12.

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-Splinter despertó como era habitual, se sentía cansado, sus hijos lo había tachado de mal padre todo el mes, los termino regañando a ellos igual por pasarse de la raya con sus comentarios-



-Eso había causado un poco el desapego de las otras tortugas, quienes trataban de no mostrar nada cerca suyo, ni emocional ni físico, eso lo hacía sentirse mal, pero debía ser fuerte por su hijo-



-Vio a su mesa de noche la foto que su hijo mayor le había regalado y pocas veces mantenía fuera de un cajón, la tomo entre manos y la observó con detenimiento-



-Eran ellos de tiempo atrás, le habían celebrado un cumpleaños y su hijo había hecho un pastel, quien con ayuda de sus hermanos lo decoraron, para colocar arriba 'Te amamos papá'-



-En ese entonces Miguel Ángel ya tenía edad para cocinar y salían buenos platillos, era alto, casi le llegaba al pecho aún siendo un niño, Leonardo era quien se mantenía pegado a él muchas veces, Raphael y Donatello no solían estar tanto tiempo a su alrededor pero aún así iban con él cuando no querían estar solos, eran más pequeños que Miguel Ángel-



-Aunque podía recordar muchas travesuras de ellos así como dirijidas entre ellos, eran hermosos tiempos-



-Aunque también recordaba el infierno que hizo pasar al de bandana anaranjada por entrenarlo...pero era necesario, desde entonces intentaba darle un trato tal vez preferencial..una forma de compensar su mal trabajo como padre de pequeño-



-Recordaba la inumerables veces que se había enfurecido por ver cómo Miguel Ángel no lograba una técnica a la primera...como había aplicado los castigos-



-Lo había sacado desde muy joven de las alcantarillas al exterior, para enseñarle todo lo que sabía, aún le parece algo extraño que después de tanto tiempo su hijo siga teniendo la misma habilidad, pero no le sorprendería, el se las había ingeniado para mejorar solo antes que le pidiera ayuda, incluso de niño era igual, solo en algunas ocasiones de esas salidas le pedía ayuda-



-Recordo cuando su hijo se quedó atorado en un hueco por qué dio un salto y cayo en ese lugar, tuvo que sacarlo, lo recordaba con cariño y diversión-



-Ahora solo podía ver a sus demás hijos mirarlo con desaprobación y ligera molestia, dejo la foto y la guardo en su cajón de la mesa de noche, no siempre la dejaba en un solo lugar-



-Se levantó de la cama, la tendió y salió de su habitación dejando el altar de su esposa con una bara de incienso, se pregunto si fue lo mejor que hizo, Miguel Ángel siempre había tenido mucho respeto hacia su esposa, Tang Shen, casi como si fuera su madre, muchas veces podía verlo dejar flores, incienso u origami de algún animal, sabía que ella le habría encantado tenerlo de hijo-



-Aunque Miguel Ángel no supiera, o no fuera consiente, aveces podía sentir como la presencia cálida de su esposa se posaba cerca de Miguel Ángel y lo apaciguaba-



-El lugar se sentía frío, siempre supo que su hijo era quien daba un pedazo de su vida para calentar el hogar y mantener a todos unidos, ahora que no estaba, el frío era más fuerte de lo que recordaba-



-Se dirigio a la cocina y empezó a preparar la comida-



-No era algo especial, solo eran huevos revueltos, de alguna forma sabía que Miguel Ángel era quien surtía muchas veces los alimentos después de que ya no podía salir con facilidad y sus hermanos no lo notaban-



-Escucho los pasos de uno de sus hijos-



—Buen día Sensei—

𝓔𝓵 𝓬𝓸𝓶𝓲𝓮𝓷𝔃𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓬𝓪𝓶𝓫𝓲𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora