El Tormento de Nathan

Capítulo 12.

Capítulo 12.

Criminal celoso.

Nathan.

–No la quiero aquí.

–Déjate de niñerías, ella llegará en cualquier momento. Será de ayuda para tu negocio, ¿No te alegra?

–No.

–¿No querías que ayudará a tu negocio? Lo estoy haciendo.

–Hazlo sin ella.

Unos pasos se escucharon en el despacho.

La risa de Levy nos confirmó lo que esperábamos.

–¿Está aquí? –Se emocionó Grayson.

–Si, ella llegó.

–Vamos, es hora. Más vale que te comportes, Derek –Advertí.

El muy maldito estaba haciendo mi vida imposible desde que le dije que ella vendría.

Por alguna razón le molestaba que trajera a alguien que ayudara.

–¿Y debo hacerte caso por...?

–Porque es un tema serio.

–Solo recuerda que tu estas bajo mi control. Si ella hace algo para sacarte de aquí, la mato. ¿Entendiste?

–Eva –Susurre su nombre.

–¿Eh?

–Ese es su nombre. Eva. Y no te preocupes, ella no dirá nada.

–Más vale que terminen todo cuanto antes –Gruñó.

Este tipo sí que es molesto.

–Sí, sí. Como sea. Vamos, Grayson. Es hora de que le conozcas.

Me levanté del sillón que había en el despacho e intenté acercarme a Grayson.

Él me ofreció su brazo y yo lo tomé, ambos nos dirigimos a la salida a paso lento.

A pesar de que había intentado aprender donde estaba ubicado cada mueble en el lugar, solían moverlos cada cierto tiempo y eso causaba que tropezara de vez en cuando. Eso y la lesión de mi pie que aún no estaba del todo curada.

Así que Grayson se había ofrecido a ayudarme a moverme por la mansión.

Era difícil para mí.

Pero no podía hacer nada más.

**********

–Señor, hemos llegado –Susurro por lo bajo.

Asentí.

–Eva...

–¿Nathan?

No había escuchado su voz en un buen tiempo.

–¿Qué te pasó? ¿Estás bien? –Sujetó mi cara entre sus manos.

–Estoy bien –Intente sonreír.

–¿Qué le pasó a tu pie? Y, ¿Por qué llevas esas vendas?

–Oh, ¿Esto? Yo...

–Un accidente lo dejó ciego –Interrumpió esa odiosa voz desde lejos.

–¡¿Ciego?!

–No es nada, yo estoy bien.

¿No era nada?

Había perdido mi vista y estaba atrapado con este criminal.

Por supuesto que era algo.

–¿Cómo puedes decir eso? ¡Son tus ojos! ¡Tu vista! Ven conmigo, te llevaré a ver a los mejores doctores del mundo –Tomó mi mano –. Me encargaré de que veas de nuevo.

–No...

–Él no puede irse.

Escuche sus pasos acercándose.

La mano de Eva soltó la mía al mismo tiempo.

–Él se quedará aquí, debiste saberlo antes de venir aquí.

–Pero... ¡Solo quiero ayudarlo!

–No es tu obligación. Te lo advierto, no intentes nada más o no te gustaran las consecuencias.

–Basta, Derek. Grayson, ¿Puedes llevarla a la sala de planificación?

–Claro. Señorita... por aquí...

–Llámame Eva.

–Eva –Sonrió–. Vamos por aquí.

No era capaz de verlo, pero notaba cuando el niño sonreía o estaba mal.

Una vez que se fueron, me dirigí a ese criminal.

–¿Era necesario decirle eso?

–Si.

Sentí como tiro de mi brazo y me sujetó de la cintura.

–¿Qué haces?

–Shh... Marco territorio.

–¿Qué? –Intente separarme.

–¿Nathan? –Preguntó con voz incómoda entrando al lugar.

–Suelta, idiota –Le empuje.

–Logré mi cometido.

Me alejó y tomando mi brazo, me guio hasta donde estaban los demás.

–Antes que nada, un gusto. Soy Derek.

Habló cuando estábamos todos sentados.

–Y lo repito, no hagas nada estúpido si no quieres morir.

No puedo creerlo.

Si no estuviera ciego, definitivamente le miraría mal.

–Derek... –Habló su hermano –. Basta, ella lo entendió.

–Solo... hablemos de lo importante.

Desvíe el tema.

–¿Les parece si iniciamos con el tema de los italianos?

A excepción de Derek, todos respondieron con un claro "Si". Suspiré y tomé la carpeta que me dio Grayson.

Esto nos llevaría un buen tiempo.