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La última vez que me burlé en la cara de Seokjin fue cuando le robe por novena vez. Fue el mejor rostro que pude haber presenciado cuando me lleve el cuadro más costoso de su colección, y esta vez vuelvo a sentir esa satisfacción de reírme en su cara por la expresión que está tomando ahora en el comedor con Min.

—¿Estas bien, Seokjin?— pregunta de la nada llevándose un bocado a su boca.

Mientras tanto yo estoy haciendo caras graciosas y haciéndole una señal obscena con mi dedo de en medio detrás de Min, Seokjin sigue mirándome mal y nuevamente mira a Min y voltea el rostro. Puedo jurar que algo vino a su rostro porque de un momento a otro sus orejas se tornaron rojas. Maldito perverso.

—No es nada malo contra de ti, Yoongi— aquella voz de persona ofendida me daba migraña, me vuelve a mirar con enojo.

—¿Seguro? actúas realmente extraño.

—No es nada— se detiene al hablar cuando se da cuenta que la corona no está en su cabeza.

Puedo oler su pánico y ahora está tratando de preguntarme dónde está dicho objeto con señas, esto es demasiado ridículo.

—Hope, ¿haz comido algo?— ahora me pregunta a mí.

Seokjin está conteniendo las ganas de reírse por cómo me han llamado. Nuevamente le saco el dedo de en medio.

—No, majestad— respondí.

—Hope, que nombre tan ridículo— logro escuchar el susurro de Kim, mientras este sigue tratando de no reírse.

—¿Dijiste algo?— pregunta Min, el contrario solo niega—. Puedes sentarte con nosotros en esta ocasión.

—No, no es neces...— me interrumpe.

—Siéntate y almuerza, te lo debo.

Han pasado tres meses de aquella ocasión que le salve la vida, me siento algo culpable porque tenga esa necesidad de brindarme algo como agradecimiento, lo bueno es que esa sensación de culpa se desaparece cuando me colocan la comida en la mesa, y justo a un lado de Seokjin que sigue mirándome con querer asesinarme. Me siento saboreando la delicia de platillo sin prestar atención a nada.

—¿Dónde está su corona?— me susurra cuidadosamente, yo sigo en lo mío sin prestarle mucha atención.

El mensajero llegó entrándole demasiadas cartas a Min, que después, se puso a leer cada una mientras seguía almorzando sin prestarnos atención.

—Te estoy hablando...— antes de decirle cualquier cosa para hacerlo enojar Yoongi nos mira.

—Hope, debo ir con Kim Namjoon, necesito que prepares tus cosas— señaló con autoridad. Yo solo asentí ignorando la mala mirada de Seokjin.

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Odiaba con mi alma las armas que me habían proporcionado, en definitiva no eran de mi estilo y tampoco podía usarlas con comodidad, extrañaba demasiado mis armas pero no podía utilizarlas o de inmediato me descubren por los símbolos que tiene grabados. Solté un suspiro cansado al sentir lo pesada que era aquella espada sobre mi espalda, y lo que lo hacía más cansado era escuchar toda la conversación aburrida entre Min y Namjoon.

Piedra Hope | YoonSeok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora