"Quizá solo había estado a la hora y en el lugar menos indicado. Quizá era solo mala suerte. Pero ahora, gracias a ello, su vida corría peligro. Peligro de verdad
Jamás imaginó estar en una situación similar.
Porque solo los muertos callan para sie...
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Viajó al siguiente día rumbo a París, Francia con un poco decepción. La cena con Jung HoSeok no había resultado en nada especial. Como todas, y es que no entendía, su jefe y posible alfa mostraba aparente interés en él, pero nada resultaba más allá de las citas. Vaya, ni siquiera una plática amena. ¿De verdad le gustaba HoSeok o solo estaba deslumbrado por él?
No, sí le gustaba. Le gustaba y mucho. Quizá por eso estaba decepcionado. Esperaba más de él.
No sabía a qué echarle la culpa. El magnate no era casado ni tenía novia. Era un hombre ocupado y más allá de las cámaras, reservado. No sabía de su vida amorosa a ciencia cierta, ¿Y si solo quería abrirle las piernas? ¿Y si eso era lo único que le interesaba de él?
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TaeHyung era un omega virgen y eso para nadie pasaba desapercibido, su aroma todavía dulzón aún no adquiría ese picor característico de alguien experimentado. Era bello, angelical, tenía un bonito físico y un encanto natural nato; no podía pasar desapercibido para ningún alfa de ninguna manera. Un bocadillo suculento con ese cabello castaño natural, esos bellísimos ojos grises y piel ligeramente tocada por el sol. Labios carnosos y rosas, esponjitas deliciosas y apetecibles. Pómulos altos y divinos. Mandíbula afilada, cejas prominentes, pestañas larguísimas. Tan bello que parecía irreal.
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¿Quien ignoraría tan olímpicamente esa fragancia a frutos rojos, chocolate y lluvia de sol? Nadie.
