12: Trato

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Un escalofrío electrizante dio una vuelta por la columna del pelinegro al ver como el pequeño hermano de su amigo lloraba a mares con la nariz tajada. Aquella preocupación que hace un momento lo mantenía acelerado se había convertido en un doloroso retorcijón de estómago.

— ¿Ike? ¿Qué mierda te ha sucedido? — Dijo, alzando leve la voz mientras se agachaba y sentía la sangre calentarse en sus brazos.

Stan creía y juraba a ciencia cierta que ese tajo en la naricita de Ike se debía a Cartman, destruiría a ese gordo culón de un maldito golpe cuando lo viera ¿Cómo se atrevía a golpear a un nene de nueve putos años sólo por una mala jugada entre él y Kyle?

— Stan, Stan, Kyle... Kyle, él...

El pequeño debido a la aceleración sentía como las palabras escapaban de su boca. No iba a mentir, se había asustado como la mierda al ver a su hermano mayor amenazarlo, después de todo Kyle era un chico alto, delgado y fino, pero con una fuerza lo suficientemente alta como para romper su cabeza a la mitad.

Stan abrió grande los ojos al oír como el niño apenas podía articular palabra. Buscando darle calma, con la manga de su chaqueta limpió la saliva mezclada con sangre que comenzaba a secarse de la comisura de los labios de Ike, quien al sentir el tacto pudo relajarse.

— Kyle está por cometer una estupidez, Stan, debes ayudarme, él lo va a matar.

El pelinegro sintió las náuseas acomodarse en su estómago y como si fuese reflejo, tomó a Ike de los hombros para acercarse y mirarlo fijamente. Ike es listo y Stan lo sabía, después de escuchar que el niño se estaba relacionando con Cartman ya no podía apostar la inocencia del chiquillo, así que necesitaba presionarlo para que la honestidad desesperada de Ike le aclarara lo que ahora era un caos enorme en su cabeza.

— ¿Quién? ¿Quién va a matar a Kyle?

— E-Eric Cartman...

Daba vueltas en la calle con las manos en la chaqueta y sus rizos sobresaliendo de su ushanka verdosa. Las cosas no acabaron, estaban por recién comenzar y esa mierda ya lo jodía de antemano, sabía que Cartman no se quedaría con ese rechazo sin hacerlo pasar un mal y probable eterno rato. Pensando en que hacer, meneaba la cabeza hacia ambos lados, las alternativas para arreglarlo o por lo menos mantener las cosas en privado se disiparon, dejándolo con la boca y cabeza secas.

— ¡Mierda, cuanto te odio! — Bramó enfurecido, tirándose al suelo de la vereda mientras se encogía provocando que pudiese esconder el rostro en sus rodillas, comenzando a llorar.

Se sentía como un niño pequeño, estaba expuesto y no sabía como detener la rabia que se estaba comiendo su corazón, era un sentimiento desesperante. Agitó la cabeza y pensó, buscando claridad en sus ideas. Necesitaba algo que mantuviera a Cartman satisfecho y que no le provocara daños a sí mismo.

¿Rogar? Ah no, no si no era él el culpable de todo lo que sucedía. ¿Dinero? De seguro Eric le pediría una cantidad más que exagerada. ¿Llorar, darse a sí mismo, besarlo, sexo? No, no podía hacerlo, sería asqueroso y repugnante para él. "Quizá si cierro los ojos cada vez que vaya a suceder..." Aquellos pensamientos lo dejaron atónito, pero ¿Qué más podía hacer? Estaba perdido y su mejor amigo lo odiaría. No quería nada de eso, Stan era lo más preciado de su vida, había estado ahí para él siempre y podía imaginar el asco que el pelinegro le tendría ahora que sabía su sucio secreto.

Tragó su orgullo y se levantó, haría un trato por las buenas o por las malas con Cartman, no le importaba si tuviese que matarlo para evitar su boca regordeta hablando de él por todos lados.

