🍁🍂Capítulo 4🍂🍁

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[~Fredbear's family diner~]

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¡Oh, Fue fácil!. Te prometo que cuando bajes a recibirme te lo contaré con mucho gusto. — su entusiasmo era incomparable con cualquier otra cosa. Hasta cierto punto admiraba eso.

hmm... De acuerdo.

Supongo que no me quedaba de otra, ¿Debería acompañarle? ¡Nah! No tengo nada que hacer ni nada que perder. Quizá debería salir a distraerme un poco y gozar del hecho de que por fin alguien me haya invitado a platicar y deleitar de algún platillo.

Suspiré, poco después cerré delicadamente mi ventana y me alisté para ir con aquella jovencita; llevé un poco de dinero por si acaso... Ya que no me gustaría que ella sola pague todo lo que voy a consumir. Volteé a ver por unos insignificantes segundos el lugar de descanso de mi guitarra... ¿La podré recuperar? La extraño.

Me llené del valor suficiente... Y logré atravesar aquella puerta que era mi impedimento para salir... Todavía dudaba mucho de mis acciones, ¡Malditas inseguridades!

¡Wow!, ¿Vas a salir así? — preguntó curiosamente, observándome de pies a cabeza.

¿"Así" cómo?

Tus ojos están muy rojos.argumentó, elevó su mano para señalarlos.

Sí, lo sé. Son color rubí; a mí me gusta mucho como se me ven.

— No, no. A lo que me refiero es que... ¡Pff! Olvídalo. Pero sin ofender eres un desastre: tu cabello, ropa y esos...

¿Vas a pasarte todo el camino criticando o...? — con un pequeño gruñido me crucé de brazos.

Lo siento, no era mi intención. — avergonzada, miró el suelo.

Hmm... ¿Por qué soy así? A veces soy muy intolerante ante críticas o bromas de mal gusto. Creo que es la pubertad.

En cuestión de segundos cambié mi semblante por un gesto más alegre.

— Pero bueno... Al parecer no me arreglé bien, jeje.~ — me reí con el motivo de brindarle confianza a esa muchacha, no quiero verme cómo un amargado sin sentimientos.

— ¡Ja!, Creo que me acostumbraré a tus cambios tan repentinos de humor. — soltó una risita nerviosa, creo que desde ahora cuidará sus palabras antes de hablarme jaja...

— Lo mismo te digo yo a ti. — sonreí.

— ¡Jaja!, Oh... Por cierto — con gentileza, se desenredó la bufanda que abrazaba su cuello y la colocó en el mío. — , si no quieres ser la envidia de una tarde erótica... Deberías cubrirlo.

— Se me había olvidado... — añadí, acariciando suave los tejidos de dicho accesorio; un ligero sonrojo brotó de mis mejillas. — Gracias.

— No hay de qué. — me dedico una cálida sonrisa, me tomó del brazo y comenzamos a caminar lentamente.

— ¿Y bien?, ¿Me dirás quién te dijo la dirección de mi casa?

『Aʅ αƚαɾԃҽƈҽɾ』┊ 𝑭𝒓𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora