Capítulo 4.

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Capítulo 4.

La noticia.

Nathan.

¿Invidente? ¿Él había dicho invidente? ¿Que yo era un invidente?

Mis labios temblaron ante esas palabras. Él era un criminal, por supuesto no le creí. Pero algo me decía que tenía razón.

"No necesitan a un maldito invidente como tú" Sus palabras resuenan en mi como balas.

–¿Qué?

–Derek... –La voz del tal Levy parecía estar advirtiendo.

¿Acaso todos lo sabían menos yo?

Eran criminales y yo era su enemigo, no tendrían razón para decírmelo, ¿o sí? Por supuesto que no.

–Lo que escuchaste –Respondió con frialdad el hombre.

Me mantuve en silencio.

Desde que estoy en su "poder" como él lo llama, no he intentado escapar, he actuado tranquilo y he aceptado hacer lo que ellos quieren.

Ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado, pero teniendo en cuenta el lapso desde que desperté, fueron tres días. Y si he sufrido una lesión de tal magnitud, seguramente ha pasado más de una semana.

Ahora vamos a un nuevo escondite, por lo que debo intentar buscar información de hacia dónde vamos, para poder informar a mis colegas de mi paradero.

Me mantuve en silencio.

No habría cambio si me quejaba o intentaba lloriquear, ellos eran unos malditos criminales y yo era su presa.

–¿No quieres saber por qué no te lo dijimos antes?

No. Nuevamente no dije nada.

Él rio ante mi nula respuesta y soltó:

–¿Te harás el fuerte hasta el final?

Sí. Tendría que hacerlo si quería salir de esto con vida.

–...

–Bien, se hará como tú quieras –Habló bruscamente.

El auto se detuvo justo en ese momento y pude escuchar como la puerta se abrió y cerró con brusquedad.

–Lamento que te haya dado la noticia de esa forma. Él es así, no lo tomes a pecho –Habló con tranquilidad el otro hombre.

–Soy su prisionero, no tendría por qué ser amable conmigo.

–Aun así, no debió decir de esa manera una noticia así.

No respondí.

–También seré tu doc... –Se detuvo antes de terminar.

La puerta a mi lado se abrió de imprevisto y una mano sujetó mis manos atadas, sacándome con brusquedad del auto.

Debido a mis reflejos pude salir sin caer al suelo.

–¡¿Qué mierda?!

–Cierra la puta boca –Su voz sonaba furiosa.

–Espera –Pedí mientras intentaba seguir el ritmo de sus pasos, ¿A dónde me llevaba?

–¿Eras militar, investigador y como mil mierdas más y no puedes caminar a paso rápido? –Aumentó la velocidad de sus pasos.

No me había dado cuenta de que en el transcurso comenzó a llover. Las gotas cayeron con velocidad al suelo, mojando y creando charcos de agua a su paso.

–¡Derek! –La voz de Levy gritó desde quién sabe dónde –¿A dónde vas?

Pude escuchar el bufido del hombre frente a mí, lo que no fui capaz de notar fue la brusca parada que hizo.

El suelo mojado, los pasos rápidos de mis pies, combinados con mis ahora invidentes y cubiertos ojos, fueron solo algunos de los factores que causaron lo que estaba a punto de pasar.

Al parecer Derek se detuvo al escuchar el grito de Levy. Lamentablemente mi cuerpo no se detuvo en ese instante. sino que siguió, hasta chocar con el hombre frente a mí.

Choque con fuerza con su espalda, su mano soltó las mías y debido a la lluvia perdí el equilibrio.

No esperaba que él me ayudara, solo esperaba el golpe en el suelo pues no tenía de donde más detenerme.

Contrario a lo que pensaba, unas fuertes manos sujetaron mi empapado cuerpo por la cintura.

–¿Por qué siempre tengo que salvarte de situaciones así? –Susurro cerca de mi oído con voz ronca. A la vez que enterraba más sus dedos en mi cintura.

Tragué con fuerza y pude sentir como mi cara se calentaba.

¿Qué mierda?


El Tormento de NathanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora