Capítulo 37... (La muerte del príncipe)

45 3 5
                                    

Oh no...

Caín empezó a golpear mi vientre, lo golpeaba como si su corona pedendiera de eso... y me dolía, dolía cada golpe que daba.

Sus puños chocaban con fuerza contra mi vientre abultado... estaba golpeando a su hijo de 6 meses.

—D-detente... por favor... —Parecía que en cualquier momento perdería a mi hijo y no quería

—¡Eres una maldita! —Dio un último golpe con tanta fuerza que me hizo jadear.

Miré mi vestido y... estaba llenó de sangre, había sangre por toda la falda de mi vestido y me dolía con tanta intensidad que me desplomé en el suelo mientras me quejaba.

Miré a Caín que se miraba a si mismo asustado, el piso completo estaba lleno de sangre y yo seguía sangrando, me dolía tanto que no era consciente de nada en ese momento.

—M-mi hijo... —Pude decir con pocas fuerzas que ya no tenía.

Caín se me acercó y cuando me cargó mi cuerpo entero dolió, mierda... me dolía hasta el alma. Me dejó en la cama y no supe más de mí en ese momento.

Cuando comencé a despertar me dolía el cuerpo, parecía que aun recibía los golpes en mi vientre, fue ahí cuando le di cuenta de eso... mi vientre ya no estaba tan abultado... oh no.

Al ver a mi alrededor pude ver que un médico y Caín estaban junto a mí, solo que Caín estaba más lejos de mi cama que el médico.

—...— Intenté hablar pero no me salía nada, tal vez por el dolor o por algo en particular que no sabía —Hm... —Solté un leve sonido de dolor que llegó a mi vientre de la nada

—Alteza no haga esfuerzos, está muy débil aún —Comentó el médico mientras me tocaba levemente el abdomen y vientre y si que dolía —Deberá descansar alteza

—¿M-mi... mi bebé? —Logré decir mientras miraba al médico y de reojo a Caín quien estaba sin decir nada —¿Qué... qué pasó?

—Lo lamento tanto alteza... —Oh no. Mi hijo no por favor... estaba muerto... y era por el maldito de Caín. —No se pudo hacer mucho por el pequeño príncipe...

—No... —No dije más, mi mente se quedó solo en ese momento tratando de asimilar todo; ¿Por qué? ¿Por qué mi bebé?

—Mis más sinceras condolencias princesa... me retiro —El médico se retiró y me quedé sola con Caín

La habitación estaba tensa y eso lo podía percibir, pero no me importaba tanto ya que estaba triste y deprimida, había perdido a mi bebé a pocos meses de su nacimiento... había visto toda la sangre que era de mi niño y que ahora estaba muerto gracias a su propio padre y sus celos.

—Wen... —Empezó con cautela Caín, no. Definitivamente esto fue lo último que no podré perdonar nunca.

—Cállate... —Le dije de mala gana pero aún en voz baja por el dolor que tenía en el vientre

—Wendy... —Se acercó a mi cama y me agarro la mano, la quité a brusco modo —Vamos Wendy.

—Dejame sola, quiero estar sola. —Le pedí mientras me acomodaba en la cama despacio para darle la espada y quedar acostada de lado —Ahora vete.

Caín solo suspiró y se marchó, sabía que también se había enojado pero la verdad, ¿A quién le importaba su enojo justo ahora?Pues definitivamente a mí no.

Y tal vez fue mi tristeza que solo lloré esa noche, empecé a rechazar la comida después de días, no salía, solo me la pasaba en mi habitación, había dejado de arreglarme y de siquiera leer —Algo que amaba mucho—. Y cada que mis damas ingresaran les pedía que salgan, ellas aceptaban y solo me dejaban un vaso de jugo para él día como había ordenado.

𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora