Cuento de Hadas y Dioses

Capítulo 41

"La política internacional nunca tiene que ver con la democracia y los derechos humanos. Se trata de los intereses de los Estados. No importa que nos digan lo contrario en las lecciones de historia".

- Egon Bahr

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"Percy", la cálida sonrisa de Ozpin no delataba los pensamientos que Percy suponía que estaban nadando en su mente, "me alegro de que te hayas pasado por aquí. Por favor, toma asiento. Estaré contigo en un momento".

Percy así lo hizo, colocándose en una silla frente al escritorio de Ozpin mientras éste y su asistente, Goodwitch, conversaban en voz baja. No demasiado tranquila, Percy aún podía entender de qué hablaban si lo intentaba. Pero teniendo en cuenta que se trataba de algo sobre detenciones y protocolo disciplinario, no pudo encontrar en sí mismo que le importara mucho.

"Lo siento", se excusó Ozpin unos instantes después, cuando Goodwitch pasó junto a Percy y salió de la habitación sin dirigirle ni una sola mirada. "Además de todo, tengo una escuela que dirigir. Ahora, ¿en qué puedo ayudarte?"

Percy negó con la cabeza: "No he venido a pedirte un favor. Más bien para asegurarme de que no hay una ruptura total de las relaciones".

La sonrisa de Ozpin se desvaneció. "Si no te conociera mejor, pensaría que vas en contra de los intereses de Vale".

"Es bueno que lo sepas mejor, entonces. Eso es exactamente lo que quiero asegurarte que no está sucediendo. No estoy actuando en contra de ti o de Vale, pero últimamente tu capacidad de ayudar con el consejo es... menos que ideal. No, tacha eso, menos de lo que necesito. Me he mantenido alejado de la política de Vale por respeto a ti y como agradecimiento a tu ayuda, pero debes entender que no me han dejado otras opciones".

Ozpin frunció el ceño con desagrado: "Siempre hay otras opciones. Más de las que crees. Piénsalo bien antes de seguir por este camino".

Percy frunció el ceño. "Me enfrento a sanciones de más de una dirección, que matarían a millones de mi pueblo si no tengo cuidado".

"¿Tu pueblo?" Captó Ozpin, levantando una ceja. "No sabía que te habías adueñado tanto de la gente de Mistral".

"No estoy de humor para juegos, Ozpin". Percy desvió la atención. "Si no puedo convencer a Vale de no ir con Atlas..." No solo años de progreso retrocedidos, sino también décadas de progreso potencial eliminadas. Se llevaría su nación rápidamente próspera a punto de rivalizar con Atlas y Vale, y la convertiría en un remanso de desarrollo lento. Le impediría hacer casi lo mismo con Menagerie, limitaría su capacidad de apoyar el golpe de Asturias y le haría mucho menos valioso para el Colmillo Blanco. No acabaría con sus posibilidades de salvaguardar las reliquias por sí mismo, pero se acercaría mucho. "El resultado es inaceptable."

"Te he ayudado siempre que me lo has pedido". Dijo Ozpin solemnemente. "Esperaba que, con el tiempo, fueras apto para unirte a mi círculo íntimo. Para aprender... no importa. Eso ya ha quedado atrás. Ahora, todo lo que tengo que darte es una advertencia. Toleraré mucho, pero cuando pises el Valle... pisa con cuidado".

Tomando el despido como lo que era, Percy se levantó de la silla. "Quiero que sepas, Ozpin, que esto no es una guerra. Voy a detener las sanciones. Eso es todo".

"Y la próxima vez que encuentres inconveniente algo que Vale pueda estar haciendo, ¿entonces qué?"

"¡Esto es mucho más que un inconveniente, Ozpin! Esto lo es todo. Si no uso lo que tengo ahora, puede que nunca lo haya intentado en primer lugar. Estoy haciendo esto, Ozpin. Lo siento, pero hay que hacerlo". Percy volvió al ascensor, pulsando el botón que lo llevaba al primer piso.