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La mañana siguiente fue de todo menos positiva.

Si bien la situación ya en sí era un desastre, sus malas caras no parecían querer ayudar a que eso cambie. El disgusto estando en ambos rostros mientras tomaban desayuno en silencio, como había sido aquellos últimos días.
comía leche con cereales desinteresadamente mientras Diego observaba su celular en lo que comía una manzana. Antes solía molestarle a Jorge que Diego usará el celular en la mesa, pero con el tiempo, terminó por acostumbrarse y que le diera completamente igual.

Diego, de un momento a otro se levantó de la mesa, revolviendo sus azabaches cabellos para ver al mayor con desinterés.

-Jorge.

-¿Hmm? - Levantó la mirada hacia él con la cuchara en la boca.

-Ayer hablé con mi abogado. Creo que deberíamos ver lo de la inversión de bienes - mencionó parco.

-Hmm?

-Ya sabes, lo de la división de-

Diego dejó de hablar porque Jorge elevó una mano como pidiendo silencio, mirándolo entre sus pestañas con una expresión de incredulidad.

-¿Estás en serio diciéndome que viste a un abogado?

-Creo que es mejor hacerlo de una vez.

-Diego, solo ha pasado un maldito día.

-Solo no quiero dejarlo para último momento.
La renta del departamento y las cuotas del carro lo pagamos ambos, si espero a fin de mes, yo estaría pagando tu parte como habíamos acordado, y ya no tengo que hacer eso ahora.

-Es que es cierto, este departamento es originalmente mío y no-

-¿Ves?-interrumpió irritado - Sabría que harías esto. Quédate con el departamento, pero quiero mi dinero de vuelta.

Diego no podía hablar en serio, Jorge se puso de pie.

-¿Vas a cobrarme todo el dinero que has invertido en las cuotas de estos años?

Definitivamente Diego no podía estar hablando en serio. No iba a dejarlo en nada, ¿verdad?

No sería capaz.

-Vaya, lo explicaste mejor que yo. Es frustrante que haya invertido millones en un departamento que no voy a usar, ¿no crees?

En serio, ¿qué mierda?

-Diego.... -Con frustración, pasó la mano por la cara -Por favor, no hagas esto... Podemos verlo luego.

-Ya te dije que-

-Prometo no cobrar nada en tu nombre a fin de mes y también te prometo que llegaremos a un acuerdo justo, pero no involucres a un abogado, ¿sí?- Suavizó la mirada sabiendo que en el pasado era su punto débil. No tenían porque hacerlo más real de lo que era. Esto no era un guerra.

Diego pareció meditarlo un segundo antes de asentir.

-Está bien.

Jorge suspiró en alivio.

-Gracias.

Los dos no volvieron a hablarse hasta el día siguiente.

Jorge había estado en la habitación todo el día desde el desayuno, metido en su celular viendo vídeos y sus redes sociales, y Diego en la sala y comedor, haciendo trabajo desde casa.

Ya que este último estaba demasiado
concentrado en las cifras en su computadora, la presencia de Jorge detrás de éllo sobresaltó.

-Diego-llamó con una sonrisa tímida y ladina.

Cárdenas se quitó los audífonos y se giró en la silla para verlo.

-¿Qué pasa?

-Mmm... Necesito pedirte algo, un favor -Su silencio le permitió a Jorge seguir hablando

- Antes de que dictaran cuarentena ayer, llegaron los últimos vuelos del extranjero...

-Ya...

-Un amigo llegó y no tiene donde quedarse esta noche; solo va a quedarse una noche porque están devolviendo a la gente de vuelta a sus países y él no quiere dormir en el aeropuerto..

-¿Quieres que se quede aquí?-intuyó elevando una ceja con suspicacia.

-¿Puede? Quiero decir, ¿te molesta? Los dos vivimos aquí..

-¿Qué amigo es?-preguntó serio de inmediato

-No lo conoces.

-¿Daniel?

Jorge detuvo su respirar un momento.

¿Cómo demonios sabía quien era él?

Su expresión perdida y sorprendida le sacó una risita sarcástica a Diego.

Diego y Jorge, en el pasado, solían ser uno. Tenían el mismo círculo social, por lo que todos los amigos que Jorge tenía, Diego los conocía a la perfección y viceversa.

-¿El de las fotos? -preguntó con una chispa de gracia -¿Sabes? Cuando enviaste esa foto ese día, no solo supe que no era para mí porque la borraste. Yo no me llamo Ning Ning, ¿no es así? O por lo menos que yo sepa no me has dado un apodo similar- Una sonrisa burlona se esbozó disimuladamente.

Jorge bajó la mirada, avergonzado.

Se hizo el silencio.

-Que venga -dijo el mayor en un suspiro extrañamente animado, levantándose de la silla. Se fue a la cocina.

-¿Qué has dicho? -cuestionó ceñudo siguiéndolo con la mirada.

-Dije que venga -Sus ojos se encontraron. - Sería cruel dejar al chico en la calle, ¿no?

-¿H-Hablas en serio?

-¿Cuándo vendría?

-En... ¿Diez minutos tal vez?

Diego cambio su expresión un breve momento, pero Jorge no se dio cuenta de eso. Antes lo hubiera hecho, pero los nervios de la aparente llegada de Daniel no le permitieron aquello.

Sería una mentira que dijera que Diego no se sintió decepcionado.

De alguna forma no solo su amor se había desvanecido con el tiempo. Sino que su mejor amigo de toda la vida que antes podía leerle la mente, tan solo ya no estaba tampoco.

Sus ojos suplicaban un "no lo hagas" que pasó desapercibido por el "que venga" de sus labios. Y no era que le doliera, no, después de todo él había hecho cosas peores por pura venganza e impulso. El problema era que le resultaría jodidamente incómodo.

 ☆Only |diorgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora