Capítulo 8.

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-¡Princesa! – Dijo una voz apresurada desde la puerta. – No sabía que usted... ¡Princesa! ¡¿Se encuentra usted bien?! ¡¿Debo llamar a un doctor?! ¡¿Llamo al castillo?!

Había tardado sus buenos cinco minutos en aparecer y para ese tiempo yo era un lío lloroso de temblores y suaves lamentos. Saqué un pañuelo oculto en mi corpiño y me soné escandalosamente la nariz para consternación de lady Lilian.

-Oh, por favor, no se preocupe por mí. Lamento no haber avisado con antelación que venía a visitarla. – Dije con voz entrecortada. – Mis disculpas, solo quise venir en persona y decirle que su pareja... que él...

Me detuve y comencé con mi llanto fingido – no – tan – fingido de nuevo. La pobre señora Lilian no sabía qué hacer, así que solo se acercó a sentarse junto a mí y me dio unas suaves palmaditas en el hombro hasta que me volví a controlar.

-Eso es querida, respira. – Decía en voz baja.

Inhalé y exhalé un par de veces hasta calmarme. Entonces le di una sonrisa avergonzada.

-Perdóneme, por favor. No era mi intención venir y llorar como una niña en su muy bonita sala.

-No se preocupe por eso, princesa. – Dijo con un suspiro de alivio antes e ponerse seria. - ¿Decía usted algo sobre mi Robert?

- Si. – Dije tomando un poco del té frío que no había tocado. – Me disculpo nuevamente, me ha ganado la emoción. – Dije mirándola por fin con una pequeña sonrisa. – Solo quería decirle que es usted una loba muy afortunada.

Giré ligeramente mi cuerpo para poder ver su cara confundida.

-Eh... gracias, princesa.

-Por favor, llámeme, Anahí solamente.

-No podría...

-Insisto. – Dije firmemente. Su suave suspiro derrotado casi me hizo sonreír. – Y por su amabilidad, le contaré un secreto y espero que esto quede entre nosotras.

Automáticamente la señora Lilian me dio toda su atención aunque se miraba confundida.

-Hace una semana por la mañana se celebró una subasta secreta de artículos muy exclusivos y caros. El lugar era lo que parecía ser una bodega abandonada en medio del bosque cercano, un lugar al que solo se podía llegar con invitación y pagando una cuantiosa cuota; de hecho, hasta yo tuve dificultades para conseguir una invitación. – Comencé y prácticamente podía sentir su emoción por compartir todo lo que le estaba diciendo a su círculo de amistades femeninas. – Entonces ahí estaba yo cubierta de pies a cabeza por una gruesa capa para no ser reconocida así como todas las personas a mi alrededor cuando comenzó la subasta. Debo decir que nunca había visto artículos más... exquisitos.

-¿Cómo cuáles? – Preguntó intrigada.

-Algunos abrigos de piel de marta cibelina ¿Sabe lo difícil que es capturar a uno solo de ellos? Son escurridizos, también bolsas de piel de cocodrilo, perfumes con aromas exclusivos... y el premio mayor de toda la subasta: Un collar de diamantes magentas. Por supuesto que yo quería el collar, era hermoso... - Dije en tono soñador. – así que comenzaron las pujas llegando hasta las mil piezas de oro; pensé que ya era mío pero entonces un gruñido calló a la multitud y declaró que no había otra dueña para ese collar que su hermosa pareja. Entonces sacó una bolsa y arrojó a la tarima de subastas la cantidad de cinco mil monedas de oro.

Para este punto la señora Lilian estaba muy absorta en la historia y me miraba sin parpadear.

-Entonces yo ofrecí la misma cantidad y el lobo solo se encogió de hombros y arrojó otra bolsa llena de monedas para luego rugir a todos que su pareja tendría ese collar aunque le costara un riñón porque ella se merecía eso y más. Tuve que claudicar porque ¿Quién se metería en medio del amor verdadero?

Probando el destino del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora