Capitulo 25

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Etel

Estoy nerviosa pero el desea hablar del tema, se acerca a mi toma mis manos con las suyas.

—Ver a mi hermana morir en vida me mato a mi, no supe como llevar el proceso. Para mi toda mi vida había sido color de rosas, me llegue a cuestionar si Dios era real o si solo abandono a mi familia. No entendía porque nos estaba pasando eso a nosotros, nunca le hicimos daño a nadie y mucho menos mi hermana.

Leiber me mira y suspira para calmarse, apretó sus manos para darle apoyo. Espero que sepa que no lo estoy juzgando, se logra calmar y sigue hablando.

—No sabes como dolió verla morir— se le quiebra la voz y me siento tan mal, porque se muy bien como se siente.—Yo siempre he sido el chico que conoces, pero hubo un momento en el que me perdí y solo deseaba morirme, me a junte con personas que no debía. En ese momento no pensaba en nadie, solo quería buscar una solución para calmar mi dolor, me acostaba con varias chicas y se los dejaba claro. Pero claro esta que ellas se enamoraban, lastime a muchas chicas porque las rechazaba y las trataba como si no valieran nada, joder mis valores y principios estaban por los suelos— me suelta las manos.

Leiber se limpia sus lagrimas, me duele verle en ese estado.

—Leiber no es necesario que sigas, te quie...

–Necesito sacarlo Etel, todo lo que en un día odie me había convertido en eso. En ese tiempo mis padres no sabían nada de mi, pasaron cinco meses y ellos no habían sabido nada de mi persona. El día que supieron de mi, fue cuando casi muero por una sobre dosis de drogada, mi familia llego hasta el hospital. Aun recuerdo la cara de mis padres y hermanos, sus me veían con un gran dolor y en ese momento me di cuenta, que ellos sufrir pero no habían decidido arruinar sus vidas como yo lo hice. Me llevaron a rehabilitación estuve ahí como un año, estar en ese lugar me ayudo y me di cuenta que Dios no tenia la culpa nada, ay muchas cosas que tienen que pasar y aunque no nos guste pasaran de igual manera.

Me acerco a Leiber y lo abrazo, el me devuelve el abrazo.

—Joder llorona no sabes cuanto me arrepiento, pero antes solo creía en Dios. Pero no lleva una vida con Dios, después me di cuenta de cuan grande es el amor de Dios. A Dios no le importa tu pasado o tus pecados, me di cuenta que Dios odia el pecado no al pecador. Hasta hoy en día me aferro a el, todas las noches pedí un milagro en mi vida y fue cuando te conocí a ti.

Lo abrazo mas fuerte, Leiber llora y llora pero no importa que me moje toda. Gracias a Dios ya soltó su pasado, creo que el debe saber igual el mío. Me despego de el y agarro su cara, uno su frente con la mía. Aun se le deslizan algunas lagrimas, le limpio esas lagrimas con mis dedos.

—¿Y bien?.

—Eres un idiota Leiber, claro que seguiremos siendo amigos. Vamos ser amigos hasta que seamos unos ancianos, no te vas a deshacer de mi.

—Sos tan bella llorona.

Nos ponemos a comer y bromear un rato, me siento tan feliz de estar aquí con el. Después de un rato nos paramos y prendo los globos, miramos como van subiendo, esta fue la mejor idea que se le ocurrió a Leiber. Nos acostamos y miramos las estrellas, me doy la vuelta y lo abrazo. Leiber soba mi cabello, me alegro de tenerlo aquí conmigo.

Me acomodo en su pecho y lo veo, Leiber me mira. Me quedo unos minutos mirándonos, el es tan apuesto con cabello negro y esa mirada picara que lo caracteriza.

—¿Que quieres decirme?— pregunta Leiber mientras enrolla su dedo en mi pelo.

—Quiero contarte mi historia, es lo justo ya somos amigos.

—No es necesario llorona, puedes contarla cuando estés listas.

—Serás tonto Leiber, estoy lista es por eso que te lo digo.

—Pues soy todo oídos.

Eso me hace reír, suspiro para calmarme porque nunca he hablado de esto con nadie. Pero el merece saber porque soy así, vuelvo a suspirar para armarme de valor.

—Todo empezó cuando tenia doce años, en mi vida siempre habían algunos problemas pero no eran tan graves. Siempre supe como llevarlos desde niña, claro que entiendo el sentimiento de perder una hermana.

—Por eso no quisiste que fuera contigo al cementerio.

—Así es, para mi es un tema muy delicado. Siempre me había sentido rara de ver cosas que otros no, pero mi hermanita me alegraba los días. Un día vi la sombra de la muerte a la par de ella, tenia mucho miedo de hablar porque pensé que me golpearían, hubo una fiesta en casa de mi abuela.

El recuerdo regresa a mi mente y lloro, lo tenia bloqueado desde hace tanto tiempo. Siento como Leiber se sienta y abre sus piernas, me acomoda y me abraza por detrás.

—En el patio había una olla de agua hirviendo, todos estaban jugando y todo iba bien. Hasta que mi hermanita fue por la pelota, el perro de la abuela por jugar la empujo y ella callo en el agua. Quise pedir ayuda pero no se cuando se entraron todos, mi instinto de hermana mayor fue protegerla. Yo metí mis manos para sacarla, pero ella era muy gordita y se deslizaba de mis manos. Mi hermanita grita pero por la música nadie escucho, mis brazos se quemaron pero no me importo.






Aquí acaba este capitulo

¿Se imaginaron esto?

¿Como se sienten con la historia?

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