CAPITULO 4

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Hoy la clase de química había sido un desastre total. Un compañero tiró un líquido de la mesa del profesor y todo se inundó de espuma. Tuvimos que salir corriendo y la bronca que le cayó al chico fue gorda.

Después de merendar, nos reunimos todos en las taquillas como habíamos acordado. Después de un rato hablando y pensando, se me encendió la bombilla.

- Deberíamos dividirnos las tareas - dije decidido.

- ¿A que te refieres con tareas? - preguntó Jacob.

- Pues que cada uno investigué un poco de él - respondí.

- Yo me podría encargar de su familia - dijo Lia.

- Me pido encargarme de su salud - empezó Suni- por si tenía alguna enfermedad, fumaba o se drogaba.

- No creo que se drogara - dijo Nía poniéndose un mechon de su pelo rubio detrás de la oreja.

- Quien sabe - contestó Suni.

- Me uno con Suni, si no le importa - habló Hiro.

La coreana asintió.

- Me iré con la parte de sus amistades - dijo Leo - ¿Te unes conmigo, Mark?

- Claro - respondí.

- Nía y yo iremos con Lia - dijo finalmente Jacob.

Lia levantó el pulgar.

Sonó el timbre y seguimos las clases. Todas fueron una tortura, pero después de horas y horas, pude ser libre.

Por la tarde, después de comer, vino Leo a mi casa y empezamos a investigar.

- Leo, ¿Charlie tenía enemigos? - pregunté.

- Que yo sepa no - respondió- Se llevaba muy bien con todo el mundo.

Empezamos a investigar y ha llamar a amigos suyos.
El último al que llamamos nos dijo algo sorprendente. Nos dijo que había empezado a meterse una hierba y a pelearse con el equipo. Según el, estaba más agresivo.

- No tenía ni idea - dijo Leo.

No me lo podía imaginar. El magnífico Charlie, sud capitán del equipo de baseball, tenía problemas con la hierba. Nunca lo habia imaginado.

Después de eso, no encontramos nada más. Ni una miserable cosa que encajara, solo lo de la hierba. Leo se quedó a cenar al final y poco después se fue.

No Puedes Confiar En Nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora