Cuento de Hadas y Dioses

Capítulo 76

"La única forma de eliminar sus mentiras es hacerlas realidad".

- Suzaku Kururugi

Un tono fuerte y agudo resonó en los oídos de Percy, y le tomó unos instantes darse cuenta de que no estaba soñando. Aun así, sólo se sintió realmente conmovido cuando una muñeca agitada le golpeó en la nariz.

"Contesta la maldita cosa", murmuró Raven, sin hacer ningún esfuerzo por apartar el brazo.

Torpemente, Percy se lo apartó de la cara y rodó sobre las sábanas húmedas en busca del ruido. Sus manos se agitaron por el suelo hasta que se dio cuenta de que procedía de la mesilla de noche.

La misma mesilla de noche que estaba al alcance de la mano donde él había estado tumbado un momento antes.

Refunfuñando con enfado, Percy agarró el pergamino y se tomó un momento para pensar en ponerse un poco más presentable antes de aceptar lo que sin duda era una llamada de trabajo.

Al final, lo que realmente quería era conseguir volver a la cama y desmayarse tan pronto como fuera razonablemente posible.

Pulsó el botón de aceptar, lo que le hizo ser recibido por la cara de suficiencia de Roman Torchwick.

"¿Qué?" Percy intentó soltar un chasquido, pero le salió más parecido a un murmullo enfadado.

Roman le lanzó una sonrisa pícara. "¿Una noche divertida?"

"¿Qué quieres?" repitió Percy. No podía permitirse ignorar una llamada, ni siquiera estando borracho a las dos de la mañana, pero que le jodieran si iba a pasar más tiempo de pie con los ojos abiertos del absolutamente necesario.

"Oye, oye, no te pongas borde conmigo. Mientras tú te has estado poniendo cachondo yo he estado aquí limpiando un desastre para ti".

Poniendo los ojos en blanco, Percy le hizo un gesto al hombre para que continuara. O necesitaba ocuparse de ello en ese mismo momento o no (y estaba sonando más a lo segundo) cualquier otra cosa no importaba realmente ahora.

"Algunos de esos niños de los que nos pidió que nos ocupáramos están siendo un verdadero grano en el culo. Tienen a todo Vale alborotado y Neo ha tenido que sacarles el culo del fuego".

Eso envió una sacudida de claridad a través de los, de otro modo, nebulosos pensamientos de Percy.

"¿Qué niños?"

Como respuesta, Roman desplazó su pergamino para mirar a través de una ventana. Dentro, Neo estaba de pie con los brazos cruzados, el ceño fruncido fijo en su sitio, mirando con odio a cuatro chicas adolescentes sentadas en un largo sofá, tres de ellas sentadas nerviosamente mientras la última se desplomaba en su silla, inconsciente.

El equipo RWBY.

Percy se puso sobrio en un instante.

"¿Qué ha pasado...?" Percy se cortó, pellizcándose la nariz. "¿Sabes qué? Olvídalo, apenas sería capaz de entenderte en este estado. ¿Están a salvo?"

El pergamino volvió a centrarse en Roman. "Sí, lo he conseguido".

"Bien. Voy para allá".

Percy cerró el pergamino, masajeándose los ojos.

Por un momento empezó a maldecirse por ser tan estúpido, distraerse aquí fuera e irse dejando a RWBY desprotegida, pero les había protegido. Neo y Roman habían salido adelante. Algo más que eso podría haber sido demasiado duro.