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(🔞)

Amaneció extremadamente soleado.

Para mala suerte de ambos, ninguno pudo cerrar la cortina la noche anterior antes de
acostarse.

Jorge había tenido una mala noche por los sucesos del día anterior. La ansiedad quitándole cada pizca de sueño que venía a él.

Y como no sentirse ansioso después de todo lo que pasó, sintiendo a una espalda cálida, pero a su vez fría contra él.

Antes solía abrazarla si se sentía ansioso, antes él no hubiera tenido que fingir que estaba dormido, él no se hubiera trasnochado, o por lo menos no solo.

Recién pudo agarrar sueño a eso de las tres de la madrugada. Eso explicaba el porqué no se despertó con el aroma de tocino que Diego había freído para desayunar, tampoco con sus llamados.

Por su lado, Diego tampoco pudo dormir bien por sobre pensar las cosas, pero sí mejor que el castaño.

-¡Anzaldo, se enfrían! -vociferó impaciente por enésima vez desde la cocina- Joder, son casi las doce.

Le estaba hablando a la nada. Se levantó de la silla para ir directamente a despertarlo con sacudones.

Lo que no sabía era que Jorge ya estaba despierto. Se había despertado hace unos segundos atrás con los primeros gritos, porque como sabemos, Jorge tiene el sueño ligero.

Hubiera ido directamente a comer todo el tocino, porque siendo honestos, Jorge amaba demasiado comer, pero en esta oportunidad, el rubio solo se rehusaba a salir de la cama por una razón.

Diego entró a la habitación un poco harto, y sorprendiendo al menor, le quitó las mantas de encima.

-Ya levántate. El desayu-

Oh.

Jorge frunció los labios y bufó algo molesto por la falta de privacidad y compresión.

Su amiguito estaba muy despierto, y como no era nada pequeñito, Diego no disimuló la recaída de su mirada en ese punto.

Tragó duro y miró entre sus pestañas al rostro serio y aburrido de Jorge. Se veía abatido.

Solo era una tonta erección matutina. Todos los hombres las tienen. ¿Por qué estaba tan sorprendido y nervioso?

Tal vez porque habían pasado meses o porque era algo difícil controlar esa costumbre que ya tenían de ayudarse mutuamente cada que tenían ese problema, tal vez durante horas, y no no era un problema para ellos, claro.

No era que él lo quisiera, en serio, solo que por la costumbre sentía que algo le faltaba en la boca.

Mierda y más mierda.

-El desayuno está listo -avisó sin quitar su mirada -Ve cuando termines, lavas los platos-joder, eso no había sonado tan indiferente como quiso. Se obligó a salir rápidamente del lugar.

Bueno, habían sido días tensos.

Desde el cumpleaños de su madre sólo había sido una montaña rusa para esos dos.

Momentos tristes y melancólicos, eufóricos y belicosos, y otros jodidamente tensos como en esa mesa estaba ocurriendo.

La tensión sexual ahogándolos en la habitación mientras intentaban concentrarse en su comida.

Diego seguía desviando la mirada inconscientemente mientras el otro no miraba, lo mismo pasaba con Jorge.

¿Que clase de drama era este?

 ☆Only |diorgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora