Capitulo 20

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Capitulo 20

Una Petición...o Una Advertencia


Ya había transcurrido el tiempo estimado desde la partida del Principe Yang y la guardia real de Neoxa para escoltar a la princesa Miah hacía Utya; se había planeado que el viaje durase desde el amanecer y considerando una posible llegada al atardecer para que los druidas descansasen en una posada dentro del reino antes mencionado para partir en la mañana y llegar a Neoxa al atardecer, siendo estos dos días de viaje aproximadamente, pero habían pasado más de tres días completos y no había rastro de ninguno de los antes mencionados, ni una noticia de su paradero o alguna clase de aviso que les indicase que el viaje tendría que durar un poco más de lo esperado.


Dentro del reino de Utya, la reina humana Kimil todavía se encontraba esperando a la princesa de Neoxa acompañada por sus fuerzas, pero la tardanza ya se estaba haciendo notar, y más que molestarse por hacerla esperar demasiado, sabía que esto no era normal, empezando a tener un mal presentimiento acerca de lo ocurrido, mandando algunos de sus grupos de reconocimiento a recorrer al menos la mitad del camino para revisar si ocurrió un percance, generalmente una escolta debería ser hecha con premeditación, pero en esta ocasión algo extraño pasaba por su mente gracias a ese retraso de la princesa de Neoxa.


Mientras que, en el reino de Neoxa, el Rey Argus se encontraba sumamente nervioso por el aún no arribo de su hijo adoptivo, recordando acerca de las palabras de su esposa y reina Aurora; era claro que el viaje era demasiado riesgoso, por lo que al no llegar en tiempo estimado habían empezado a temer lo peor.


Lo peor estaba por llegar, pues no era solamente el hecho de que la propia princesa, el príncipe y la guardia no haya llegado aún, el pueblo del reino no estaba consciente de la situación, pues el traslado de Miah se había puesto bajo absoluto silencio, pero las voces corren rápido cuando la Guardia Real eran los únicos que sabían de dicho viaje, por lo que ellos eran los primeros en notar cuando las cosas no estuvieron bien, y tarde o temprano avisarían a sus familiares y estos a los demás pobladores y ya no habría secreto que guardar, era cuestión de tiempo.

En los pasillos del castillo de Neoxa, el Rey Argus y la Reina Aurora caminan sumamente desconcertados y nerviosos, escuchando el sonido de las puertas abriéndose y el Comandante Cullen llegando apresuradamente, quien apenas había regresado de una misión sin saber lo que estaba ocurriendo, solo veía el desconcierto entre sus compañeros, su rostro solamente denota demasiada duda.


A pesar de todo, no había visto a su joven pupilo Yang, que siempre era de los primeros en recibirlo cuando este volvía de una misión sin él.

–Vine aquí lo antes posible, su majestad, dígame que se le ofrece. – dice el Druida comandante poniéndose de rodillas, a lo que el rey sumamente agitado lo manda a ponerse de pie, pues no es tiempo de adulaciones sin sentido y le responde

–La situación se nos ha salido completamente de control, comandante. Hace tres días mandé al Principe Yang y una docena de guardias a escoltar a la princesa al reino de Utya, era un viaje de dos días máximo y todavía no han regresado, y nos han comunicado lo peor. No han sido vistos en Utya, la reina Kimil me lo confirmó en una carta apenas esta misma mañana, han mandado un grupo de reconocimiento para asegurar la zona que estaba marcada en el mapa. –

-¡Te dije que era muy peligroso Argus, y no me hiciste caso!- recrimina la reina, pero su esposo la calma -¡No podemos llegar a estos límites en estos momentos, quizá solo se desviaron.!-

Saga de Keneor: Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora