Capítulo 26: Tensión

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Comisaria del Sheriff de Beacon Hills

El hombre extraño y de gran tamaño siguió exigiendo hablar con Mieczyslaw, hasta el punto de amenazarlos con destruir todo el lugar, Alexandriel nombraba a una de las personas que ayudó a encarcelarlo hace tanto tiempo, pero a los oídos de Noah solo llegaba el nombre que su difunta esposa eligió para su único hijo.

Varios oficiales apuntaban con sus armas al sujeto alterado, atentos a cualquier acción que pusiera en riesgo la vida de los presentes. Noah le dijo que harían lo posible por encontrar a la persona que busca, solo así lograron que se calmara y volviera a sentarse.

- Parrish, llévalo a mi oficina - ordenó el sheriff, necesitaban pensar bien lo que haría para evitar que la estación se convierta en una carnicería nuevamente, aún enfrentan investigaciones por la explosión de hace algunos años.

El oficial se acercó intentó acercarse al extraño para escoltarlo, pero antes de tomar su brazo una fuerza magnética repelió su mano como dos imanes con polos del mismo tipo. Jordan y Noah cruzaron miradas preguntándose uno al otro: ¿Ahora qué?

- ¿Podría acompañarme, señor? - pidió luego de dar un carraspeo incómodo.

Alexandriel no respondió, simplemente se levantó de la silla con la frente en alto y una mirada fría, entonces ambos se dirigieron a la oficina principal.

- ¿Él estará bien, sheriff? - escuchó una voz detrás.

Casi olvidaba al civil que había traído al extraño hasta la estación con intenciones de ayudarlo a volver con su familia.

- Eh si lo estará, nosotros nos encargamos a partir de ahora, agradecemos su buena voluntad - trató de hablar sin nerviosismo y al parecer fue lo suficientemente convincente para hacer que se marchara.

Parrish salió de la oficina luego de asegurarle otra vez al sujeto que buscarían a Mieczyslaw.

- ¿Qué hacemos Noah? -

- No lo sé, sí busca a Stiles con tanta urgencia y rabia no puede ser algo bueno ¿Qué habrá hecho ese muchacho esta vez? -

Noah vuelve a tapar su rostro con ambas manos mientras intenta calmar sus nervios.

Casa de los Stilinski

Stiles llega a su hogar luego de un largo día en el instituto, toda la manada se mantenía alerta y nunca iban sin un compañero.

- Llegaste - dijo una voz fuerte desde la sala, la reconoció inmediatamente pues es la voz de quien está en su mente la otra parte del día en que no está pensando en una loca y antigua bestia sedienta de venganza.

- Papá no está ¿Cómo entraste esta vez, Peter? - disimuladamente miró hacia las ventanas cerciorándose de que ninguna estuviera rota.

- Encontré la llave de repuesto - sonrió con orgullo.

- ¡Estaba debajo del mini cactus! -

- También encontré el botiquín - le mostró sus dedos envueltos con banditas.

- Pero eres un hombre lobo... -

- Cállate y ven aquí chico listo -

Stiles no replicó más, se tiró al sofá colocando su cabeza en el regazo de Peter y cerró los ojos.

- ¿Cómo estás, pequeño? - comenzó a acariciarle el cabello.

- Cansado y preocupado -

Él lo comprendió, no es nada fácil enfrentarse a amenazas así de grandes siendo tan joven. Luego de un relajante silencio, se acercó para repartir besos en su cabello y frente, cuando estuvo a la altura de sus labios Stiles abrió los ojos compartiendo una mirada brillante con el hombre que ama.

Levantó su rostro para juntar sus bocas, lo que comenzó con un roce tímido terminó por convertirse en un beso hambriento. Peter se acomodó para posarse sobre el cuerpo del chico que logró derretir su helado corazón.

Hale se quitó su camisa de cuello V por el calor del momento, las pupilas del adolescente se dilataron en señal de excitación, acarició los pectorales contándolos uno por uno y dando un total de ocho.

Siguieron con el beso, pero antes de que Peter pudiera bajar los pantalones de Stiles, un estridente tono de celular retumbó por toda la habitación, o eso fue lo que sintieron ya que ambos tenían oídos superdesarrollados.

- Es el mío - dijo Peter con exasperación, le gritaría a la persona que interrumpió su llegada a tercera base. Elevó su cuerpo y se sentó nuevamente en el sofá dejando a Stiles con la respiración y el corazón acelerados.

Leyó el identificador que dictaba "Número desconocido", frunció ceño antes de contestar.

- ¿Diga? -

- Peter, soy Noah, necesito ayuda con un asunto urgente -

- ¿Cómo conseguiste mi número? -

- Derek - fue la única explicación que dio.

- Por supuesto, mi querido sobrino ¿qué necesitas? -

- Antes que nada, Stiles no puede saber de esto por ahora, podría ponerlo en peligro -

Ambos cruzaron miradas en cuanto escucharon eso, el menor hizo un ademán de silencio para que no mencionara que también estaba ahí.

- ¿De qué se trata? -

- Hay un sujeto en la estación exigiendo hablar con mi hijo, Parrish dice que su sabueso presiente algo malo y ni siquiera pudo tocarlo. Supuse que sabrías algo luego de pasar tanto tiempo con Stiles -

- Noah ¿Cómo se ve ese sujeto? -

- Muy alto, corpulento y tiene algunas cicatrices en el rostro, la persona que lo trajo dijo que se llama Alexandriel -

Al escuchar ese nombre, los iris de Stiles cambiaron de color en señal de que el zorro había tomado control. Antes de que Peter pudiera decir algo, salió corriendo en dirección a la estación guiándose por los recuerdos de su recipiente.

- Voy en camino - fue lo último que dijo, se colocó la camisa y trató de alcanzar al encandilado zorro.

Lo encontró intentando echar a andar el viejo jeep de Stiles, gruñendo cada vez que el motor hacía un sonido ahogado.

- Baja, iremos en mi auto -

Caminaron unas cuadras arriba para encontrar el deportivo de Peter, cuando sacó las llaves de su bolsillo le fueron arrebatadas por Mieczyslaw. Lo miró con asombro por la velocidad y la insolencia, pero al percatarse de la energía que emana de ese pequeño cuerpo, simplemente subió al asiento del copiloto. Después de una hora y muchos semáforos en rojo ignorados, llegaron a su destino.

Todos conocían al hijo del sheriff, así que lo dejaron pasar libremente. Entraron sin tocar a la oficina principal consiguiendo que su padre les dirigiera una mirada de enojo.

- Mieczyslaw - el hombre sentado frente al escritorio del sheriff volteó su mirada - hablemos -

- Papá ¿podrías dejarnos a solas? - fingió ser su recipiente para no alarmarlos.

- ¡Claro que no! Yo me quedo -

- Confía en mí, todo estará bien -

Noah estaba por negarse de nuevo, pero su hijo le dio una mirada "sincera" logrando convencerlo, salió junto a Jordan y Peter.

- ¿Qué pretendes? ¿Asesinar a todas estas personas? - preguntó con tono amenazador.

- Quiero un trato... -

Sensible (Steter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora