34- Antes de tiempo

53 2 0
                                    


**Elena Richards.**

Mi día no fue perfecto, recién salí de una dura jornada, estoy muerta de sueño, solo quería descansar y talvez lo podría haber hecho en los brazos de Damiano, pero no todo puede ser como queremos. 

Son ¿Qué? ¿Ocho treinta de la mañana? Y recibir así a esas personas no estaba entre mis planes. ¿Que no duermen?.

—Voy a matar a mi hermano —dice Damiano antes de bajarse —. Quédate aquí, no bajes hasta que venga por ti —Asiento a lo que me indica porque de verdad si necesito un minutos o tal vez dos.

Su hermano Dante está aquí, y no viene solo, están varias personas más que no sé quiénes son, pero asimilo que son su familia y esto es muy anticipado, no estoy preparada, y la verdad me pongo nerviosa de conocerlos. Antes podía actuar, pero ahora toda nuestra relación va en serio y no quiero que piensen lo mismo que mis compañeros de trabajo.

Tampoco sirve que venga vestida como lo hago. En los primeros días de la semana uso mi uniforme, y por la mañana al salir de hotel solo me coloco ropa cómoda para tomar el transporte y poder caminar a casa. Solo llevo unos leggins, camiseta y zapatos deportivos.
Damiano está impecable como siempre.

¡No! Me niego a bajar de éste auto. Estoy segura que por el vidrio no han notado que llegué con él. ¡Si! ¡Eso! No me bajaré de aquí por nada del mundo.
 
Vuelvo a mirar hacia dónde están y los veo conversar, en cierto modo noto a Damiano molesto y es que, que lleguen sin avisar no debe ser muy bueno. Dura unos cuantos minutos hablando con ellos más o menos. Se nota la clase que tienen por cómo van vestidos, tienen rasgos similares los hombres, las mujeres imagino son las esposas de Dante y el otro señor que ni idea como se llama. 

¿Dante no tenía problemas maritales y vivía con Damiano?.

La pregunta que viene a mi mente tiene mucho sentido. Lo más probable es que sí, él los invitó, pero en un pésimo momento, yo solo quiero que me trague la tierra. Lo peor es cuando veo a Damiano devolver sus pasos hacia donde estoy me tiembla todo. !Oh no! Yo no quiero ir a conocer a nadie y mucho menos como estoy. Me encojo en mi asiento cuando él siendo consiente se sube del lado del piloto.

—Vas a tener que bajar mi vida —Me sigo encogiendo en mi asiento y empiezo a negar.

—¿Es tu familia cierto? —Él asiente sonriendo por lo que estoy haciendo.

—Así es, no tengas miedo. Dentro de lo que cabe son buenas personas. —Alzo una ceja sin creerle.

—¿Dentro de lo que cabe? —Me asusto más.

—Sí, no te van a comer Elena ¿Dónde quedó la chica extrovertida sin miedo a nada? —Hago un puchero por ponerme en esta situación. Porque tiene razón, solo que cuando se trata de personas así, más todo lo que ha pasado, me cohíbo.

—Estoy muy mal vestida Damiano —Me enderezo —. Llévame a casa, seguro ni saben que estoy aquí.

—Lo saben —Abro demasiado los ojos —. No los subestimes. Además podemos decir que estabas corriendo —Se encoge de hombros.

—¿Estando tu tan bien vestido? ¡Sí claro! —Me quejo.

—Elena deja de hacer queja por todo. Solo vamos, son buenas personas —Se ríe.

—¿Ellos saben que trabajo en tu hotel? —Pregunto antes de acceder.

—Sí —dice sin más.

—¿Si? —Pregunto incrédula.

—Sí, no me ando con rodeos. Ya les había hablado de ti —Suspiro porque no sé qué hacer.

—¿Saben de nuestro trato? —Me siento nerviosa, demasiado.

—No, y si lo supieran no tienen por qué decir nada, ellos en cierto punto lo hicieron por lo mismo —Respiro profundo para calmarme porque tiene razón —. Son solo mis hermanos y sus esposas. A uno de ellos ya lo conoces.

—Dante —Hago un gesto extraño dado que la última vez que lo vi, no me despedí muy bien o no se vio de buena manera en la forma que me marché.

—Sí, solo relájate ¿De acuerdo? —Toma mi mano y le da un beso. Eso hace que me relaje muchísimo.

—De acuerdo —Sonrío y él abre la puerta para bajarse y rodear el auto para abrir la mía. Lo dejo hacerlo para que no se vea mal.

En cuanto la puerta es abierta para mí, noto que la mirada de todos los presentes está puesta en ella para ver quién desciende. Trato de parecer serena, nada asustada y con una sonrisa en los labios. Solo quiero que todo salga bien, porque estoy siendo bastante fuerte para no caer por lo débil de mis piernas.

—Vamos princesa —Bromea conmigo mientras ofrece su brazo para mí.

—No me digas esas cosas que soy capaz de saltarte encima y comerte a besos —Le sigo el juego.

—¡Ahí está mi chica! —Exclama en apenas un susurro y yo sonrío pegando mí frente a su brazo para empezar a andar. 

En esta posición cualquiera diría que estamos locamente enamorados. Por lo menos yo lo estoy y espero él vaya por los mismos caminos. Solo espero que enfrentar a su familia no debilite nada de lo que me costó construir.

Todas las miradas están sobre nosotros y trato de mostrarme segura. Cuando llegamos frente a ellos, todos nos miran con curiosidad, más que todo a Damiano, esperan que él diga algo y lo hace.

—Les presento a Elena, mi novia y futura esposa —La exclamación que sale de los labios de algunos, e incluso de los míos hacen reír a Damiano —. ¿Qué?.

—No nos has dejado presentar y ya estás anunciando matrimonio. Radical como siempre ¿No? —Opina el hermano que no conozco.

—Toda la vida, Danilo —Me toma por la cintura y son las mujeres quienes se acercan a mí.

—Mucho gusto linda, mi nombre es Emilia —Tiende la mano hacia a mí y con una sonrisa le correspondo el saludo.

—Me llamo Elena, el placer es mío —Ella sonríe y besa mi mejilla.

—Un placer.

—Yo me llamo Gabrielle—Sonrío ampliamente.

—Así se llama mi mejor amiga —Ella corresponde el gesto —. Un placer conocerlas —Le doy el beso y quedamos solo conversando nosotras cuando Damiano se hace a un lado, y Dante no se acerca a nosotras y Danilo, el otro hombre no se presenta.

—Disculpa a mi esposo, es un poco tosco —Habla Emilia.

—No te preocupes, al parecer viene de familia —Me río refiriéndome a Damiano.

—Sí, esos dos son muy parecidos —Esa es Gabrielle —. Son tan distintos a Dante —Rueda los ojos, dándome a entender que ese enredo no se ha resuelto.

—Sí, tu esposo es algo peculiar —Me río.

—Sí, sobre todo eso, peculiar —No sé qué decir a eso así que me quedo callada.

—Eres muy linda ¿Cómo se conocieron tú y Damiano? —La misma pregunta que todos hacen.

—Pues... 

—Seguro contratada igual que yo. Una esposa comprada —Se forma un nudo en mi garganta y no sé qué decir a eso.

—Yo...

—¡Gabrielle! —Exclama Emilia viéndola con molestia.

—Es la verdad, somos concuñadas, hay que ser sincera entre nosotras. Dime Elena ¿Damiano también te contrató para poder cobrar su dichosa herencia?.

Eso me saca de balance y me mareo, casi caigo al piso al oír eso. ¡Ésto no pinta nada bien!

Celeste [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora