XI

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—¿Cómo crees que sería el real fin de este mundo?

Le pregunto mientras fijo mi vista en sus movimientos: acerca a su boca un tazón con café que preparó hace un momento y que estamos compartiendo.

Una fría brisa nos envuelve haciendo que mi pelo se desordene más de lo que ya está, intento acomodar los mechones que caen hacia mi rostro tras mis orejas y el notar que me observa atento y con esa sonrisa tan sincera me hace retener por un microsegundo el aire.

Sumémosle el vaivén en mi estómago que se traduce en una sonrisa nerviosa.

Nos mantenemos unos segundos así, en una especie de burbuja de complicidad hasta que aclara su voz para responderme.

—Lentamente tortuoso... —hace una pausa para compartirme el café—, como un castigo para la humanidad, por el daño que se le ha hecho.

—Que profundo, Shaoran —comento con algo de humor tras beber un sorbo, humor que me ayuda a volver en mi tras nuestro momento de silencio y miradas—, pero sí, comparto tu idea, algo así como la película 2012, colapso climático.

—O también puede ser rápido e inminente.

—¿Meteorito? —pregunto, lo veo asentir lentamente—. Otro clásico y también muy hollywoodense.

—Si los dinosaurios se extinguieron así, puede volver a ocurrir.

—Desde luego, y pensándolo así, digamos que en menos de diez minutos caerá un meteorito, ya que el tiempo apremia y es lo más rápido, ¿no?

—Claro, viéndolo así, es la opción ganadora.

—¿No crees que estar frente al mar es una pésima idea? De seguro caerá en el océano y el tsunami es inminente, al menos si estuviéramos en algún pueblo más al interior tendríamos un leve chance de sobrevivir, aunque con nuestra mala suerte, no lo creo. Envidio a Creme y Bruleé en tu salvador bunker departamento.

—Se merecen lo mejor.

—Totalmente.

—Pero te olvidas de un gran detalle —me comenta con una seriedad que casi me hace reír, lucho por seguir nuestro juego y para que no vea mis intentos fallidos por reprimir una sonrisa acomodo mi cabeza en su hombro izquierdo.

Mi vista se va hacia el claro de la luna que se refleja en el mar y la idea de que esta última noche de la Tierra se siente perfecta ronda en mi mente y concuerdo, se siente bien disfrutar estos últimos momentos de esta forma.

Vuelvo mi atención a nuestra loca conversación e intento continuar de la mejor forma.

—Déjame adivinar, ¿la NASA está involucrada?

—Siempre lo está.

—O sea, ¡tenemos un chance! —exclamo con un excesivo entusiasmo haciendo reír a Shaoran—. Si interceptan el meteorito y lo destruyen nos salvamos.

—Así es, roguemos que Bruce Willis haga un buen trabajo.

Ahora soy yo quien suelta una carcajada.

¡Maldición!

La manera en que logra seguirme la corriente con cada locura que digo me preocupa, si ya deseo que este día no acabe, ahora necesito repetir esto más seguido.

¿Y el punto 4?

Ja, eso no se cuestiona, jodida conciencia.

Siento su mano acariciar mi cabello y dios, este nivel de ternura me mata.

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