Capítulo 13

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¿Describir mi situación actual? No estoy seguro de que sorprendido sea el término correcto, conmocionado tal vez, un tanto herido puede ser, pero ¿sorprendido? Creo que molesto sería más adecuado. Molesto con Liam por haberme dejado, molesto conmigo mismo por no haberme dado cuenta de que los sentimientos siempre fueron unilaterales, molesto con lo injusto que es el mundo y con el maldito drogadicto que lo inició todo.

¿Pero saben algo? Al final no tiene sentido, no hay un punto en nada de eso, porque todo lo que pasa son simples problemas de confianza. Creí que yo los tenía, pero realmente no son nada comparados con eso y es un poco triste, de verdad. Creer que las cosas mejorarían solo porque alguien me me prestó un poco de atención.

Supongo que solo es como es. La mierda pasa todo el tiempo, ¿no? Se supera.

–Tal vez estén en el baño.– Harry dice adormilado, frotándose los ojos.

–No están en el maldito baño, Harry.– Zayn grita, haciendo que este retroceda hasta chocar contra el pecho de Louis.

–Oye, cálmate, hombre.– Le grita Louis de regreso, frotando los brazos de Harry para consolarlo. –Acaba de despertar, no es su culpa.

–Como sea.– Murmura con desdén antes de entrar de nuevo a la casa, choca su hombro contra el suyo a propósito al pasar a su lado. Louis rueda los ojos y lo sigue, tirando de la muñeca de Harry consigo.

. . .

–Liam, está bien.– Niall le asegura por tercera vez. Manos sobre el volante, dando vistazos hacia Liam de vez en cuando.

–No, no lo está.– Niega, tirando ansiosamente las mangas de su suéter. –¿Qué es lo que me dices todo el tiempo? No confiar en nadie, solo en nosotros y estaba a punto de-

–Creo saber que.– Interviene rápidamente y sacude la cabeza para alejar los recuerdos de la noche anterior. Niall había acompañado a Harry a buscar a su hermano, pero huyó de inmediato al escuchar los sonidos que estaban haciendo dentro de esa habitación.

–No importa, no pasó nada.– Hay una pequeña pausa. –Pero pudo.– Dice lentamente antes de quejarse ruidosamente y cubrir su cara con sus manos. –Mierda, ¿en qué estaba pensando?

–Creo que estás exagerando.– Admite Niall.

–¿Lo estoy?

–Solo piénsalo, tomamos su auto y los dejamos, ellos pudieron haber hecho lo mismo, pero somos nosotros los que están en un auto robado de nuevo.– Liam no descubre su cara, pero deja salir un sonido ahogado mientras se hunde más en su asiento.

Niall suspira y suaviza su tono. –Mira, no estoy diciendo que estés equivocado al no confiar en él. Solo creo que no te haría daño dejar que alguien más cuide de ti aunque sea una vez.

–Sabes que no puedo tener sexo de una sola noche.– Bufa Liam. Niall arruga la nariz.

–No estaba hablando sobre eso.– Cielos, de solo pensar que alguien pueda tocar a su hermanito, le dan náuseas. Liam finalmente baja a sus manos con una risa.

–Lo sé.– Dice con una pequeña sonrisa.

Porque él también cree que Zayn no hubiese querido hacerle daño, sin embargo, lo haría de cualquier modo. No puede permitirse dejar entrar a alguien para perderlo después y no le hará eso a alguien más tampoco. No tiene opción con Niall, pero mantenerse vivos entre ellos es lo único que han hecho toda su vida y aún así, su propio miedo se refleja en los ojos azules de su hermano cada día.

–Cómo sea, eso ya se acabó.– Dice Niall, palmeando su rodilla. –¿Sabes qué es lo que sigue ahora?– Pregunta, alzando las cejas. Liam sonrie un poco y Niall pellizca juguetonamente su costado, haciendo que Liam se retuerza en su asiento y aparte su mano entre risas. –Lo sabes, ¿no es cierto?

Liam murmura algo indescifrable. Niall frunce el ceño y pone una mano detrás de su oreja.

–Disculpa, ¿qué fue eso?

–Eres un idiota.– Liam dice con una risa. Niall sonrie satisfecho.

–Sip, sí lo soy.

Fue un largo viaje, pudo haber sido rápido, pero tuvieron que detenerse varias veces a despejar el camino de cadáveres y refacciones pérdidas. Llegaron de cualquier forma, sin rasguños y con las extremidades completas. Y estaba justo en frente de ellos.

Advenrure Island.

Lucía ligeramente diferente a como recordaban. Claro que tenía mucho que ver con la falta de luces cegadoras y gritos ensordecedores, también con el hecho de que sólo habían visto reportajes del lugar y relatos emocionantes de otros niños de las varias casas en las que había estado.

A veces se preguntaban cómo habrían resultado sus vidas de haberse quedado en alguna de ellas. Tal vez habrían tenido la oportunidad de tener una vida, nunca habrían pasado hambre o dormido en callejones helados. No habría importado aún así, no hubieran cambiado nada si eso significaba estar separados.

La cosa con los hermanos en su situación es que nadie tiene el corazón para separarlos, pero nadie tampoco está dispuesto a acogerlos a ambos. Eso apesta.

Lo que más apesta es que nunca tuvieron un lugar que fuera su hogar y cuando se dieron cuenta de que jamás lo tendrían dejaron de buscar. Decidieron que tenerse entre ellos era más que suficiente, pero en el fondo sabía que algo siempre les haría falta.

Es por eso que están ahí. La esperanza no se fue del todo en Niall, quien siempre escuchaba atento a los interminables balbuceos de su pequeño Liam sobre el asombroso lugar que había visto en la tele. Era como una pequeña que añoraba vivir en un castillo de princesas y ser rescatada por un príncipe hasta que crecía y se daba cuenta de que ella no necesitaba a un hombre que la hiciera sentir hermosa y segura.

Liam no quería ser salvado, pero sí quería tocar la cima del mundo. Niall haría todo por cumplir eso.

Corrieron emocionados por el lugar hasta que encontraron el cuarto de energía. Subieron todos los interruptores, provocando que todo el parque cobrará vida. Las luces en el atardecer se veían increíbles y la música clásica de un circo se escuchaba por todo el lugar.

Los chicos apenas y podían contener la felicidad que sentían al poder estar de pie justo frente a la montaña rusa. Quizás eso fue lo que les hizo olvidarse de una de las reglas más importantes: nunca atraigas la atención o te convertirás en un blanco fácil.

–¿Estás listo?– Pregunta Niall con una sonrisa.

Liam no responde con palabras, pero con una sonrisa enorme tira de la palanca que activa el juego, dándoles escasos segundos para tomar sus lugares. La adrenalina corría por sus cuerpo y se asentaba en sus estómagos en cada caída libre.

Niall se da cuenta primero. Las diminutas, pero excesivas manchas a la distancia que rodeaban todo el parque.

Al llegar al punto más alto la realidad los golpeó antes de que pudieran tocar el cielo.

Doble TapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora