☆Only |diorge

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Jorge no era alguien que tuviera el sueño pesado precisamente, por lo que nunca descansaba como bebé a pesar de que se esforzaba por caer profundamente en los brazos de Morfeo.

Esa mañana, un simple sacudón le bastó para despertar. Reacio a levantarse, puesto que aún tenía sueño, se removió soltando quejidos de niño, queriendo que lo dejaran descansar bien una vez.

-Jorge-llamó y volvió a jalar de la manga de su pijama, el mencionado solo soltó otro quejido molesto- Jorge, levántate.- Insistió impaciente, removiendo con más ímpetu, logrando despertarlo por completo esta vez.

Jorge se frotó los ojos para abrirlos cuidadosamente, estirándose un poco, listo para mandar a Diego a la mierda por interrumpir sus sueños.

Se incorporó cuidadosamente con sus cabellos castaños hechos una maraña.

-¿Qué carajos se te apetece? ¿No ves que estoy tratando de dormir?-dijo somnoliento, con voz mañanera.

Diego por alguna razón se veía más serio de lo normal.

-Levántate, tienes que ver esto.

Inmediatamente salió a la sala.

Jorge no entendía mucho, pero más valía que fuera algo importante para interrumpir su preciado sueño.

Arrastró de mala gana los pies hacia la sala, encontrándose a Diego ya sentado en el único sillón, mirando el noticiero, sus codos apoyados en sus rodillas, con una risible cara de culo.

Lo entendió recién cuando leyó lo que decía en el noticiero.

"Gobierno de México dicta cuarentena absoluta."

Espera. ¿Qué?

Tuvo que leerlo tres veces más para entender.
La señorita reportera continuó hablando.

"En muestra de los últimos análisis de la curva de infectados, el presidente ha dictaminado cuarentena absoluta sin excepción, durante un mes en todo el paí...

-Espera, pero eso quiere dec-

-Cállate y escucha- bramó Diego

"Solo podrán hacerse salidas a los supermercados más cercanos. Se les entregarán libretas de registro de víveres a un habitante por casa...

Jorge dejó de escuchar para centrarse en el hecho de que iba a estar encerrado un
maldito mes.

Y entonces, cayó en cuenta: Diego aún no se había ido.

-¡Entonces tienes que irte rápido! ¡Llévate el carro si quieres! -Diego exhaló buscando paciencia. -¿Ves a alguien en las calles? ¿No crees que ya intenté salir cuando apenas escuché esto? Las calles están infestadas de patrullas. No puedo.

Algo se contrajo dentro de él ante la posibilidad de que Diego no se fuera. Él tenía que irse, porque no había forma de que aguantara otros 30 días más a su lado.

-¡Les inventamos algo! iYo que sé, pero no puedes quedarte aquí!

A Diego le molestó que estuviera siendo echado como un perro en una situación así.

-¡Ya te dije que no se puede! iSi tanto quieres alejarte de mí, vete tú entonces! Yo no pienso pagar una multa tan alta y encima ir a prisión por dos semanas. ¡Hazlo tú!

-Mierda, es que... -Jorge se sentó con dramatismo en una de las sillas del comedor -
Son 30 malditos días -culminó sonando y viéndose frustrado.

Las emociones negativas llevaron a Diego a ponerse de pie.

-¿Acaso crees que quiero quedarme contigo?
¡No tengo opción, idiota!

-¿Y se supone que ahora te vas a quedar hasta el final? -preguntó más tranquilo, frunciendo los labios.

Diego de verdad quería irse. Ojalá hubieran terminado un día antes. Suspiró con pesadez y volvió a mirar a Jorge.

-Mira, lo mejor que podemos hacer es llevarnos lo mejor posible estos días, ¿sí?

-¿Cómo antes? -dijo sarcástico.

-Exacto. Igual que antes, si quieres me ignoras, no podría importarme menos bufó una risa agria al final.

-Que mierda de situación, en serio se quejó el menor golpeando levemente la mesa.

Diego ya se había ido de nuevo a la habitación para darse una ducha helada, para intentar calmarse un poco y aceptar el triste hecho de que tendría que convivir con su ex un maldito mes más.

Esto definitivamente frustraba a ambos, pero no había nada que hacer.

Lo peor de todo era que con el departamento, al ser tan pequeño, iban a tener que convivir sí o sí.

Esperaban no terminar matándose el uno al otro antes del tiempo asignado.

¿Contrarreloj?