Capitulo 2

55 11 0
                                    


Alexia

Mis pensamientos giraban como un torbellino mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo. No solo tenía la oportunidad de trabajar como traductora en el Mundial de la FIFA, sino que también me encontraba al lado de uno de mis cantantes favoritos, que es mi amor platónico, Ian Kang. En un restaurante exclusivo para el equipo. Cada detalle, cada palabra intercambiada, se estaba grabando en mi mente como si estuviera en una película que se desarrollaba en tiempo real.

La idea de trabajar junto a alguien a quien admiraba profundamente generaba emociones encontradas. Por un lado, sentía un entusiasmo abrumador ante la posibilidad de estar cerca de alguien que había sido una fuente de inspiración. Por otro, temía perder la profesionalidad y arruinar la oportunidad que se me había presentado. Quería mostrar mi capacidad y dedicación, pero también era consciente de que mi entusiasmo no podía interferir con mi desempeño.

Me sumergí en el menú, pero mi mente aún divagaba entre las responsabilidades que se avecinaba y más con la presencia de Ian. Los platos ostentosos y costosos parecían sacados de un mundo completamente diferente al mío, pero estaba decidida a mantener mi profesionalismo y no dejarme intimidar.

Entonces, ocurrió. Las miradas se elevaron en unánime anticipación y, al levantar los ojos, me encontré con la figura que conocía tan bien de las pantallas. Ian, rodeado por un aura que parecía magnificar su presencia. Mi corazón latía desbocado, mis manos temblaban ligeramente, y sentí que la realidad y la fantasía se entremezclaban. La voz de la razón luchaba por sobreponerse al eco emocional en mi interior.

Aunque me consideraba parte de la comunidad "Starlights" en el sentido de apreciar su música y su talento, nunca me habría etiquetado como una fanática extrema. Pero tenerlo allí, en carne y hueso, despertaba sensaciones que no había anticipado. Era como si una conexión profunda se hubiera establecido a través de la música y las historias compartidas.

En ese momento parecía que se detuvo el tiempo. Su sonrisa, cálida y genuina, me recordó por qué tantas personas en todo el mundo estaban cautivadas por él. Intercambiamos un saludo en su idioma, y mi deseo de no estropear el momento con mi admiración personal se mantuvo firme. Sin embargo, la corriente de energía que fluyó entre nosotros fue innegable.

La cena transcurrió entre conversaciones y risas compartidas con los miembros del equipo y el mismo. Aunque estaba consciente de mi rol y responsabilidad como traductora, también experimentaba un sentimiento de asombro. Aquel chico al que había visto en videos y escuchado en canciones estaba sentado al frente mio, interactuando con naturalidad. La noche culminó y cada uno se retiró a sus respectivas habitaciones. La realidad de mi día a día contrastaba con las escenas que había vivido. El cansancio y la emoción se mezclaban, y mientras me sumergía en el sueño, me daba cuenta de que estaba en medio de una travesía que desafiaría mis límites y me llevaría a lugares que jamás habría imaginado.

El nuevo día trajo consigo una mezcla de ansiedad y anticipación. El reloj avanzaba mientras me preparaba para enfrentar un nuevo capítulo en esta experiencia única. El destino era la oficina donde se llevaría a cabo una reunión importante para definir los detalles del trabajo. De camino a ella, traté de calmar mis nervios, recapitulando que estaba allí por mi habilidad y profesionalismo.

La reunión transcurrió, y las expectativas eran claras: sería la traductora de Él durante su estadía en el Mundial. Era un honor y una responsabilidad significativa. La mezcla de emociones me invadía, pero también me daba fuerzas para enfrentar este nuevo reto. Mientras nos dirigimos a la locación para la grabación de un video musical, mi mente se debatía entre el asombro y la concentración en mi labor.

El set de grabación estaba lleno de actividad y efervescencia. El equipo se movía en armonía, y yo trataba de incluirme en ese ritmo, manteniendo mi papel en el contexto. Pero algo inesperado sucedió y mientras todos estaban ocupados, el director solicitó mi celular. La razón de su solicitud me dejó perpleja y enojada. Me sentía invadida y cuestionada, y el hecho de que pensaran que yo, como profesional, filtraría información era un golpe a mi integridad.

La discusión que se desencadenó reveló una grieta entre mi apariencia profesional y la admiración personal que sentía por Ian. Mis emociones parecian estrellarse, y aunque me defendí con firmeza, también supe que debía encontrar la manera de equilibrar mi entusiasmo con mi responsabilidad laboral. La línea entre mi papel como traductora y mi conexión como admiradora se volvía borrosa, y necesitaba establecer límites para navegar por esta oportunidad sin precedentes.

AMOR CLANDESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora