IX

139 12 2
                                    

¿Es válido aún culpar al tequila por mi actuar durante la última media hora?

Por supuesto que no.

La voz de mi conciencia haciendo eco en mi mente y yo maldiciendo porque concuerdo totalmente con ella.

Siento como mi frecuencia cardiaca se acelera solo al recordar que fui yo quien besó a este chico que ya me tenía en la desesperación máxima y que junto a mi orgullo me hizo verme como la gran ganadora de este juego cuando finalmente fui yo quien cayó rendida a sus intentos por llevarme al límite.

Qué buen jugador eres, Shaoran.

Creo que primera vez en mis 31 años que un chico me deja con el corazón prácticamente en la mano y ya debo tener un récord mundial con todos los sonrojos que llevo en menos de un día.

Ni cuando era adolescente me sonrojaba tanto.

Dios.

Y más encima rompí un mueble, bueno, técnicamente ya se estaba "cayendo" a pedazos pero causé que su muerte llegará mucho más rápido y de forma bastante dramática y vergonzosa. Al menos su amigo se lo tomó con demasiado humor y agradezco que Shaoran haya pausado las bromas sobre esto.

—¿Estás pensando en la próxima víctima?

Estoy segura que mi entrecejo debe estar bastante fruncido.

—¿De qué hablas?

Una sonrisa ladina aparece en su rostro y ya siento venir el vaivén en mi estómago.

—Rompedora de muebles.

Y hasta aquí llegó mi paz mental, no debería haber celebrado tan anticipadamente el hecho que no haya bromeado más con esto.

—Que conste que tú tuviste la genial idea de besarnos ahí —replico y su jodida sonrisa que me pone más nerviosa se mantiene.

—Que conste que no te obligué y claramente estabas a gusto.

Touché.

Me guiña un ojo y siento que quiero fulminarlo y a la vez besarlo porque mañana se acaba el mundo y debo aprovechar cada jodido momento.

Definitivamente debería cambiar mi apellido a Contradicción.

—¿No dirás nada? Qué extraño, dejé en silencio a Sakura Kinomoto.

—No celebres tanto, solo estaba analizando tu comentario.

—¿Analizando? ¿Acaso dije alguna mentira? —se acerca peligrosamente, su rostro a centímetros mientras lucho por mantener mi vista en sus ojos y no en su boca—. Iré a ducharme, ¿mi tina sirve como lugar "prohibido"?

Siento como mi sangre bombea a una velocidad preocupante hacia mi rostro.

¿Sí?

—No.

Su risa inunda su apartamento y yo tomo asiento junto a Bruleé, quien duerme plácidamente en el sofá, si no lo hago mis piernas de seguro cederán y terminaré con una segunda caída en este día.

—Tú te lo pierdes —me comenta sonriente. Lo veo emprender rumbo hacia su habitación y al fin puedo hundirme en su cómodo sofá.

Suelto un largo suspiro y me quedo algo pensativa: no hay ninguna regla que diga que no pueda cambiar algún punto de mi lista, además, hicimos una pequeña modificación en el punto del canto, ¿no? En este momento simplemente lo dejaría en sexo casual y me da lo mismo si es en un lugar "prohibido" o no.

¿Entonces?

El maullido de Bruleé pidiendo atención me saca de mis pensamientos. Le hago cariño en su cabeza y me derrito al ver cómo sus bellos ojos azules me observan.

Check ListDonde viven las historias. Descúbrelo ahora