Cap 9

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El sol del mediodía llenaba de un cálido ambiente el lugar, Atsumu se ofreció para darles un recorrido rápido por la granja y determinar donde sería el mejor lugar para el evento, ya que la señora Hiroko era una mujer ocupada ya que convivía con las cabezas del resto de familias en el pueblo y de algunos cercanos, podían esperar que al menos la mitad de los habitantes del lugar la visitaran para su día de manteles largos, claro que, desde que los gemelos tienen memoria, la población en dicha "aldea" había crecido considerablemente.

Se trataba de una mujer verdaderamente honesta y sincera por lo que durante los eventos y reuniones en torno al pueblo era muy solicitada por ser una mujer sabia, disfrutaba de ayudar a los demás puesto que estaba dotada de un don que muchos llamarían especial, sabía escoger las palabras adecuadas cuando una persona se abría con ella; era casi diario que muchas personas del poblado, especialmente jóvenes, se acercaran a ella para recibir sus consejos en búsqueda de una solución o una segunda opinión, usualmente las pláticas eran acompañadas de una pequeña jornada de trabajo, pues muchas veces ayudaba a liberar el estrés que los "pacientes" guardaban.

Otros más codiciosos guardaban envidia bañada en veneno, alegando que este método simplemente lo utilizaba para recibir ayuda gratis sin una paga apropiada, sin embargo, incluso con los malos comentarios en el aire y las personas que se atrevían a encararla eran ignorados y simplemente les daban el avión, muchas personas podían sentir que le debían más que una simple ayuda cuando esta se disponía a escucharlos y estar ahí para ellos, otros sentían que le debían la vida entera, como los cachorros.

Aquel par de hermanos que habrían llegado desamparados y sin hogar, pero jamás solos, siempre estaban juntos a pesar de los tiempos difíciles, preocupándose siempre uno por el otro, casualmente Hiroko vio en ellos lo que alguna vez vio en los gemelos, encontrando sumamente interesante la forma en la que los cachorros se comportaban alrededor de los Miya.

El pequeño cachorro dorado se veía un tanto más grande, con algunas marcas de cicatrices y otras heridas en el resto de su cuerpo, su carácter era algo testarudo y rebelde, amaba jugar con su hermano y molestarlo un poco, su pelaje claro simulaba capas de oro sobre su piel que mostraban un brillo único amarillento al reflejo del sol, haciendo parecer que brillaba a medida que caminaba a la par de esta gigante estrella.

Por otro lado, el plateado era un poco más calmado, con una actitud igual de testaruda como la de su hermano, lo que no tenía de enérgico y juguetón, lo tenía de comelón y atento a su alrededor, pues era quien más comía de los dos, su pelaje era un tono grisáceo un tanto peculiar que podría parecer estar cubierto de finos hilos de plata, a diferencia de su hermano, este parecía brillar bajo la luz que la luna reflejaba sobre ellos, denotando un ligero resplandor azul.

Algunas veces peleaban, pero siempre terminaban durmiendo justos o de alguna manera pidiéndose perdón mutuamente, era increíble para todos, la innegable similitud entre ambos pares de hermanos lograba sorprender a quien sea que los conociera, el pelaje de ambos cachorros mostraba una forma particular sus patas como si se trataran de pequeñas botas obscuras que cubrían desde la planta hasta la unión de estas con el torso, ninguno de los gemelos podía negar que la expresión de la abuela Hiroko al ver a Atsumu con su cambio de imagen fue genuina, pues parecía querer reírse hasta que sus pulmones colapsaran, con la confusión abordando sus ideas finalmente la mujer hablaría.

[Algunos días antes]

- Oh querido, no me malinterpretes y tampoco te tomes esto a mal.

- ¿Qué es abuela?

- Es solo que, si antes te parecías mucho a Masu, ahora son igualitos con ese nuevo color que llevas.

Osamu finalmente rompería en carcajadas, llegado el punto de rogar por un poco de aire para que sus pulmones dejaran de doler mientras su hermano mayor lo fulminaba completamente con la mirada, su estómago se apretaba fuertemente hasta que no pudo contenerse más, cayendo al suelo mientras derramaba pequeñas lagrimas provocadas por la risa. Poco a poco los pucheros de Atsumu se fueron convirtiendo en una pequeña sonrisa que dejaba salir leves carcajadas contagiadas por la nostalgia de volver a escuchar a su pequeño hermano reír de tal manera.

Se honesto con tu generoso corazon - Haikyuu fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora