Narra Ada
Correr siempre ha sido divertido para mí y muy relajante. Todos los corredores sabemos que con una buena compañía se puede cumplir la meta. Al parecer hoy no era ese día, porque mientras corro todos mis músculos están tensos y trato de no escuchar mi nombre siendo repetido una y otra vez por un problema que resolvería el noventa y nueve por ciento de mis problemas. Aumento la velocidad de mis pasos para perderme de su vista y río para mis adentros cuando en la siguiente vuelta lo pierdo.
Killian estaba calentando en la entrada de los Lark cuando salí luego de haber hecho mi rutina de calentamiento en la planta baja de la mansión. Supongo que Nolan no le contó que hay un pequeño gimnasio y le agradezco mentalmente que no le haya dicho, sino hubiera tenido que soportarlo mientras calentaba también.
En ese momento quise volver adentro y en vez de correr seguir calentando por más tiempo, pero no le iba a dar el gusto de ver lo que me causa verlo otra vez. Así que, pasé por su lado como si él no estuviera ahí y lo ignore por completo cuando comencé a correr hacia una dirección. Lástima que no corrió hacia el otro lado y comenzó a seguirme.
Cuando siento que necesito respirar, troto y me detengo en unos cuantos pasos más. Exhalo e inhalo unas cuantas veces hasta poder regular la respiración.
—¡Ada!—escucho que dice a mis espaldas y me giro para encontrarme a Killian trotando en mi dirección. Ruedo los ojos y doy la vuelta para poder empezar a correr, pero su mano sostiene mi antebrazo y me detiene—Espera, por favor. Detente.
—¿Qué quieres, Killian?—pregunto deshaciéndome de su agarre.
Sus ojos grises me miran con confusión y sacudo la cabeza para apartar cualquier idea loca que se cruce en mi mente.
—Quiero hablar, Ada—responde.
—Mmm, bien. No me necesitas para hablar o dialogar, ¿sabes? Apuesto que cualquier chica estaría dispuesta a hablar contigo. Si me permites, tengo otras cosas más importantes que hacer y hablar contigo no es una de ellas.
—¿Puedes dejar de ser tan ruda conmigo?—sisea —Estoy tratando de arreglar nuestra situación pero tú no me permites estar cerca de ti.
Lo miro sin saber qué hacer, si ignorarlo o gritarle por ser tan idiota. Porque si alguien es el padre de las idioteces e idiotas es Killian. Para su mala suerte y de quienes nos rodea, elijo la segunda opción.
—¡Porque no te quiero cerca de mí!—grito y por su reacción puedo notar que no se esperaba mis palabras.—Puedo sobrellevar que estés aquí, pero no esperes que te quiera a mi lado.
Y aunque no quisiera hacerlo, mi mente comienza a maquinar y recuerdo todas las veces que hacíamos nuestras rutinas juntos.
—Sé que no me quieres aquí, pero por favor, permíteme hablar contigo— se acerca a mí y retrocedo. —Ada, quiero arreglar todo el daño que causamos. No hay nadie en estos momentos que conozcamos, podemos hablar con seguridad.
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ÁMAME POR UNA ÚLTIMA VEZ © (Pausada)
RomansaAda llegó a Boston como estudiante de intercambio para encontrar la felicidad y escapar de su vida tormentosa. Ella espera no volver a ser como lo era en Londres y olvidar todas las personas que la dañaron. En las vacaciones navideñas, Ada tendrá q...