Capítulo XXI

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Pasó un mes desde que Frederick se enfermó.

Todo está bien. De hecho está perfecto. Haciendo exámenes y todo eso, me va genial. Saqué un excelente en un examen y ahora mismo estoy celebrando con mis amigos y mi novio. Lucas vino para festejar un simple exámen pero bueno.

-¡Por el excelente de Bily!.- Gritó Benty alzando una cerveza.

Me empezó a llamar Bily no hace mucho. Se acordó que me llamaba Abigail y pues, ajá.

-¡Salud!.- Contestaron todos excepto dos.

Déjame adivino. Max y Frederick.

Exacto.

Se la pasaban genial.....hasta que llegó Bentley.

Llegó y ellos dos no sonreían, se limitaban a tomar, aunque ninguno cerveza.

Pues los dejé ser, yo me la pasaba genial, no me arruinarían mi buen humor.

-¡Salud!.- Dije yo.

Bentley me pasó un brazo por mis hombros y me dió un beso en la frente.

-Estoy muy orgulloso de ti.- Me dijo.

-Todos lo estamos.- Dijo Frederick de mala gana.- No eres el único, no te preocupes.

-¡Claro que todos!.- Dijo Bentley.

Creo que era el único que no se daba cuenta que el ambiente se había puesto tenso.

-Yo me voy.- Dijo Frederick parándose.- Pásenla bien.

Esto último dijo mirándome. Y no una mirada muy bonita que digamos.

-James, no seas amargado. La estamos pasando bien.- Dijo Lucas.

-Ustedes la están pasando bien.

-Bueno, pues tu humor puede mejorar.- Contestó Lucas.- Ven, siéntate.

Frederick no hizo caso y me miraba con una cerca enarcada. Cómo diciendo: ¿Por qué no te quitas ese brazo?

Enseguida me alejé de Bentley y fui con Frederick.

-Ahorita venimos.- Dije.

Salimos y nos alejamos lo más que pudimos del bar.

El aire fresco me pegó en la cara y respiré hondo.

-¿Te pasa algo?.- Pregunté.

-No.

Muy seco.

-Claro.- Dejé un silencio.- ¿Seguro que...?

-Estoy bien, Hannah.

Oh no, no estaba bien.

-No estás bien.

-¿Cómo estás tan segura?

-Porque... Porque... No lo sé.

-Pues estoy bien.

-No lo estás.

-Sí, lo estoy. Ahora vete a disfrutar de tu reunión, yo me tengo que ir. Chao, te amo.

Aún enojado, te dice que te ama. No lo vayas a perder.

-Yo también. ¿De verdad te tienes que ir?

-Sí, tengo que ordenar unos papeles.

-Oh...bueno.

No pude evitar mi cara de desagrado y tristeza.

-Perdón.- Dijo acariciándome la mejilla.- Lamento irme, mañana vamos a dónde tú quieras. ¿Sí?

Cuando se Marchiten las Flores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora