XXX

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Hannibal se detuvo a los pies de la cama. Estructuró con la mirada a su chico sobre el colchón. Ahora podría ser su presa pero lo más cautivador era que también podía ser el depredador. 

Will Graham, un ser maleable que tenía capacidades infinitas para sorprenderlo, jamás se aburriría de consumirlo, ahora que había aprendido a comerlo de diferentes formas;  observándolo leer, estudiando un nuevo idioma y molestándose por no entenderlo a la velocidad que quisiese, jugando con Hunter e incluso lavando los trastos sucios. 

Sin quitarle los ojos de encima comenzó a deshacerse de los botones del saco, lo dejó caer al suelo. Luego hizo lo mismo con los botones de su camisa, descubriendo su pecho y abdomen de a poco. Sintió cómo los ojos del chico abandonaban los suyos y bajaban a su cuerpo. 

—Mírame a los ojos. —Eso era una orden, sin duda alguna. 

William volvió sus ojos azules a los color avellana del Doctor. Se sostuvo con sus codos sobre el colchón para mirarlo directamente. Este era uno de sus cuantos juegos respecto al contacto visual y a él ya no le molestaba eso. 

Lecter se deshizo finalmente de su camisa, la cual también cayó al piso, junto al saco. 

—Hueles muy bien cuando estás excitado.

—¿A qué huelo exactamente? 

Hannibal se deslizó sobre la cama y al fin, llegó a su encuentro con Will. Posicionándose entre sus piernas y cerniéndose sobre su cuerpo. Seguía sin perder de vista sus ojos azules y profundos, solo los olvidó un segundo, cuando se sumergió en el cuello del chico. 

—Eres una combinación de cítricos; fresco, limpio y juvenil pero si te pruebo. —El Lituano flexionó sus brazos para hundirse aún más en la piel cálida del chico y pasó su lengua, lentamente, por su cuello— Eres salado y refrescante; Umami.  

"Esencia de la delicia" es demasiado, incluso para mi. —Will subió una de sus manos y acarició la nuca del hombre, dejando que las hebras de su cabello entrecano jugaran entre sus dedos.

El Doctor Lecter se obligó a separarse y volvió sus ojos a los del ex agente Graham. 

—Nada es demasiado para ti, hombrecito —murmuró, embelesado con la belleza de su amante. Subió una de sus manos al rostro del chico y le acarició la mejilla, posando deliberadamente su dedo pulgar sobre su boca. 

Will entreabrió un poco sus labios y la calidez golpeó la falange del Lituano, haciéndole cerrar los ojos por el simple placer hedonista de sentirlo. 

—¿Por qué siento que esta vez es diferente? —susurró el chico, como si tuviese temor de que alguien más lo escuchara. Subió ambas manos y las posó sobre las mejillas del Doctor. 

—Simplemente porque lo es, porque así quiero que sea, porque esta vez deseo dedicarte el tiempo y la atención que mereces. 

Hannibal movió un poco su mano y le besó en los labios con suavidad y cuidado. Cuando se separó para volver a mirarlo, la sonrisa encantadora de Will lo golpeó fuertemente en el pecho.

—Supongo que no lo había notado antes, o quizás decidí ignorarlo, pero eres muy bello Hannibal Lecter. 

Esta vez fue él quien sonrió, con verdadero agrado. Estaba perdidamente enamorado. 

Contratransferencia [Hannigram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora