Día 27: "jamás he hablado de esto"

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Capítulo 17
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Entran a casa casi a las tres de la madrugada, están borrachos y cansados, aún deben ducharse y sólo de pensarlo es cansador.

—Asegúrate de cerrar la puerta —comenta Tsugeura antes de salir, escucha en coro un largo “gracias” de la pareja, sonríe y se aleja. Ser el amigo sobrio que cuida de los borrachos tiene su encanto.

Suou asegura la puerta y va a la cocina por un vaso de agua, mientras bebe siente a Nirei pegarse a su espalda y tararear esa pegadiza canción, no ha parado de repetirla en todo el día. Deja el vaso vacío en la mesada y voltea para corresponder el abrazo. Comienzan a moverse al ritmo del tarareo, hay sincronía entre sus cuerpos a pesar de estar borrachos. Sin embargo, no son conscientes del entorno, Nirei tropieza con la pata de una silla y ambos caen en el suelo, Suou evita con éxito aplastar a su pareja, de todas formas debió golpearse la cabeza y el trasero. Debe doler pero en su estado Nirei no encuentra motivos para estar triste, risueño desata el peinado de Suou dejando caer el cabello por sus hombros.

—Amo tu cabello —confiesa Nirei sonriendo, pasa los dedos por el liso cabello sintiendo la suavidad del mismo. A pesar de decir amarlo no suele tocar el cabello de Suou y cuando lo hace es para peinarlo como si necesitara de una justificación para tocar. Nirei es tan caballeroso a veces que parecen no ser novios.

—Lo sé, por eso lo dejé crecer.

—En verdad eres el mejor. Eres hermoso, precioso, un príncipe tan guapo, eres perfecto, Hayato, me gusta todo lo que haces, ¡es que no es justo!, todo lo haces bien, cariño, te quiero muchísimo.

—Estas siendo un buen adulador, debo recompensarte —dice Suou en un tono travieso. Esta bien ser travieso, jugar un poco y luego ir a dormir. Endereza la espalda hasta sentarse, queda sobre las caderas de su pareja con las piernas a cada lado, sonríe seductor sin dejar de ver al rostro de Akihiko, suelta el primer botón de su traje tang y estira la prenda a un lado para revelar su clavícula, inclina un poco el cuerpo hacia el mismo lado dejando a sus cabellos acariciar la piel expuesta.

Ante tal movimiento súper sexy Nirei suelta un profundo jadeo y lleva ambas manos al rostro en una muestra de timidez y vergüenza.

—¡Que atrevido!

—Ya vez, puedo hacer estas cosas y más por ti —asegura Hayato, suelta otro botón de la camisa cuando lo nota: un bulto crece debajo suyo, justo en medio de dónde está sentado. Esto es nuevo. Han estado casi seis años en pareja, tuvieron mucho tiempo para explorar la intimidad, Suou creía saber todo sobre Nirei, pero no es así y lo demuestra esta rápida excitación en estado de embriaguez. Normalmente el rubio necesita recibir muchos besos y caricias amorosas para excitarse. Interesante. El descubrimiento manda una ola de calor por todo su cuerpo.

—No puede ser —chilla Nirei, siente tanta vergüenza que hasta sus orejas enrojecen.

—¿Te excitaste viendo mi clavícula?

El rubio suelta un largo gemido lastimero y mira entre sus dedos con pena al hombre que tiene encima.

—Lo siento.

—Ey, eso sí que no. No acepto disculpas. Akihiko, mi sol, estoy complacido con la respuesta de tu cuerpo —Suou baja las manos hacia la cintura de su pareja hasta meterse debajo de la camisa, tiene un sano gusto por acariciar los costados, Nirei es delgado y muy suave gracias a la crema que utiliza casi ha diario, hace un maravilloso trabajo en la piel y Suou no puede dejar de tocar.

—No es la clavícula. Nunca te hable de esto pero… en verdad me gusta tu cabello. Mucho. Lo amo, tanto así que a veces me excita —confiesa Nirei con voz temblorosa, el rostro lo tiene de un furioso rojo—. Sé que es raro y me molesta ser así por eso jamás te lo dije, no te preocupes son sólo pensamientos que no saldrán de mi mente, te lo juro.

El silencio sería protagonista de este momento si no fuera por las fuertes palpitaciones del corazón.

Un minuto pasa, Suou está de pie ahora y ayuda a su pareja a levantarse, luego acurruca las mejillas sonrojadas con las manos y acepta ser hechizado por los avergonzados ojos marrones.

—Gracias por contarme, ahora entiendo porque estabas nervioso cuando te pedía peinarme. Pero no está bien…

Esas últimas palabras más el ceño fruncido de Hayato manda una fuerte sensación de caída al pecho de Akihiko.

—¡Lo sé, perdóname!, nunca haré nada para hacerte sentir incómodo.

—No me haces sentir incómodo, estoy feliz de que compartas estas cosas conmigo. Pero no es bueno que lo manejes de esta forma, no puedes ignorar el sentimiento y reprimirlo, sólo te haces daño a ti mismo y no me gusta. Quiero que te sientas cómodo y aceptado cuando estás conmigo. Ahora lo sé y podemos trabajar en ello, te ayudaré —dice en un tono suave y cariñoso al igual que su mirada.

El amor de Hayato llega a Akihiko en la forma correcta. Un cálido alivio inmunda todo su ser, llora y llora mientras abraza a su pareja.

—Gracias, gracias… gracias.

Suave amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora