Capitulo 3

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Capitulo 3

El Mercenario


Un nuevo amanecer ocurre, el sol comienza a emerger del horizonte de las tierras del reino perteneciente a Neoxa; las tierras fértiles y enormes bosques arropan el pequeño pueblo ubicado al oeste del reino que, a pesar de que la temperatura no suele fluctuar mucho a lo largo del año, generalmente el frio es predominante en esa zona por ser más cercana a uno de los ríos de mayor caudal.

Una figura emerge dentre las colinas; cubriendo su rostro con una capucha oscura mientras camina, su cabello oscuro emerge dentre la misma capa mientras su espada corta en su espalda se encuentra pegada entre su espalda y mochila donde guarda sus más preciadas cosas. Su armadura de cuero que no parece proteger nada, pero es lo suficientemente ligera para facilitar su movilidad y cubrirse del frio de la zona cuando es de noche, aunque sacrificando la protección de la misma, en su cinturón porta lo que parece ser una daga para asestar ataques más rápidos, pero a corta distancia.


Los pobladores ancianos que se levantan temprano para recoger sus sembradíos y alimentar al ganado lo miran pasar sin intentar hacer contacto visual con él, aunque este no pueda verlos con su capucha tapando gran parte de su vista; los mismos hombres saben perfectamente quien es y a donde se dirige, no es más que un simple mercenario como los que abundan en Neoxa, capturando objetivos ya sea vivos o muertos para alimentarse de los Divits que ofrezcan por ellos, la moneda utilizada en el reino y posiblemente en todo el continente de Irinia.


Dentro de una posada que también sirve como bar para los borrachos, un pobre hombre perteneciente a los Quran es puesto de cabeza contra una de las mesas por dos sujetos; la clase de gente a la que pertenece la víctima es reconocida por ser muy parecidos a los Humanos, pero con la diferencia de poseer exclusivamente una piel oscura y un talento nato de la gran labia como resistencia al calor, por lo que suelen ocupar el puesto de mercaderes y vendedores ambulantes. Los victimarios por otra parte son Draconianos, seres semejantes a lagartos humanoides que acostumbran a vivir también en el desierto junto a sus camaradas Grunders y se destacan por ser estrictamente carnívoros, estos ríen mientras beben.

-Solo mira a este pobre desgraciado, podríamos venderlo a nuestros mejores carniceros. - dice uno de ellos, haciendo un breve siseo con su lengua–No creo que sea buena carne para nosotros, ni un Grunder apestoso se lo comería. – dice nuevamente mientras el segundo parece hablar en su idioma natal, pero parece entender a su hermano.

Ambos lagartos lo levantan y amenazan al pobre con una navaja para cortar un pedazo de su carne y probar la calidad de la misma, pero en ese instante las puertas de la posada se abren, con aquel mercenario entrando al sitio atrayendo todas las miradas de los lugareños. Incluso uno de los draconianos derrama su vaso de aguamiel mientras que el hombre encapuchado sigue caminando hacía la barra donde lo espera el encargado de la posada.

–"Skeri ruppi, oyaza, mhy okkalod"- clama uno de los draconianos en su idioma enojado al ver su bebida derramada, mientras que su hermano solamente lo abstiene de ir hacía el mercenario.


Ellos sueltan al Quran, pero evitando a toda costa que se separe mientras caminan lentamente a la barra arrastrándolo a cuestas, interesados por el mercenario de rasgos completamente humanos, a quien el posadero recibe de grata manera, pues parece conocerlo.

- ¿Hubo éxito alguno? - le pregunta el buen hombre también humano, el mercenario saca dentre su capucha un pequeño anillo manchado de sangre color verde y haciéndolo rodar en la mesa hacía el, haciendo que el posadero ría de felicidad mientras le sirve un vaso de aguamiel y recoge el objeto.

Saga de Keneor: Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora