Capítulo VII

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-...nah! !Hannah!

-¿Sophie?¿Q-Qué pasó?

-¡Está un chico guapísimo en la entrada de la residencia y te está buscando!

-¿Un qué?

-¡Apúrate! Cámbiate, báñate o no sé, pero le dije que ahorita bajabas.

-¡Ya voy!

Me bañé rapidísimo y me cambié. Bajé y WOW, sí que estaba guapísimo, ¿Ya había dicho lo bien que le quedaban los trajes a Frederick? Los azules le quedan bien, pero los negros... uff.

Creo que no disimulé muy bien porque sonrió y me pasó una mano por los ojos.

-¿Tanto te gusto? Recuerda que tienes novio, no mires a otros chicos así.

-¿Así cómo?

-Cómo si te los fueras a comer vivos.

Solo me reí.

-¿Él es tu novio?.- Dijo Sophie emocionada.- ¡Hacen una linda pareja!.

-N-No es mi novio, es mi amigo.
Frederick ella es Sophie. Sophie él es Frederick.

-Ah, qué mal, harían una hermosa pareja.
Encantada de conocerte Frederick.

-Lo mismo digo Sophie.

-B-bueno, ¿nos vamos?

-Ah, sí. Adiós Sophie.

-Adiós guapo.- Dijo esta última aventando un beso.

Por alguna razón, eso último me molestó. Ahí estaba yo, toda enojada por alguien que no es mi novio.

-¿Estás enojada?

-No.

-Ok, señorita amargada.

-Bueno sí, un poco.

-¿Por qué?

-Porque te dijo guapo y porque te aventó un beso.

Frederick solo se reía.

-¿Qué te hace tanta gracia?

-Que te pones celosa de alguien que no es tu novio.

-B-bueno solo me puse celosa porque no quiero que me cambies tu también.

-Jamás haría eso. ¿Cómo podría descuidar a una flor que está floreciendo hermosa?

Me sonrojé, creo que ahí si entendí la indirecta.

-Tú siempre comparando a las mujeres con flores.

-Sí, las comparo con lo que más me gusta, no es que lo que más me gusta sean mujeres, pero.. si hay una flor que me gusta más que nada.

-¿Hablamos de flores o de mujeres?

Reímos.

-Averigualo, no te diré nada.

-Oh vamos Freddy.

-Nop.

-Ándale.

-Nop. Llegamos.

-¿Ya?

-Ya.

Le pedí a Frederick que me llevara al aeropuerto, también le pedí que fuera conmigo de regreso, ya que lo invité a mi graduación. Él accedió fácil.

Ya estando en el avión, se quedó dormido. Yo no llevé nada especial, solo mi celular y mi libro.

Noté que su cabeza se apoyó en la mía y por ende, me sonrojé. ¿Cómo podría ser posible que aún estando dormido me hiciera sonrojar?

Cuando se Marchiten las Flores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora