capítulo diecisiete (final)

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desperté en el auto de taehyun, todo mojado, siendo cubierto por nada más que una chaqueta de yeonjun, quien iba conduciendo con una expresión molesta en su rostro.

me dijeron que estuve inconsciente por media hora y que pensaron que estaba muerto (ojalá hubiera sido así). que el tipo había sido llevado por la policía, pero no quisieron decirme a dónde había ido a parar el niño y yo tampoco quise insistir de más.

— ¿estás bien? — recuerdo que fue lo primero que me preguntó el rubio cuando me metieron en el auto.

— ¿me veo... bien? — en ese momento apenas podía respirar, había tragado mucha agua y, sin embargo, mi garganta se sentía seca.

— te ves bien... al menos para mí.

me llevaron al hospital, en donde (a pesar de haber caído por un acantilado) salí ileso más allá de un esguince menor, y después me dejaron en mi casa. yo no iba a hacer nada malo, no tenía fuerzas ni para caminar e ir con muletas era una mierda.

volver a mi departamento se sentía raro. era una sensación que no me gustaba, como si hubiera terminado algo que creía duraría para siempre... era la misma sensación que tuve cuando me enteré que beomgyu había muerto.

en mi puerta, había una bolsa con mis zapatos y la carta que dejé en casa del padre de beomgyu y supuse que había sido enviada por la mujer que vivía allá también. me sorprendió que ella estuviera con choi seonghan a pesar de que fuera una persona horrible. me preguntaba cómo había conseguido mi dirección, pero sólo lo pase por alto y me metí al departamento.

tan solo... antes vivir solo en este lugar tan pequeño no era nada especial, no me hacía sentir nada en especial, pero ahora era... no lo sé. no me gustaba estar solo.

dejé las muletas al lado de la puerta y me dejé caer en el sillón, suspirando con cansancio después de haber tenido que subir las escaleras. cuando me fui dejé mi ropa secándose fuera y no la guardé, supongo que no era importante en ese momento, aunque tampoco lo era ahora, en realidad.

mis ojos se fueron a posar en la mesa al lado del mueble, había un vaso de agua vieja y un marco boca abajo. lo puse en pie. era una foto nuestra, yeonjun, taehyun, beomgyu y yo. era tan vieja, de cuando estábamos comenzando secundaria y teníamos alrededor de doce años. cuando todos éramos felices... hace tanto, tanto tiempo.

suspiré y encendí un cigarrillo, era horrible, de los más baratos que conseguí. no me gustaba su aroma porque me recordaba a él, pero no le presté atención y sólo me enfoqué en revisar el correo, mi mochila, las cosas que había llevado y traído y que, por todo el movimiento, no tuve tiempo de revisar.

apenas levanté unos papeles cuando un sobre cayó al piso, a mis pies. no sabía qué era hasta que vi desde donde estaba la dedicación por fuera. era su letra, bonita, pequeña y delicada al igual que él. la levanté y dejé todo lo demás a un lado.

el papel se sentía débil entre mis dedos, como si fuera a romperse... como se sentían sus manos cuando las tomaba con las mías. supuse que estaría así por el tiempo que llevaba guardado, me preguntaba hace cuánto beomgyu habría escrito esta carta para mí, aunque en realidad yo no quería saberlo.

comencé a temblar, mi corazón corría dentro de mi pecho y mis ojos se inundaron en lágrimas. mientras leía, no podía evitar pensar en la última vez que lo vi. la última vez que me sonrió, con los ojos cansados y su brazo enyesado, la última vez que almorzamos y nos emborrachamos juntos. esa noche él besó mi frente y me dijo que me amaba, y yo le dije que lo amaba también. sabía que no se refería a eso, pero yo sí y creo que quizás lo habría olvidado... o eso pensaba.

mientras leía la carta y sentía que iba a desmayarme de tanto llorar, recé con todas mis fuerzas para devolver el tiempo y poder haberle dicho a choi beomgyu cuán enamorado estaba de él.

para mi mejor amigo y primer amor, choi soobin.

𝗹𝗮𝘀𝘁 𝘄𝗶𝗹𝗹. soogyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora