Capítulo 66

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Bueno primero esta historia no es mía solo me dieron permiso de traducirla su creador es Curious Beats (Aplausos) espero que la disfruten por favor si les gusta seguir al creador de esta historia.

También si serian amables en decirme, si hay alguna parte en la traducción que sientan que no concuerde, por favor sean amables en decirme para corregirlo.

Recuerden que hago esto, bueno... simplemente porque con traductor Google ciento que se pierden partes de los diálogos o descripciones, solo espero estar haciendo bien eso, para los que tengan el traductor en automático no olviden quitarlo

"Sabemos que nos mienten

Ellos saben que mienten

Ellos saben que sabemos que nos mienten

Sabemos que ellos saben que sabemos que nos mienten

Y sin embargo, siguen mintiendo"

- Aleksandr Isayevich Solzhenitsyn

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Percy no esperaba que Cinder se presentara ella misma cuando por fin le comunicó la hora y el lugar para reunirse con el mensajero de su jefe, pues había supuesto que si ella era adecuada para ser mensajera, entonces no habrían necesitado organizar esto en primer lugar.

Pareció darse cuenta de su confusión cuando fue ella la que se presentó, porque señaló detrás de ella donde sus lacayos estaban ocupados cargando una pequeña caja, apenas lo bastante estrecha para caber por la puerta de la estéril oficina trasera.

Estaban reunidos en la trastienda de un almacén de los muelles de Mistral, con varias cajas y contenedores colocados en estanterías metálicas por toda la zona principal. No quería que la reunión fuera tan pública, teniendo en cuenta quién podía aparecer.

Pero, curiosamente, Percy no encontró respuesta a muchas de sus preguntas en la caja que transportaban a través de la puerta.

Se mantuvo paciente, esperando a que acercaran la caja al centro de la sala y la sentaran con un resoplido de cansancio. Con un gesto de Cinder, el muchacho de pelo plateado desengancho uno de los lados y lo abrió de un tirón, dando un paso atrás bastante rápido después. Percy tomó la cola y observó el cajón con cautela.

"Gracias Emerald, Mercurio". Cinder habló por primera vez desde que habían llegado. "Pueden dejarnos".

Pero Percy no estaba prestando atención, porque estaba demasiado ocupado mirando al Grimm que se cernía sobre la caja que habían traído.

No era uno que hubiera visto nunca, eso seguro. Casi parecía una medusa, con tentáculos rojos como la sangre, con pinchos dentados en los extremos que se deslizaban por el lateral de la caja, la gran esfera negra con forma de cabeza bulbosa en el centro, flotando ominosamente hacia arriba y arrastrando consigo las diversas extremidades.

Su mano se enroscó alrededor de Anaklusmos, pero el Grimm permaneció pasivo donde flotaba.

"Esto es un vidente". Le dijo Cinder, como si trabajar con un Grimm fuera para ella un martes más.

Dado que esto confirmaba casi con seguridad las sospechas de Percy sobre para quién trabajaba, probablemente lo era.

"No te hará daño. Salem hablará contigo a través de él", dijo, como si él no hubiera adivinado quién era su empleador una vez que sacó a un Grimm de una caja.

Cuento de Hadas y DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora