir con mi investigación."

"¡Felicidades!" sonrió ella, devolviéndole el abrazo "también tengo buenas noticias. ¡Me aceptaron como bibliotecaria de la universidad gracias a la recomendación de cierto científico loco!" se rio, abrazándolo aún más fuerte.

Urano había caído en la desesperación cuando, al darle el alta, se enteró de que había perdido el trabajo de sus sueños, así que su prometido la había recomendado para su universidad.

A menos de una semana para su boda, su historia se había convertido en un libro de romance, cortesía de Madame Erantura, aunque claro, había exagerado en todo lo que fuera posible para darle aún más emoción a la historia. Por cierto, después de publicarlo, Madame Erantura había visto un incremento en su trabajo como casamentera.

"Entonces, ¿qué haremos hoy?" preguntó su prometida.

"Mi madre no me dijo nada, solo dijo que era una sorpresa" respondió separándose de ella.

La había abrazado debido a la emoción, pero en realidad no habían llegado ni a tomarse de las manos.

"Me envió una dirección de GPS y dijo que te llevara" respondió Tetsuo desviando la vista al sentir sus orejas calentarse.

"Entonces, ¿vamos?" preguntó Urano, sorprendiéndolo al tomar su mano "¡No me mires así! Estoy segura de que nuestras madres esperan por nosotros. Si piensan que no hemos avanzado nada, se volverán aún más insistentes" se excusó ella antes de comenzar a caminar, o al menos intentarlo.

Cuando volvió a mirarlo lo observó petrificado. Ahora su cuello tenía el mismo color rojo que sus orejas.

"¿Tuviste un error de procesamiento?" preguntó la joven, divertida "Oh dios, pensé que habíamos superado esto" se río ella.

"Tienes una forma rara de ver el mundo, Urano" respondió Tetsuo comenzando ahora a caminar con ella, "tus ideas siempre se van por la tangente. Son demasiado simples."

"Pero funcionan" se quejó inflando las mejillas "serán simples, pero te dieron las soluciones que necesitabas."

"No lo negare."

Caminaron un tiempo más, platicando de cualquier tema, hasta que al fin llegaron a su destino. Una casa familiar.

La pintura parecía nueva y era de un bonito color cerúleo, con detalles en azul medianoche.

"¿Vives aquí?" le preguntó Tetsuo a Urano, la cual negó.

"No, en realidad, ¿dónde estamos?" preguntó ella en voz alta, "este lugar está muy cerca de nuestro trabajo" notó.

"Pensamos que era un lugar adecuado para ustedes" informó Miyamoto san apareciendo detrás de ellos "Esta cerca de sus trabajos, es una casa grande y nos hemos asegurado de que tengan todo para que puedan comenzar su matrimonio tranquilamente."

"Mamá, yo ya tengo una casa" le recordó Tetsuo a su madre "solo somos dos, no necesitamos tanto espacio."

"Oh, mi dios, ¿esperabas llevar a Urano a ese departamento de quinta?" preguntó la mujer con pánico en la voz "No, no, no. ¡Por supuesto que no! Además" sus ojos fueron en dirección a su futura nuera, suspirando antes de que sus ojos encontraran a la mujer que la acompañaba "La cantidad de libros que tiene Urano no entran en ese lugar" explicó con un poco de vergüenza.

Un Último DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora