87-Muchas primeras veces

31 2 0
                                    

*Muchas primeras veces*

**Elena Richards**

Tengo que admitir que me toma por sorpresa lo que ha dicho, no ha sido por completo mi plan y es que tampoco es que yo lo haya pensando así, solo creí que provocarlo lo llevaría a acelerar o en su defecto dar la vuelta y regresar a la ciudad.

<<Eso hubiera tomado el mismo tiempo. ¿No ves que llevaba la mitad del camino?>>

Es cierto, tomaría el mismo tiempo, y aún así no contemplé el hecho de que él pudiera proponer algo como lo que está haciendo.

Estoy pálida, pero por dentro estoy que arde ante esta proposición, lo miro, él me mira, ya estamos estacionados en el medio de la nada, de noche, no hay ningún auto pasando y tengo que decir que lo que me ha pedido me llena de curiosidad.

—Damiano —digo casi sin aire.

—Lo siento, es tu culpa, me has provocado —Obvio no puedo evitar soltar una risa de picardía, porque aunque es nuevo para mí, me muero por qué sea la primera vez con él.

Aunque él se ha llevado todas mis primeras veces.

—¿Y si alguien nos ve? —Pregunto aún sabiendo que no hay nadie alrededor.

—No hay nadie cielo, los vidrios del auto no lo permitirán —Una de las comiditas de su labio se levanta —. Tienes que asumir las consecuencias de tus actos, de no haberme provocado ya fuéramos llegado a casa —Me río una vez más porque tiene razón.

Hace una inclinación hacia mi, me hace regresar a mi asiento y no se cómo le hace, pero el asiento cae hacia atrás dejándome ligeramente acostada, me saca un grito de sorpresa y en cuestión de nada lo tengo sobre mi devorándome los labios.

No puedo evitar olvidarme de dónde estamos y corresponder el desespero de sus labios, seguir el ritmo de las caricias que reparten sus manos sobre mi cuerpo, y de inmediato las mías comienzan a recorrer mi cuerpo con desespero, al igual que él.

Es en estos momentos que odio el tipo de traje que lleva puesto, sacar el saco es un dilema, la corbata es otra y le camisa casi que le arranco los botones. Sin embargo, él solo tiene que levantar mi vestido.

Es una experiencia inolvidable, diferente e interesante y más siendo como soy, porque cuando todo acaba solo termina en risas por como tenemos que volver a casa.

Pasar la noche con él es maravilloso, me hace soñar con que todas las noches fueran así, anhelar que sea lo último que vea al dormir y que sea en sus brazos, y aunque no es lo primero que veo al despertar, porque siempre se me adelanta, desayunar con él me hace soñar despierta.

—¿Todo bien cariño? —Pregunta con una sonrisa en los labios al verme tan perdida en mis pensamientos.

—Eh... Sí, sí —Suelto una pequeña carcajada —. Soñaba despierta —Confieso.

—Hoy tendrás que renunciar ¿Cómo te sientes? —Indaga mientras sigue moviéndose por la cocina al preparar el desayuno.

—Me siento un poco incomoda porque amo ese trabajo, pero me hace sentir feliz también porque sé la razón de dejarlo —Me encojo de hombros —. Y se que a unos cuantos les agradará que me vaya.

—¿Aurora? —Indaga.

—Aurora —Afirmo —. Tampoco me gusta la idea de que trabajes encerrado con ella como cuando yo estaba —Le hago ver.

—¿Te hace sentir insegura? ¿No confías en mí? —Su pregunta no me toma por sorpresa, es lo más normal que lo haga.

—Con respecto a la primera —Empiezo —. No, no soy insegura, nunca lo he sido y no empezaré ahora —Lo veo sonreír y prosigo —. Sí confío en ti, pero ella busca algo y no quisiera que planee algo que dificulte las cosas entre ambos —Soy sincera.

—Me alegra saber que confías en mí, yo también lo hago contigo. Si te hace sentir más segura seguiré trabajando desde la oficina y solo iré lo necesario, además en unas semanas tendré a una chiquilla revoloteando cerca y me querré mantener en ese edificio —Me río negando con la cabeza ante sus tonterías.

—No hace falta, tu sigue tu vida como estaba, yo solo he entrado en ella para vivirla contigo, no para alterarla —Lo veo rodear la isla y ponerse detrás de mí, colando un plato con una perfecta arepa frente a mí.

Eso me hace abrir los ojos como platos, no me he fijado de lo que hacía y me ha tomado por sorpresa que lo haya hecho. Una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro justo cuando su barbilla se apoya en mi hombro, y sus manos rodean mi cintura.

—Arepa venezolana, con jamón y queso —Mi cuerpo se empieza a sacudir por la carcajada que sale de mi, pero es como emoción por las cosas que suele hacer por mi.

—¡No me lo puedo creer! —Suelto —. Definitivamente creo que cada vez te vuelves más perfecto —Giro entre sus brazos y quedamos frente a frente —. ¿Aprendiste hacer arepas por mi? —Le pregunto pasando mis manos alrededor de su cuello.

—Yo haría todo por ti —Mi sonrisa para, mi corazón se salta varios latidos y empieza a sonar tanto que puedo jurar que él puede escucharlo.

—Eres el mejor. Te amo ¿Lo sabías? —Rozo mi nariz con la suya.

—Y yo te amo a ti —Un beso en mis labios apenas pequeño y luego se separa para rodear la isla y sentarse frente a mi para desayunar.

°°°

—Así que te vas —Es lo que dice mi querida jefa cuando he presentado mi renuncia y que cumpliré solo una semana de estadía antes de marcharme.

—En efecto —Es lo único que respondo, pues no pretendo dar explicaciones ni razones del porqué hago las cosas.

—¿Ya por fin has mostrado tu verdadera cara? Has conseguido un pez gordo y no necesitas trabajar —Eso me hace apretar la mandíbula y pensar como responderle. Debo hacerlo de manera educada para no bajar al nivel al que se ha puesto.

—A diferencia de usted, yo si tengo ética laboral y no le responderé como espera que lo haga —Me cruzo de brazos —. He presentado mi renuncia, está en usted aceptarla o no, ya yo he dado un preaviso de mi marcha, y que en siete días me marcho, ahora le toca a usted hacer su trabajo. Así que con su permiso —No dice una palabra y yo abro la puerta de la oficina para salir.

Por ahora solo ella ha visto mi renuncia, nadie lo sabe ni me interesa que lo sepan, yo solo estoy feliz de haberlo hecho porque eso me hace cada ver dar un paso más de lo que he querido lograr en la vida, sin importar quién conduce el tren al que me he subido, lo he hecho porque no pienso ver atrás.

Sigo mi jornada de trabajo y casi a la hora de la salida recibo un mensaje de Damiano que hace que mi mundo de una vuelta completa, no sé si es algo bueno o la vida me está dando más lecciones.

Celeste [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora