Capítulo 3

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Ya habían pasado tres días y Jennie seguía teniendo en mente a Rose, no entendía porque una chica estaba tan grabada en su memoria o porque sus mejillas ardían al recordar su voz tan hermosa. Era algo tan abrumante, ella no tiene idea de que es esto tan nuevo que está sintiendo, pero por más raro que parezca le gusta...

Esa misma tarde estuvo preguntándose si en algún momento la volvería a ver, se sentía tan apenada de que su primera conversión haya sido así, pero jennie estaba embobada al verla tan diferente.

Jennie jamás podría vestirse de esa manera ¡Es una princesa! debe actuar como tal, además, le encanta como se ve en esa ropa tan linda que tiene, mucha ropa fue escogida por su madre pero no es un mal estilo, muy elegante y femenino.

Tanto se sumergió en sus pensamientos hasta que estos fueron interrumpidos por su madre.

- ¡Jennie, maldita sea! - dijo su madre con coraje.

- ¿Sí, madre? - preguntó Jennie nerviosa.

- ¡Por fin hablas! Pensé que tu estupidez te dejo sin habla - dijo su madre con mucha molestia.

- Lo siento, madre - Jennie se disculpó agachando la mirada.

- Deberías estar atenta, estos últimos días te he notado más estúpida de lo normal - dijo la reina.

- Madre, quiero pedirte algo... - Jennie hablo bajo pero lo suficientemente audible.

- Habla de una vez - dijo la reina con fastidio.

- Me gustaría ir al pueblo - después de eso Jennie bajo su cabeza esperando un regaño.

- ¿Y para que quieres ir al pueblo? - pregunto la reina confundida.

- Bueno, yo... escuché hablar a las empleadas sobre un café muy bueno en el pueblo - dijo jennie en voz suave - me gustaría poder tomar una taza de café ahí - sonrió.

- Bien, puedes ir - dijo la reina fastidiada - pero te quiero aquí temprano, tú padre y yo tenemos que hablar de algunas cosas contigo - después de decir eso la reina se marchó dejando a Jennie confundida, pero feliz.

No paso mucho tiempo cuando la princesa ya estaba yendo hacia el pueblo, está vez llevo un lindo vestido de un bello color lila, mientras en su cabello tenía un bello gorro del mismo tono. Caminaba alegremente hacía el café y entró al lugar de manera inmediata, sentándose nuevamente en el lugar de la vez pasada.

Cómo de costumbre, la mujer más joven fue a tomarle el pedido. Jennie no estaba ahí por el café claramente, ella quería ver de nuevo a Rose, esa bella chica que ha tomado posesión de cada uno de sus pensamientos.

Parecía que el destino en verdad la amaba pues unos minutos después de su llegada, en la puerta de ese café, estaba ella... ¡Bellísima como siempre! Jennie en verdad creía que esa mujer era bellísima, su corazón latía de una manera anormal y ella no entendía porque sucedía eso.

Rose también se percató de la hermosa chica que estaba sentada, aunque quisiera negarlo había ido los días después de su encuentro con ella al café de su madre esperando poder verla nuevamente y justo ahora la tenía enfrente. Esa chica tan hermosa, con esos ojos bellísimos y sus labios tan lindos... ¿Cómo sería besarlos?
Rose inmediatamente borro esa idea de su mente, apenas la había visto una vez y no podía dejarse llevar, era absurdo.

Se acercó hacia Jennie con la intención de saber más de aquella hermosa chica que iba pocas veces a la cafetería de su madre.

- Hola, ¿Puedo acompañarte? - preguntó mirando la silla a su lado.

- Por supuesto - dijo Jennie con esa voz tan dulce.

- Gracias - inmediatamente Rose tomo asiento a su lado.

Jihyo, la hermana de Rose, llevo su pedido y miro de manera extraña a su hermana.

- ¿Que haces aquí, Rose? - le regaño Jihyo - No puedes estar molestando a los clientes - la miro.

- No la estoy molestando, somos amigas, ¿Verdad? - Rose miro a Jennie.

- ¡Sí, es cierto! - dijo Jennie intentando parecer lo más segura.

Jihyo no pregunto más y se fue a seguir ayudándole a su madre.

- Bueno, me encantaría saber tu nombre, linda - dijo Rose.

- ¿Linda? - preguntó jennie sonrojandose - Ah, sí, mi nombre es Jennie - dijo dando una pequeña sonrisa.

- ¡Tienes un nombre bellísimo! - halago Rose.

- Gracias - dijo Jennie apenada.

- Me gustaría conocerte más, ¿Puedo? - Rose menciono sonriendo.

- Claro, ¿Que te gustaría saber de mí? - jennie la miro.

- Pues, me gustaría saber cuáles son tus pasatiempos, que es lo que te gusta de las personas y que no - Rose sonrió.

- Me gusta mucho mirar el atardecer, usualmente no hago muchas cosas porque casi siempre estoy estudiando - Jennie dijo tímida.

- ¿Y que estudias? - preguntó Rose con curiosidad.

- Bueno, son tantas cosas... Mi madre siempre tiene maestras que me enseñen buenos modales a la hora de contraer matrimonio - Jennie tomó su taza de café.

- ¿¡Qué!? - Rose pregunto con disgusto - No puedo creer que hagan esa clase de "escuelas", es una estupidez - dijo Rose con cierta molestia.

- Y-Yo debo obedecer a mi madre - dijo Jennie un poco triste.

- ¡Tonterías! - dijo Rose disgustada - ¿Quién es ella para hacer tal estupidez? - la miro.

- Mi madre es... La reina - dijo Jennie nerviosa.

- ¿¡Eres la princesa!? - preguntó Rose con asombro.

- Exactamente, soy la princesa - Jennie agachó la mirada, sin embargo, Rose tomo su mentón e hizo que la mirara.

- Aún siendo princesa ninguna mujer debe tener la mirada baja - Rose acaricio su mejilla mientras le sonreía.

Después de platicar un rato se dieron cuenta que eran muy distintas, pero eso no era un impedimento para sentirse bien estando juntas. Rose estaba fascinada con la hermosa princesa, pero le disgustaba que fuera educada de esa manera tan tonta, era una mujer no un objeto.

Jennie ya estaba llegando al castillo de nuevo, hace unos momentos había sido tan feliz y ahora tenía que volver a ese lugar que la hacía sentir tan sofocada, tan triste y tan sola...

Cuando llegó fue recibida por sus padres de una manera muy linda, había alguien en el castillo, sus padres jamás la recibirían así en un día común. Tal como supuso, habían otros reyes y un apuesto príncipe, que siendo sinceros, Jennie no le veía lo lindo a la situación.

Sus padres comenzaron a guiarla hacia ellos, Jennie sabía que postura debía tomar y les hizo una reverencia saludándolos de manera respetuosa.

- ¡Es encantadora! - dijo la otra reina.

- Sin duda la han educado muy bien - dijo el rey.

- Nuestra hija siempre ha sido tan buena, es una princesa perfecta puedo decirles - el padre de Jennie la abrazo por el hombro sonriéndole, Jennie le devolvió la sonrisa con cierta angustia.

- No cabe duda de que será la esposa perfecta para mí muchacho - dijo el otro rey sonriendo con arrogancia.

- ¿¡Esposa!? - preguntó Jennie totalmente confundida






















Espero que este capítulo haya sido de su agrado.

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ˡᵘᵛʸᵖʲᵐ ~⁠♪

𝔻𝕒𝕟𝕕𝕖𝕝𝕚𝕠𝕟𝕤 ☀️   (Chaennie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora