Capítulo 9.

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Capítulo 9.

Dificultades y preguntas.

Nathan.

Tal como Levy lo había dicho, por la noche alguien entró en la habitación a dejar nuevos vendajes y cremas. Ofrecieron ayudarme, sin embargo, me negué. Tenía que hacerlo por mí mismo, tenía que acostumbrarme a mi nueva condición.

Quité con cautela los vendajes que cubrían mis ojos. Los deje de lado y tome el líquido para limpiar las heridas.

Solté un leve quejido de dolor, pero creo que pude hacer el trabajo bien.

Intente dejar el frasco en el pequeño mueble al lado de la cama pero un sonido me indico que no lo había caído al suelo.

–Demonios –Me agache a intentar tomarlo.

–¿Qué haces? –Pregunto esa tormentosa voz.

¿En qué momento había llegado?

–Nada –Susurre mientras recuperaba el frasco.

–¿Necesitas ayuda?

–¿Qué haces aquí?

Cuestione y tome los vendajes limpios.

–Levy me pidió que verificará que cambiaras tus vendajes –Se acercó y quitó la venda de mis manos–. Déjame hacerlo.

–Yo puedo –Intente arrebatárselas, pero él mordió mi mano –. ¡¿Qué mierda?!

–Yo lo hago.

–Que inmaduro –Contesté y le dejé hacerlo.

Él se acercó a mí y con cuidado fue cubriendo mis ojos con esa tela. Cuando estaba poniendo la cinta para que se sujetará, hable:

– ¿Por qué?

–Ya te lo dije, Levy me mandó – Respondió restando importancia.

–Eso no.

–¿Entonces?

–¿Por qué me salvaron? ¿Por qué me salvaste?

Él no habló. Parecía que pensaba el que decir.

–¿Fue por Grayson? –Intuí.

–No –Afirmó –. Cuando te encontramos no sabíamos quién eras. Simplemente pensé que podrías servirnos para algo en un futuro.

–Claro, un buen rehén –Recordé la posición en que me encontraba.

Un ex militar e investigador, minimizado sólo a un simple rehén de criminales.

–No. No como un rehén –Fruncí el ceño–. Sino como uno de mis hombres.

–¿Un ciego como yo?

–Sé que eres inteligente y que eres de los mejores investigadores del mundo.

–No me aliaría con un criminal

–Solo piénsalo, tú me puedes ayudar... –Sus labios rozaron mi oído izquierdo –. Y yo a ti. No sería una mala alianza, ¿o sí?

¿Lo era?

No lo sabía. Podría ser peligroso, pero podría resultar bien. Las probabilidades eran las mismas.

–Listo –Notificó al terminar–. No dudes en llamarme si te incómoda. O sí necesitas algo más...

Susurró y le escuche salir por la puerta. ¿Qué acababa de pasar?

–Una alianza entre ese hombre y yo... ¿Podría funcionar?

El Tormento de NathanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora