Capítulo 7.
Verdades a medias. Parte 1.
Nathan.
Intenté empujar a Derek para incorporarme. Afortunadamente mi fuerza era casi igual a la de él, pues logré que me soltara y se alejara.
–Grayson...
El chico que entrene y cuide. Él no era como yo. Él no era un rehén. Él era uno de ellos.
–Uno de esos criminales... –Susurre por lo bajo.
–¿Eh...?
¿Habrá sido el traidor? No. No podría, ¿o sí?
–Eres uno de ellos.
–No soy como ellos –Contradice.
–¿Fuiste quien plantó esas bombas? –Le ignore.
–¡Por supuesto que no, señor! ¡Yo jamás haría eso!
Sentí como intentó tomar mi mano, pero lo alejé de un golpe. Le conocía, esa acción le dejó pasmado.
Yo jamás me había comportado así con él, jamás le había hecho eso. A ninguno de mis hombres en realidad, mucho menos a él. A quien siempre había tratado como a un hijo.
–Y ahora me doy cuenta –Me sentí estúpido–. Gracias a ti estoy así, ¿Lo sabes?
–¿Así? ¿A qué se refiere, señor? –Su voz sonaba confundida.
Él no lo sabía.
No es su culpa, Nathan. Me advirtió la voz dentro de mí. Pero el dolor en mi ser era demasiado. Esto... era traición. Fui traicionado una vez más.
Lleve mis manos hasta las vendas que cubrían mis ojos.
–Nathan... –Me llamó el hombre.
¿Cómo se atreve a hablarme? ¿Quién cree que es para hablar conmigo?
Hice caso omiso y continúe. Unos, dos, tres, cuatro, cinco vueltas de aquella tela y los vendajes cayeron al suelo.
–Se...ñor... –Tartamudeo –. Pero... pero... ¡¿Qué le pasó?!
–Aquí lo tienes. El resultado de tu traición.
–¡No! –Su voz se cortó–. No, mi señor. Yo no... –Intentaba hablar con desespero.
–No hables –Ordene–. ¿Cómo te atreviste a hacer algo así? A traicionarlos... a traicionarme a mí.
–...No lo hice
En otra situación, yo le habría creído, pero ante mí, al menos en este momento, él era solo un maldito criminal como ellos.
–Mi señor –Su voz se quebró aún más y mi corazón se rompió –. Yo no lo hice, créame. ¡Debe creerme!
–Nathan... Hablemos dentro.
–No. Quiero que me dejen ir, si eres parte de ellos, lo dejaré pasar Grayson. Tan solo deja que me vaya.
Era una carta difícil la que trataba de jugar, pero intentaría usar la relación que alguna vez tuve con ese chico para salir de aquí.
–Señor...
–No. Tú no puedes irte y no dejaré que uses a este mocoso como tu boleto de salida.
Mierda, se dio cuenta de lo que intentaba hacer.
–¿Lo culpas a él? –Derek volvió a hablar – ¿Por qué no te culpas a ti mismo? ¿O es que creías que intentar venir a por mí era tan fácil? –Se burló –. Ni, aunque él no fuera mi hijo, tú y esos bastardos habrían podido llegar a mí.
–No te des tanto crédito –Le rete –. Fue solo un error. Haber confiado en un traidor. Alguien como tú. Un maldito criminal...
–Nathan –Hablo con un tono de advertencia.
Grayson guardaba silencio y aunque no podía verle, sabía que mis palabras calaron en él.
–Lo sorprendente es cómo pudo entrar a mi organización, ¿tú le enviaste ahí? Dime... –Intente acercarme a él.
Nuestras alturas eran similares, aunque él era un poco más alto que yo.
Espero que me perdones alguna vez, Grayson. Pensé antes de hablar.
–¿Enviaste a tu maldito hijo bastardo a arruinar mi trabajo?
Él no dijo nada.
–Dímelo, maldito criminal.
–Eres un...
Sin que lo previera, el puño de ese idiota había golpeado mi mejilla izquierda. Logré mantener el equilibrio.
Me reí y escupí la sangre que se había acumulado en mi boca. Estaba harto.
–¿Te molesta que te llame así? ¿No es lo que eres? ¿Y no es lo que es tu hijo? Un maldito bastardo como tú.
Otro puñetazo me hizo perder el equilibrio y caer al suelo.
–Señor... –Sentí su mano en mi hombro.
–¡No te acerques! –Le aleje –No te quiero cerca de mí, no quiero que un traidor se me acerque.
–Que sorpresa, ¿No te has dado cuenta de que estabas lleno de ellos? Maldito hipócrita de mierda. Vamos, aclaremos esta estupidez.
Tomó mi brazo y me levantó del suelo, empujándome de nuevo a lo que creí era mi habitación.
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El Tormento de Nathan
Ficção GeralNathan es un investigador encubierto. Derek es un criminal. Nathan es invidente. Derek un idiota. Nathan odia a Derek. A Derek no le importa.