77-Mi vida entera

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*Mi vida entera*

**Elena Richards.**

Cuando quiero llegar a un punto de ser más atrevida, me inclino y con descaro paso la punta de mi lengua por él, con rapidez toma mi cabeza y evita que lo haga.

Lo peor de todo es que me estoy muriendo por hacerlo y no me lo permite.

—Mal, muy mal —Me dice y yo le muestro una sonrisa llena de picardía.

—¿Por qué? Yo quiero —Le digo con total descaro.

—Tu lo que quieres es volverme loco —Una de las comisura de mis labios se levanta y lo miro con deseo, aún estoy muy cerca así que puedo hacerlo si es lo que deseo.

Alzo una ceja en su dirección, mi mirada es de desafío total, por lo que me inclino una vez más y me vuelve a detener. Juego con mis manos sobre sus muslos, el deseo crece mucho dentro de mi y que no me suelte me tiene aguantando demasiado y eso no me gusta.

Es cierto, nunca he practicado sexo oral, pero justo ahora me muero por aprender, por probarlo.

—¿Por favor? —Le pido con fingida inocencia.

—Elena —Advierte, pero no puedo hacer más que hacerle ojitos y seguir el movimiento de mis manos.

Con sigilo vuelvo a subir mi mano para tomarlo una vez más, y de inmediato siendo el agarre de su mano aflojarse y una vez más lo intento. Paso primero mi lengua, dónde me regala un hermoso gruñido de satisfacción que me ayuda a tomar valentía y hacerlo, lo llevo a mi boca y el jadeo de sorpresa que da me hace sentir muy bien.

En mi vida había hecho algo parecido, pero lo disfruto demasiado, y más sabiendo que le gusta y que soy yo la causante de ese placer tan desbordante que siente.

—Suficiente cariño —Me toma y una vez más soy yo quien está abajo.

—Aburrido —Le digo limpiando la comisura de mi labios.

Me mira con una mirada que no se descifrar y niega con la cabeza. No obstante, parece querer vengarse o devolverme justo lo que yo he hecho, porque sus dedos se pierden en el elástico de mis bragas para sacarla.

—Hora de mi venganza —Lo escucho decir y río.

—La recibo encantada —Niega y se pone en eso.

Lo veo primero subir y cerrar de repente su boca sobre mi pezón, algo que me hace arquear la espalda porque junto a eso sus dedos se han colado entre mis piernas, lo resbaladiza que estoy le facilita la tarea haciéndome voltear los ojos.

—Estas... —Empieza, pero no termina la frase porque su boca está ocupada.

Mis pezones duelen, mi cuerpo se eriza y se arquea, creo enloquecer cuando baja por el centro de mi cuerpo y da el primer beso en mi monte de venus.

Es verídico, lo hará.

Lo que me hace enloquecer es que tiene el descaro de meter las manos detrás de mis rodillas en ambas piernas y levantarlas, para luego abrirlas de golpe y dejarme completamente expuesta ante él. Eso me hace levantar la cabeza y observarlo, para encontrarme con su mirada llena de picardía y lascivia.

Cuando dejo caer mi cabeza hacia atrás para no verlo se aprovecha y hace el primer contacto. Es solo la punta de su lengua rozando apenas ese botón se sensaciones y todas mis extremidades se vuelven loca.

Una, dos, tres, cuatro, cinco y más se dedica a hacerlo y yo me estoy deshaciendo.

¿Que clase de brujería es ésta?

Por supuesto, si no lo había hecho no me lo habían hecho a mi, es más que obvio y es la cosa más extraordinaria del puto mundo, no se ni cómo mierda me la perdí.

Cuando ya creo que es demasiado para mi empiezo a cerrar las piernas, es mucho y parece que no lo soporto, mis piernas tiemblan y mi mano comienzo a jalar de su cabello para que se detenga.

—¡Oh por Dios! Basta —Le pido, pero no lo hace —. Damiano —Jadeo su nombre y parece que en lugar hacerlo parar lo intensifica.

No puedo más y estallo, grito y las piernas me tiemblan. Eso ha sido una locura total, jamás creí que se podía sentir algo así con eso.

—¿Te gustó? —Se atreve a preguntar y yo la cabeza nisiquiera la puedo levantar.

—Eso... —Estoy sin aliento —. Eso ni se pregunta hombre —Lo oigo soltar una risa nasal.

Y lo siguiente a eso no encuentro ni como describirlo. Pudimos haber estado juntos antes, y aún así esta noche parece ser la primera, la más intensa y excitante de todas, porque se siente tanto amor como pasión y cada una tiene el porcentaje exacto para hacer que sea perfecta.

°°°

—¿Entonces? —Me pregunta y me trae sujeta de la cintura, damos pasos hacia atrás y él sigue dándome besos cortos en los labios —. ¿Hacemos otra pizza o la pedimos? —La verdad es que si tengo muchísima hambre.

—¿Pedirla? Son como las tres de la mañana Damiano —Me río y me sigue llevando de esa manera hasta llegar a la cocina.

—Bueno, entonces ha quedado ingredientes, podemos hacer otra y ahora sí estar al pendiente —Me río cuando dice lo último, es que aún no puedo creer que se nos haya quemado.

—De acuerdo —Entramos en la cocina y hago que me suelte para poder tomar el restante de los ingredientes.

Lo veo tomar la masa y empezar a estirar para colocar en la otra bandeja y yo le pongo el restante de los ingredientes a un lado, y me dispongo a abrir el frigorífico para sacar el helado. Tomó una cuchara y me siendo sobre la encimera a comer de él mientras lo veo trabajar.

—¿Por qué no esperas a comer? —Indaga al verme meter cucharadas de helado a mi boca.

—Son las tres de la mañana ¿Crees que eso importa? —Me encojo de hombros y me meto una cucharada más en la boca —. Además... Me gusta comerme el postre antes de la cena —Alzo las cajas varias veces y él divertido solo puede negar con la cabeza.

—Pizza lista —Lo veo que la mete al horno y sonrío satisfecha.

—¿Quieres? —Le ofresco una cucharada de mi helado napolitano.

—Así —Me quita la cuchara y la lleva a mis labios, y cuando la abro y lo como me besa —. Delicioso —Sonrío como una tonta.

—Oye —Le digo recuperándome y volviendo a comer helado —. ¿Cuando puedo volver al trabajo? —Indago.

—¿Ya quieres volver? —Pregunta con el ceño fruncido.

—Sí, no puedo estar todo el día contigo, así que será mejor que me distraiga, sola en casa me volveré loca —Le explico.

—Tu puedes estar conmigo todo el tiempo que gustes —Me dice y yo niego.

—No, tu tienes trabajo y no me vas a cargar de llavero para arriba y para abajo. Además me gusta mi trabajo, puede ser incómodo estos días, pero me gusta —Le hago ver.

—De acuerdo, le enviaré la información a Aurora y ya te avisará sobre el horario y que día y a qué hora te debes reincorporar —Asiento satisfecha.

—Ahora yo quisiera saber... —Dudo si preguntar o no.

—¿Que?

—¿Que pasará con mi padre?

Celeste [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora