Diego creyó que ignorarlo sería sencillo, y lo fue hasta cierto punto, al inicio.
Pero ahora, ocho días después de la última vez que incluso se miraron a los ojos, le dolía.
Se sentía mal, incorrecto, como si fuera un castigo impuesto por él mismo.Podía ser la culpa, podía ser debido a la última conversación que tuvieron. No lo sabía con exactitud, solo sabía que se le apretaba el pecho cuando lo observaba de reojo. Sus ojos candados, apagados, su expresión triste, sus ojeras cada vez más oscuras, su rostro cada vez más delgado ¿acaso no estaría comiendo bien?
Se veía tan casado y triste...
Diego no podía recordar la última vez en la que vio sonreír brillantemente a Jorge, y pensar en eso y en que él había sido el causante principal de la desaparición de esa sonrisa tan preciosa, lo hacía sentir mal como la mierda.
Shantal había estado presionándolo mucho últimamente. Era linda, sí, llegó a ser su amiga, también, y le había agarrado cariño, eso era innegable.
Pero ¿una relación? Él no quería eso, él no había ido a sus brazos precisamente por eso.
Tal vez al inicio de todo, le pasó la idea por la cabeza, que podría ser feliz junto a Shantal y que Jorge no necesitaba pintar más en su vida, que sería uno más de los que van y vienen, de esas personitas que alguna vez quisimos mucho, pero por situaciones del destino, solo ya no pintan más en nuestros lienzos.El problema: él sabía que eso era imposible. Jorge era diferente.
Y con cada día que pasaba se convencía más de ello, se arrepentía de sus acciones, de su actuar estando tan enojado y sintiéndose vengativo.
No era correcto, nunca lo fue.
Pero era demasiado tarde arrepentirse.
Su burbuja ya estaba rota, la casita de cartas se había derrumbado. Ahora tenía a un pelirrojo ilusionado, esperanzado por una oportunidad y a un castaño que parecía indiferente.
Parecía.
Parecía que no le importaba en lo absoluto.
Lo pareció hasta esa noche.
Fuera culpa de su ansiedad reciente o de sus pensamientos culposos, Diego tuvo un sueño terrible; despertándose cada 2 horas con arritmias, manos sudorosas y un nudo en la garganta.
¿Desde cuando era así?
Fue a eso de las 4:00 am que se despertó por la misma razón, que se dio cuenta de que Jorge no estaba durmiendo a su costado, su lugar vacío, dejándolo con un sabor amargo en la boca. ¿De verdad sería así cada vez que se despertara desde ahora? ¿O habría alguien más ocupando su lugar?
Ni siquiera podía pensarlo sin sentir disensión.
Entonces lo oyó.
Jorge estaba en el baño, la luz apagada, pero el leve ruido delatándolo. Diego, curioso, se levantó en silencio y caminó descalzo hasta la puerta.
Tenía miedo. ¿Que escucharía? ¿Oiría conversaciones parecidas a las que él tenía con Shantal? ¿O serían las porquerías que solía hablar con Daniel?
No quería escuchar ninguna de las dos, aun así, indispuesto a ser un ignorante, apegó cuidadosamente su oreja a la puerta cerrada.
Y se quebró algo en su interior al hacerlo.
Sollozos.
Claros sollozos siendo forzosamente retenidos, en un intento de apaciguarlos.
Como cuando quieres llorar con todas tus fuerzas, pero te cubres la boca, cierras tu garganta y aprietas el doloroso nudo, haciendo que queme aquel fuego que no puedes dejar ir por más que quieras.
Es irónico porque quema por dentro como fuego, pero es liberado como agua una vez que sale. ¿Por eso dicen que después de llorar nos sentimos mejor? ¿Porque apagamos esas llamas?
¿Por qué somos tan contradictorios?
Nunew estaba llorando a las 4:00 de la madrugada a oscuras, en una esquina del baño, sí. Pero no solo.
-Y-ya no quiero seguir aquí - lloró-N-no no puedo seguir viviendo con él.
El silencio abrasador, le permitió a Diego escuchar la voz de quien estaba al otro lado de la línea.
-Faltan pocos días, Coky -Diego reconoció esa voz como la de Isaac - No puedes salir para que te arresten, por favor no hagas eso. No lo vale.
Otro sollozo desesperado, sonaba ahogado por tal vez su manga. Aunque en realidad se estaba mordiendo la mano para no llorar como quisiera y despertar al causante.
-E-es que ya no puedo. No lo entiendes. Yo... yo lo sigo amando. Y... Y-yo a - a él ya no le importo...
-Coky...-pronunció con pena
-Lo amo tanto que me duele, me duele mucho y n-no no puedo respirar, no puedo pensar en nada más... El ya no me ama Isaac, él ya no- ya no m- ya no me quiere.
-Amigo tranquilizate por favor, se va a despertar.
-Y yo sé q-que me equivoqué - Ni siquiera podía vocalizar bien, se estaba ahogando entre respirar y llorar- Yo la cagué primero y-y no t-tengo derecho a ponerme así, p-pero no puedo. Él ya me dejó y lo m-merezco - chilló
Isaac sentía a su corazon apretarsele; podía sentir el dolor a través de auricular.
-Fue para mejor, amigo. Lo de ustedes ya era tóxico, no era sano. Es mejor así...
-Y-ya lo sé, ya lo perdí, lo acepté. Pero me duele, n-no puedo estar ni un día más aquí sin no querer llo - llorar como un bebé. L-lo amo, lo amo tanto pero tanto que quiero morirme ahora.
Diego despegó su oreja lentamente de la fría madera, se limpió las lágrimas de los ojos con su antebrazo y se fue de nuevo a la cama, con un nudo en la garganta, y un peso extra en el pecho.
Esperaba que sus lágrimas se secaran en la mañana.
Pero por lo menos... Ya sabía que tenía que hacer.
Muchas veces no notamos que la comunicación en una relación lo puede ser todo.
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☆Only |diorge
FanfictionLa cuarentena jodió a todos. A unos los dejó sin trabajo, a otros con ansiedad por el encierro. ¿Se imaginan lo feo que debe ser quedarte encerrado con tu ex en el departamento que solían compartir con tanto amor? Si, ellos tampoco lo hacían. aclara...