65-Destruida

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Destruida.

Elena Richards.

Odio con toda mi existencia los horarios diurnos, los odio más que a nada en este mundo.

Después de lo de anoche a Damiano le ha dado por visitar el hotel hoy, de paso no conforme con eso, mi jefa sabe que estamos mal y está siendo salamera, se le pega, lo toca y todo con una sola intención, molestarme.

Han estado hace unos minutos aquí en la recepción, él no dejaba de verme y ella no dejaba de recostarle las tetas en el brazo.

Que si Damiano para acá, Damiano para allá, le ha mostrado el sistema, la forma de factura, los precios y toda el área de recepción. De paso ha tenido que hacerme un par de preguntas relacionadas con mi trabajo que obviamente le tuve que responder de manera formal y tranquila.

Cuando lo único que yo quería era sacarle los ojos a Aurora por atreverse a tocarlo de esa manera, por insinuarse y demostrar que le gusta. Yo sabía que se sentía atraída, pero no que era una completa descarada. ¡Ja! Y me dicen a mi interesada.

La única persona que se aprovecha de su puesto en ésta empresa es ella, la única que tiene interés económico es ella, porque el mismo personal se da cuenta de que el ingreso de ella es más elevado que el que debería obtener una gerente de un hotel.

Sin embargo, personas como yo preferimos callar y ser respetuosos ante todo. Mi madre me enseñó a dar lo mejor de mi pese a que siempre me dieran lo peor, y a mi me pueden tratar de la patada, pero la vida algún día me recompensará, mientras a los demás el karma le llegará en algún momento de sus vidas.

Damiano no sé si se ha fijado en mi horario o que, porque ahora está en la oficina con ella trabajando, se que está en las cámaras, no hay otra persona que pueda hacerlo, porque Aurora está en el área de contabilización y su la subgerente no está en esa oficina, significa que él está ocupando su puesto.

El día ha pasado lento, justo hoy los clientes están pesados y llegan muy pocos, haciendo mi jornada de trabajo lenta y aburrida. Quiero ir a ver a mamá y la hora se me ha hecho eterna.

He realizado todo, limpieza en mi área, archivo, he hecho nuevas notas, he organizado tanto el escritorio como los archivos en computadora, he vaciado papelera, y borrado todo lo que no es necesario y ponen pesada la música.

Hoy trabajo con Elinor y la Sra Eva, quienes están en el área de descanso de los empleados, han hablado conmigo un rato y se han ido a sentar, tienen un break ya que los clientes no están nada concurridos.

Mi teléfono suena con una llamada entrante y verifico que no tengo clientes, personal pendiente por algún asunto y mis compañeras siguen en el área de descanso con la puerta abierta, así que lo cojo sin problema, me pongo de pie y me paro cerca de la puerta de entrada de personal.

—Hola —Contesto, es un número desconocido.

—Buenos días ¿Señorita Richards? —Preguntan.

—Sí soy yo ¿Quién habla? —Trato de no hablar muy alto porque sé que aún en el micrófono se escucha todo en la oficina.

—Hablamos del instituto clínico donde reside su madre Lina Richards —Mi corazón se dispara de inmediato. Normalmente por cualquier novedad me llama su enfermera.

—Sí, dígame ¿En qué puedo ayudarle? ¿Mi madre está bien? —Mi corazón siente algo extraño con la llamada y por eso me lleva a preguntar si se encuentra bien.

—Yo siento mucho lo que voy a decir y al ser por este medio, pero su madre ha fallecido hace dos horas y vemos conve... —No escucho nada más, el teléfono ha caído de mi mano y mi cuerpo empieza a temblar no soportando más su peso empiezo a ver todo negro.

°°°

Me doy cuenta que he perdido el conocimiento porque abro los ojos poco a poco y veo el techo del área de descanso de la empresa.

Hay varias personas a mi alrededor, pero quién tengo justo al frente a mi, en mi cara con sus manos sobre ella y mirandome fijamente preocupado es Damiano.

—No, no, no —Rompo en llanto y me siento de golpe —. No, Dios mío no —El nudo que se forma en mi garganta debido a las lágrimas y todo el sentimiento que siento, el dolor se acumula en mi pecho y no puedo decir más nada que NO.

—Elena, hey, hey. Está bien, estoy aquí. ