Tormenta.

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Hermione...

Lo empuje hacia atrás mientras le apuntaba con mi varita, estaba agotada, mi cuerpo pedía rendirse pero mi mente me daba la suficiente energía para poder salir corriendo de ahí.

- Baja eso y no le haré daño a nadie - ordenó, sin embargo, su voz reflejaba nerviosismo.

- No, no lo harás, de eso yo me aseguraré - apunte con mi varita. - ¡Desmaius!- una chispa salió de la punta de mi varita y choco en su pecho.

Aproveche esos minutos para tomar las llaves que habían caído al suelo, abrí la reja de la celda, la cerré y salí corriendo, en mi mente pasaron muchas cosas, situaciones en las que pensaba en Draco y Edmund, ambos me importaban y quería verlos bien, quería que ellos estuvieran a salvó.

Salí con sigilo, esperaba encontrar a más gente cuidando la puerta, pero no había nadie, lo que me daba la razón que ese par de psicópatas eran los únicos involucrados en ello, pero obviamente mi escapada no podía salir del todo bien, pues al querer girar a la izquierda del pasillo choque con alguien, era ese chico, el chico rubio de ojos verde azulados, me miró con algo de desconcierto, pero yo realmente estaba tan asustada que le apunte con mi varita, pensaba el estaba confabulando con la mujer y su padre, pues el tampoco me queria cerca de Edmund.

- Déjame salir de aquí y te juro que no me acercaré a Edmund, y cuídate de tus hermanas - Susurré, mis manos temblaban.

- ¿De que hablas?, ¿Que haces aquí? - intentaba acercarse a mi con tranquilidad.

- Por favor, no me hagas reír, se muy bien que tú eres uno de los que ideo todo este problema - respiré profundo.

- ¿Cuál problema?, Por favor baja eso y entremos a hablar - alzó sus manos enseñando que no tenía nada, abrió un puerta

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- ¿Cuál problema?, Por favor baja eso y entremos a hablar - alzó sus manos enseñando que no tenía nada, abrió un puerta.

Con desconfianza entre, sostenía mi varita con fuerza; entramos en una habitación lo que parecía ser un pequeño estudio, cerro con seguro la puerta y me observaba con algo de desconcierto y preocupación.

- Me podrías explicar que es lo que está sucediendo - se sentó en el piso frente a mi.

Tome un suspiro y contesté - Llevo aquí lo que parecen ser casi una semana, en su maldita celda, no he comido, estoy sucia y deshidratada -.

- No se que es lo que quieren de mi, ya les dije que no me acercaré jamás a Edmund, pero... - recapitule en mi mente lo que me había dicho aquel loco. - ¿Poner como condición el traer a tus hermanas para poder salir de ahí? - le arroje un libro que estaba a lado de mi.

- Yo jamás haría eso, claro que no estoy muy de acuerdo en que... Tu... Y Ed, quieran estar juntos, pero... No haría eso y mucho menos que traigas a mis hermanas cuando les pedimos las resguardarán - Salto a un lado para esquivar el libro.

 No haría eso y mucho menos que traigas a mis hermanas cuando les pedimos las resguardarán - Salto a un lado para esquivar el libro

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- Entonces... - suspiré y guarde la varita.

- Esto lo tiene que saber Ed... - paseaba en la sala de un lado a otro, analizando la situación. - exactamente,  ¿qué fue lo que te dijo el rey Carlos? - me tomo de las manos.

Le expliqué todo lo que había pasado, el cómo había llegado hasta ahí, y lo que tuve que hacer para salir, mencioné que quería que trajera a sus hermanas de vuelta, sin antes olvidar, que había dejado encerrado al Rey Carlos en la celda.

- Quédate aquí, quiero que te encierres bien y no le abras a nadie que no sea yo, tócate tres veces - me dió la llave y acaricio mi mejilla.

Salió de la habitación e inmediatamente le puse llave, estaba asustada, tenía desconfianza en Peter no sabía que es lo que haría, si traería de vuelta al psicópata o a su hija, no me dijo que haría ni cuál era su plan, así que solo me quedé a esperar, con mi varita en mano.

Pasaron los minutos y no veía señal de Peter, lo cual me estaba angustiando, pensaba que tal vez estaría planeando como hacerme rendirme y alguna forma de tortura por mi rebeldía, cualquier cosa desalentadora pasaba por mi mente, hasta que aquello cesó, pues escuché los tres golpes a la puerta seguido de un ~he vuelto~; abrí la puerta lentamente, me pose atrás de ella mientras apuntaba con mi varita discretamente.

Paso Peter me miró mientras su rostro dibujaba una sonrisa de tranquilidad, atrás de el ví el cabello castaño de un hombre, lo cual me alertó y le arroje libros a la cabeza con un echizo, pues pretendia no acercarme a ellos, cerré la puerta de golpe y al voltear a ver estaban ellos, Edmund y Peter.

Paso Peter me miró mientras su rostro dibujaba una sonrisa de tranquilidad, atrás de el ví el cabello castaño de un hombre, lo cual me alertó y le arroje libros a la cabeza con un echizo, pues pretendia no acercarme a ellos, cerré la puerta de gol...

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Peter me miraba con mientras aguantaba la risa, Edmund, estaba tirado en el suelo, con su mano en la cabeza pues los libros le habían golpeado; miré Peter y supe que al igual que ello eso le había causado risa.

- Oh! Lo siento, es que... - me quedé mirando con preocupación a ambos.

- Lo sé, desconfías de mi, lo entiendo bien - contesto Peter mientras me dedicaba una sonrisa.

- Si... - agache la mirada.

Edmund se posó frente a mi, me tomo el rostro conad manos, analizaba cada parte de mi, mi cabello sucio y revuelto, mis moretones en el cuerpo, así como mi suciedad en la piel, me tomo con fuerza contra su cuerpo, ese abrazo reflejó la preocupación y culpa que sentía.

- Lo siento, de verdad lo siento, todo esto es mi culpa - acariciaba mi cabeza que yacía en su pecho.

Lo abrace con fuerza pues era lo único quee resultaba familiar en ese lugar, me sentía en paz y segura, cómo si pudiera con todo lo que podía llegar a pasar.

𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐟𝐮𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐭𝐮́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora