Imperio de Brasil x Gran Colombia Stuff;;

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[Por si cualquier cosa...

Esta historia no pretende reflejar la realidad actual de Colombia o algo por el estilo, solo esta ambientada en el país por razones de lógica (según yo).]

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Era un día soleado, pero el sol no te hacía sentir como si te derrites, sino con una sensación que se podría decir agradable en la piel; cada vez que volteaba veía los diferentes tonos de verde que la naturaleza le daba a ver.

Eso experimentaba el colombiano, quien no pasaba por un buen momento. Su última relación había sido desastrosa; su felicidad por comprometerse con Federico, el español que había robado ya dos años de su vida, fue totalmente destrozada al enterarse de que era un hombre casado con la madre de sus tres hijos, todos dentro del matrimonio; así que no le creyó ni un segundo cuando el hispano le dijo que estaba con ella porque se embarazó "accidentalmente". Su esposa lo había contactado en ocasiones y por más extraño que sonara, se cayeron bien; la última vez que habló con él; le dijo que ya solicitó papeles de divorcio.
No pudo evitar sonreír al menos un poco al oír eso, le daba risa imaginar la cara de Federico cuando Giada, su cónyuge de ascendencia italiana, le presentara aquella petición.

Pero su satisfacción por el buen trabajo del karma no le quitarían la tristeza que tenía; sí, el castellano se merecía eso y lo que vendría más adelante, pero le dolía; le dolía haber sido engañado, le dolía haber desperdiciado dos malditos años de su vida, de su juventud en él, le dolía haber confiado en él, le dolía ser cegado por el amor de esa manera.

Pero no fue allá para seguir lamentándose; fue para relajarse de todo ese drama y de pasó también aprovechar las pocas vacaciones que le otorgó la facultad.
Sus padres se encontraban de viaje por su aniversario y Rosa, su melliza, estaba en en ese viaje a San Andrés para el cual había ahorrado tanto junto a sus amigos más cercanos y Fabio, su novio.
Además, se aseguró de que el gas, la velita a la Virgen, las luces de la casa y todo lo demás estuviese apagado; así que no tenía nada porque preocuparse.

Lo único que lo perturbaba eran las advertencias que los locales le habían proporcionado; se trataban sobre un ser peligroso, sanguinario y maldito de la mitología guaraní; cuyo nombre es Lobizón o «Luisón» según un vecino con familiares en Paraguay. Él, Ángel, aún siendo un hombre muy interesado en mitologías, no creía en seres místicos; pero bueno, todo es posible en esta vida.

Camino por los alrededores, admirando la naturaleza y, ya pasado un tiempo, decidió sentarse; poquito a poco sus ojos se cerraban más de lo que se abrían y en menos de un dos por tres se encontraba dormido.

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El cuerpo humano de aquel manchado con la sangre de muertos caminaba con cansancio por la noche en medio de la naturaleza, completamente harto y lleno de desdén por haber regresado a ese estado; «Si esa maldita mordida* me condenó a esto; al menos que fuese permanente.». Recién era su primer día de recuperación** y ya quería volver a su forma canina; pero no, debe encontrar donde pasar poco más de 48 horas como un ser humano sin llamar mucho la atención para luego hacer lo único que al menos lo entretenía en la vida.

Tenía pensado en ir a ese pueblo cerca del cerro, había ido unas cuantas veces y era arriesgado, pero no le importaba mucho.

Aún pensando en donde quedarse notó algo que no era de esa naturaleza y volteó su cabeza para luego ver la anatomía de un ser de la especie de la cual había perdido casi todo aspecto.