Secó sus lágrimas con la mano y tocó aquella puerta que hace un momento había casi derribado, pocos segundos después observó la sonrisa ladina y divertida de su archienemigo, quien tenía rastros de sangre aún en su rostro. Sentía como las manos le temblaban de la rabia, quería abofetear y mutilar su cuerpo hasta la muerte, pero debía detenerse.

— Mi marica favorito ¿Vuelves por otro beso? — Bromeó Eric, jugando con la cuchara que llevaba en la mano.

— No, gordo de mierda. — Soltó, sin poder contenerse.— Vine a negociar ese vídeo.

El rechoncho chico estalló en risas exageradas, casi escupiendo la burla en el rostro del pelirrojo quien trataba de mantener la mente en blanco para no agarrarlo y matarlo ahí mismo.

— ¿Negociar, dices? ¿Qué negociaremos?

Kyle suspiró, levantando un poco las manos para solicitar el pase dentro de la casa. Eric no dudó ni un segundo antes de moverse para ver al ojiverde caminar hacia adentro.

— ¿Me darás el culo? Vaya, fue fácil.

— No, carajo, yo.. — el joven soltó otro suspiro, ni siquiera tenía un plan bien pensando ni las palabras para decir lo que iba a decir.— Yo sólo no quiero que enseñes ese vídeo a nadie, p-por favor...

Susurró esa última palabra, algo que a pesar que Cartman lo escuchó decidió reírse un poco más. Como si hubiese sido inaudible, se inclinó hacia adelante con una mano al lado de su oreja.

— ¿Qué has dicho, Kyle?

— Por favor, por favor. — Se derrumbó.

Las emociones que mantuvo guardadas lo abrieron en ese momento, dejándose caer de rodillas delante del abusador, quien al verlo abrió los ojos en grande más que sorprendido. Kyle sintió como las lágrimas le ensuciaban el rostro y juntó sus manos en petición.

Estaría acabado si ese vídeo llegaba a manos de sus padres. Su madre se volvería loca y Gerald le haría un interrogatorio sobre su sexualidad, pronto llegaría Randy y trataría de enseñarle acerca de la hombría o tendría que soportar a todo South Park verlo y tratarlo de manera distinta. No quería nada, solo quería paz, quería estar con Stan y ser los mismo de siempre.

— Eric, te lo ruego, por favor elimina ese vídeo y déjame en paz. No te molestaré, no te llamaré gordo, no te haré nada ¡Lo prometo! ¡En verdad lo hago! — Lloraba acercándose de rodillas al regordete, quien seguía en estado de atonía.— ¡Haré lo que sea, lo que sea, lo prometo!

El castaño veía como las lágrimas de Kyle habían hecho que sus ojos se vieran más grandes y brillantes, podía sentir la desesperación de su par en ese momento. Se asqueó, no sólo por como el pelirrojo lloraba en sus piernas, sino por lo estúpido que se sentía. Kyle siempre ha sido un joven bastante orgulloso, pero sabía reconocer cuando estaba equivocado, aunque en estos momentos todo era por un ataque de desesperación se sorprendía de haberlo llevado a esto.

— Te ves estúpido. — Rio un poco de escena y empujó el ushanka de la cabeza de Kyle, dejando al descubierto sus rizos anaranjados.

Kyle sólo pensaba en una cosa; Arreglar. Necesitaba arreglar las cosas a pesar de que parecieran no tener arreglo, incluso si eso lo llevaba a tener un vómito verbal. Estaba avergonzado, se sentía humillado y derrotado frente a su enemigo más odiado. Sus nervios se estaban destrozando y ya no tenía más escapatoria.

— ¿De verdad quieres arreglarlo? Kyle ¿Es lo que más deseas? — Como respuesta el joven asintió muchas veces. — Entonces... Harás exactamente lo que yo te diga.

Buenas, mis querubines. 

Quiero aclarar que estos capítulos
pueden resultar un poco aburridos
porque estoy tratando de crear un
puente para seguir la trama, ya que
el/la autor/autora del fic original no
dejó muchas oportunidades para seguir.
Espero, de igual modo, lo hayan disfrutado
y sigan leyendo. ♡

—Ren.

Satisfacción Solitaria. | StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora