capítulo dos

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me mojé la cara con el agua fría del grifo, sintiéndome despierto de golpe. tomé una gran bocanada de aire y me sequé con el suéter que antes tenía, no sé dónde cayó cuando lo tiré, pero eso era lo de menos.

tomé mi cartera y abandoné la casa. si tenía suerte aún podía recordar exactamente la dirección de la casa del padre de beomgyu y, si mi suerte persistía, él continuaría viviendo ahí.

tuve que tomar dos autobuses pero al fin llegué, a casi mediodía, sintiendo como mi estómago gruñía de hambre. había olvidado por completo desayunar por la prisa de llegar aquí.

"residencia choi" la placa era la misma y el número permanecía igual, se veía demasiado vieja y gastada pero eso probablemente era por el pasar de los años.

toqué un par de veces el timbre, demostrando mi desespero. y no pasaron un par de minutos hasta que una señora me abrió temerosa la puerta.

— ¿sí? ¿qué necesitas? — apreté los labios, no tenía idea de quién podría ser esta mujer. nunca la había visto antes.

— quería saber si estaba el señor seonghan. — ella me miró por un momento de pies a cabeza, y la desconfianza en sus ojos me hizo sentir nervioso. si no me dejaba pasar, tendría que recurrir a entrar por la fuerza.

— sí, él está... ¿lo conoces? — tragué seco. las manos me cosquilleaban; estaba tan ansioso y no tenía tiempo para contestarle preguntas estúpidas.

asentí.

— era amigo de su hijo.

— ¿tú eres choi soobin? — su pregunta directa me desconcertó; ¿cómo es que sabía mi nombre?

— sí... así es. — asintió con lentitud.

— ya veo... entonces pasa. adelante. — me sentí aliviado cuando terminó de abrir la puerta, haciéndose a un lado y dejándome entrar. yo hice una pequeña reverencia mientras caminaba.

dentro de la casa todo se veía diferente a cómo lo recordaba; se veía mucho más limpio y organizado. probablemente el padre de beomgyu se haya casado, porque ese hombre no tendría jamás el dinero para pagar por una mucama, pero me sorprendía que alguien pudiera sentir amor por ese ser tan despreciable.

— ¿quién eres tú? — volteé de golpe cuando su voz hablándome con fuerza me asustó. a pesar de todo, él no parecía haber cambiado mucho y verlo después de tanto tiempo me provocaba asco.

— era amigo de beomgyu. — fue todo lo que le dije, mi vista desviándose inmediatamente a donde las cenizas estaban; en una estantería donde se encontraba una caja pequeña y una foto de él. patético.

— esto... es para ti. por favor, puedes tomar asiento. — acepté la taza de té junto al sobre cerrado que ella me dio, sin mirarlo demasiado, e hice lo que me dijo, sentándome en un cojín frente al padre de beomgyu... a un lado de su foto.

— vine por sus cenizas. — él inmediatamente se mofó.

— ¿qué dices? ni siquiera te recuerdo, ¿cómo podría darle las cenizas de mi hijo a un completo desconocido? — que me señalara descaradamente con un dedo me hervía la sangre. — no te las daré.

no dije nada. apreté la taza de té humeante entre mis manos, sintiendo cómo me quemaba y mis ojos se desviaron hasta un cuchillo que reposaba en una mesa a un lado de él. podría irme incluso sin ropa, pero no dejaría las cenizas.

todo pasó en un segundo. demasiado rápido, ni siquiera sé a dónde fue a parar la taza cuando la tiré. lo empujé con fuerza, tomé el cuchillo y luego abracé la caja de las cenizas con un brazo. me caí de culo cuando me alejé un poco de él, mi respiración agitada por el movimiento repentino.

» ¡¿qué crees que estás...?!

— ¡no se acerquen! — me arrastré un poco más hacía atrás con mis pies, haciendo todo lo posible para no soltar el agarre de la caja ni del cuchillo aunque mis manos estaban temblando.

difícilmente, me puse en pie. y, sin dejar de apuntarlos con el cuchillo, salí de la casa. bajé las escaleras lo más rápido que pude, resbalándome a la mitad y rodando hasta el final. abandoné el lugar con la caja abrazada a mi pecho y cojeando por la caída.

el sobre que la mujer me dio se me cayó, lo había dejado y también se me habían salido los zapatos en la casa y la dureza del suelo me lastimaba los pies, pero eso era lo que menos me importaba.

𝗹𝗮𝘀𝘁 𝘄𝗶𝗹𝗹. soogyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora