4: ¡Sorpresa Stan!

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Era una fría mañana de sábado, y como todo sábado la familia Marsh se reunía para almorzar y planear un absurdo día plagado de actividades en su mayoría infructuosas, inclusive para convivir entre ellos. Sin embargo ese día sería diferente; previniendo cualquier tipo de reacción negativa por parte de sus padres, Stan había solicitado el debido permiso para ir a la casa de Kyle con una semana de antelación, así no tendrían la oportunidad de negarse, ni reprenderle con la típica frase: "debes convivir más con tu familia."

Al terminar de almorzar se retiró a su habitación para cambiarse de ropa y sacar los videojuegos que se moría por mostrarle a su mejor amigo.

Miró el reloj por enésima vez, notando que aún tenía tiempo de sobra, así que decidió usar ese rato para distraerse un poco. ¿En qué? en cualquier cosa que le hiciera olvidarse que le quedan cerca de cuatro horas de espera.

En aquel momento lo más simple que se le ocurrió fue tomar su teléfono celular y mirar algún vídeo o escuchar música. En cuanto al desbloqueó el aparato pudo notar que el pequeño símbolo de un mensaje aparecía en su pantalla.

— ¿Quién carajos será?

Pensó, rogando porque no fuese Kyle cancelando o su novia Wendy exigiendo una cita l terminando nuevamente con él. En esos momentos no se encontraba en disposición de discutir o tan siquiera de prestarle atención a la chica.

Al iniciar la aplicación pido percatarse de la oleada de mensajes que tenía. Para el alivio del azabache no se trataba de ninguna de las posibilidades que pensaba, a decir verdad no se trataba de alguien conocido para él, ya que en lugar de nombre aparecía un número y no había foto de perfil a mostrar.
Sea quien fuere, el desconocido (o desconocida) le había enviado cerca de cinco mensajes consistentes en pequeños textos y un archivo de vídeo con una duración aproximada de quince minutos.

— Aww, awww.

Dijo mientras apretaba el puente de su nariz. Si se trataba de una mujer estaría en serios problemas con Wendy, aunque fue olvidando esta idea a medida que leía.

Hola, Stanley Marsh. ✓✓

No es necesario que respondas ya que mi único propósito es mandarte el siguiente material. ✓✓

Espero lo disfrutes, así como yo lo hice editándolo. ✓✓

Etc... ✓✓

Y sin afán de adelantarte nada ¿En verdad tu y Kyle Broflovski son verdaderos amigos? ✓✓

En cuanto leyó esas últimas líneas no dudó ni por un segundo en dar su atención total al vídeo. ¿Quién coño era como para conocerle o a Kyle?
Comenzaba a preocuparse, y es que el contexto del mensaje era confuso, claro que eran amigos ¿Por qué habría de dudarlo?

Con mil cosas rondando en sus pensamientos dió play al vídeo.

INICIO.

Un mensaje apareció en la pantalla con resaltantes letras blancas y suave música de fondo.

"¿Estás listo?"

Seguido de un control regresivo que iba desde el 5 al 1 lentamente. Se visualiza una solitaria habitación que de inmediato Stan reconoció como la recámara de su mejor amigo, sin embargo no se veía nada fuera de lo común, estaba igual de limpia y en orden, tal como lo recordaba. El cortometraje, hasta el momento, se limitaba en mostrar diversos ángulos de la misma; con esos juegos de cámara ya se había demorado un poco más de 5 minutos.

— ¿Es una broma acaso? — Exclamó enfadado el pelinegro.

Se sabía pacientemente pero en esos momentos no estaba para jueguitos estúpidos ¿Qué se suponía que debía ver o esperar?
El mismo temor que le provocaba perder detalle alguno es el que le impedía adelantar el vídeo. Vería aquello aunque solo se tratase de un juego de cámaras.

De forma inesperada la escena cambió y con el ello el silencio que hasta ese momento prevalecía, dando paso a un fuerte gemido que casi provocó que Stan lanzara el celular del susto.

— ¡Que caraj..!

Se interrumpió. Al mirar la pantalla los ojos del chico casi salen de sus órbitas de la impresión al percatarse quien era responsable de tan fuerte gemido.

Si, se trataba de nada más ni nada menos que su mejor amigo masturbándose mientras veía pornografía gay.

— ¿Ky-Kyle? — tartamudeó impactado, aún sin poder asimilar lo que veía.

Por su cabeza jamás pasó una posibilidad siquiera parecida a lo que ahora apreciaba; pronto la preocupación se fue disipando y en su lugar solo quedó desconcierto y confusión.
¿Desde cuándo su amigo se masturbaba viendo dos maricas cogerse? ¿Acaso se debía a que era gay y él nunca lo notó?

Hubo un cambió de ángulo en la cámara, mostrando de frente el azorado rostro de Kyle.
Unos cuantos mechones de cabello se habían escapado de la cautividad de su Ushanka mientras pequeñas gotas de sudor resbalaban de sus sienes deslizándose hasta perderse en el cuello; sus gestos hablaban por si solos, estaba extasiado, entregado completamente al placer y aunque no podía verse el toqueteo en su miembro si que podía deducirse que los movimientos eran lentos y firmes.

Sonrojado Stan comenzaba a incomodarse, aunque nadie le obligaba a ver más del mismo, nunca afloró la idea de detener el vídeo y no es que fuese una especie de pervertido que disfrutaba ver a su amigo masturbarse solo se trataba de simple y llana curiosidad, después de todo por algo le habían mandado ese material ¿No?

La toma cambió a un plano del encogido cuerpo completo del chico, aunque se le veía de perfil esta vez los vehementes movimiento ejercidos en su miembro se apreciaban con mayor detalle.

— ¡S-Stan! — jadeó.

Las mejillas de Stan volvieron a encenderse al escuchar a Kyle gritar su nombre. Su corazón comenzó a acelerarse acompañado de una rara sensación en su estómago ¿Tal vez asco? ¿Vómito? No estaba seguro, era una especie de revoltijo de dolores y punzadas, sin embargo eso no era lo que más le preocupaba, sino la sensación de cosquilleo en su entrepierna.

¿Que mierda le estaba pasando?

Estaba consciente que no era la primera vez que sentía aquello, en otra ocasión le había sucedido aunque en esos momentos no pudiera recordar; su cerebro parecía haberse desconectado sin permitirle pensar en otra cosa que no fuera el chico que ahora mismo veía gozando de placer mientras se masturbaba.

La mirada del pelirrojo en el vídeo se desvío a la pantalla del computador a su miembro, el cual estimulaba con mayor rapidez y fuerza. No paraba de gemir y repetir el nombre del pelinegro una y otra vez; estaba a punto de llegar a su climax, cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás.

— ¡St-Stanley!

Aquello fue lo último que dijo Kyle antes que el vídeo se cortara abruptamente.

Después de ello un mensaje y la castrante musiquita de fondo volvieron a hacer acto de presencia.

¿Te gustó?

— Hijos de puta. — exclamó anonadado.

No satisfechos con mandar eso encima se burlaban de él preguntando algo tan estúpido. Habían llegado demasiado lejos.

Debía hablar pronto con Kyle y contarle lo que recién había visto, aunque ello significara confrontarlo exigiéndole una explicación.

Satisfacción Solitaria. | StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora