A Mistery

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Esa mañana Iker extendió su mano deslizándola por las suaves cobijas, sus dedos se estiraron sedientos por la alba piel que usualmente descansaba de junto, pero no la encontró, levantó su cabeza cerrando el ojo que veía menos para darle potencia al otro, pero no divisaba a nadie, vio la hora en el reloj de la mesa de noche, aún no sonaba el despertador.

- ¿Summer?

Llamó emergiendo del capullo de mantas, sintió un ligero escalofrío cuando su cuerpo que estaba cálido se expuso al aire fresco, se acercó abrazándose a sí mismo a la puerta del tocador y golpeó.

- ¿Summer?

No hubo respuesta, frunció el entrecejo y no se dejó intimidar por la ansiedad que afloró en su pecho, salió de la habitación y la llamó mientras daba un breve tour por el apartamento, la mañana estaba nublada, el cielo tan gris como los ojos de Summer, enturbiaba la panorámica de su ventanal, la luz natural era bastante oscura, incluso para ser tan abierta la madrugada. Apoyó ambas manos sobre la mesa de la cocina tratando de recordar qué día era y cuál era el itinerario de Summer, sus ojos aún somnolientos buscaron en la hilera de números del calendario, aquel que correspondía al día en que estaba.

- Jueves veinticuatro... - Musitó para sus adentros, y asoció aquel número con el mes - ¡Mierda!

Corrió y tomó su teléfono, buscó a detalle entre sus contactos y marcó, pero los restaurantes Tailandeses son conocidos por ser exóticos a la hora de servir un plato, no por atender de madrugada. Desistió para intentar más tarde, y en un doloroso intento por dejar la enfermiza preocupación atrás, se dispuso a tomar una ducha e ir a la universidad, se convenció de que quería un muffin de la cafetería y pasar casual a saludar a Summer, pero en realidad sólo quería salir corriendo a buscarla en el segundo lugar que debía estar después de su casa. El agua relajó sus nervios y músculos, escurría a ratos sanadora por las rendijas de su desespero, giró la llave y se envolvió en su toalla, estaba atendiendo la humedad de su piel cuando le pareció oír un sonido.

- ¿Summer?

Llamó apareciéndose por el umbral de la puerta, pero otra vez no hubo respuesta, volvió al tocador para terminar más a prisa y salir por ella, dio el primer paso fuera del baño hacia su habitación y casi se viene a tierra al ver a Summer dormida en la cama, su corazón aterrado saltó frenético a medida que daba lentos pasos a ella, preciosa como siempre de labios damasco entre abiertos, suspirando en sueños, Iker se preguntaba en qué momento apareció ahí, pero no quiso despertarla, sin embargo, ella misma comenzó a incorporarse hasta abrir sus ojos más plateados que el acero.

- Buen día.

Le sonrió, un disparo certero al corazón de Iker, la sonrisa se dibujó en su rostro antes de que supiera que sonreía, se inclinó para besarla y darle los buenos días, una mañana en el Olimpo.

- ¡Ya me voy! - Summer tomó su bolso, su mug, su chaqueta y llevaba una tostada entre los dientes - Tengo reunión con la comisión evaluativa, ¡Deséame suerte!

- Iker le abrió la puerta del apartamento, tomó la tostada y besó sus labios enmantequillados - Éxito, no necesitas suerte - Le regresó la tostada y ella volvió a sostenerla entre sus dientes - Te amo

Summer correspondió en un lenguaje que sólo él pudo entender y salió corriendo a alcanzar el elevador que abría sus puertas en el pasillo, la vio desaparecer y él regresó para prepararse un desayuno que desprovisto de angustia, sabía mucho mejor. Antes de salir tomó unos afiches que él había impreso con mejor información de Ginger.

- Buen día - Lo saludó en el elevador un fulano que venía del piso superior

- Buen día - Respondió reticente el azabache

Immortal SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora