Capítulo 4.

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-¿De verdad no vas a bajar y escoger a tu dama de compañía? - Preguntó mi tío divertido al abrir la puerta de la habitación y encontrándome aún bajo las suaves mantas.

Yo abrí un ojo y le gruñí antes de volver a acurrucarme.

-Sabes que es un protocolo importante. - Dijo la voz de mi primo acercándose.

-Ninguna loba de la nobleza se ofrecerá y yo no las quiero obligar. - Murmuré enfurruñada.

-Entonces escoge a alguna plebeya y listo. - Dijo mi primo cuando sentí mis mantas siendo retiradas.

Volví a abrir un ojo solo para ver a mi primo entrando a la cama conmigo.

Pier le gruñó un poco desde el otro lado de la habitación.

-Déjalo, Pier. El pobre no ha dormido mucho.

-Tu culpa. - Murmuró malhumorado. - ¿Cómo es que me dejo manipular por una cachorra de la mitad de mi edad?

El día en que llegamos con tío Karel lo mandé a investigar con los sirvientes de las casas nobles los chismes más jugosos que pudiéramos utilizar para ganar el favor de las lobas. O sobornar, lo que sea.

Sólo tuve que ganarle una o cincuenta partidas de cartas y dejarlo en la quiebra para que aceptara la misión. Papá me había enseñado la mejor manera de hacer trampa y no me arrepentía ni una pisca por hacerlo.

Para mi completa alegría, Troy era un lobo astuto y de alguna forma se las había arreglado no sólo para conseguir buena información, sino también había hecho una lista sobre las posibles candidatas a mis damas de la Corte.

Lo que nos trae al actual dilema: Cualquiera de ella tendría mi garganta a la menor oportunidad. Encantador.

-Lobos con más fuerza de voluntad han caído bajo mi encanto. - Dije bateando las pestañas en su dirección.

-Mis tíos y mis primos no cuentan.

-Tu papá, el rey Marcos... - Dije comenzando a enumerar a los machos adultos con debilidad por mí.

-Karel, las lobas de la nobleza ya están todas reunidas y a la espera de la princesa. - Dijo una voz masculina en la entrada de mi habitación.

- La princesa se tomará su dulce tiempo en bajar. - Murmuré evitando dar un vistazo a Sir Kyrian.

Cada verano estaba impaciente por encontrarme con el lobo, pero desde que llegamos lo he evitado como la peste. Culpo a esos ojos verdes y al hecho de que descubrí en los últimos meses que la fuente de mi infelicidad, alias "Jack", era su hijo.

-Enseguida bajamos, Kyrian. - Dijo el tío Karel con un suspiro. - Ve a entretenerlas un rato; diles que queremos hacer una brillante entrada o lo que sea.

- Yo digo que sólo lleve a algunos de sus mejores espías y que todos se desnuden en el salón. - Dije al tío Karel sonriendo ante la idea. - Eso le daría a esas lobas estiradas una razón para sacar el palo que tienen metido en el...

- Por mucho que me agrade la idea, mis hombres tienen mejores cosas que hacer que ser usados como distracción. - Interrumpió groseramente el lobo. - Te daré un poco de tiempo, princesa, pero me temo que si no bajas rápidamente tu nulo apoyo a tu coronación será aún más minúsculo.

Escuché sus pasos al irse y solté un pequeño suspiro.

-¿No podemos saltarnos esta tontería, tío?

- No. Esta ceremonia tiene por propósito tener contentos a la nobleza. A menos de que quieras una rebelión, me temo que tendrás que pasar por esto.

Yo apreté los ojos.

Probando el destino del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora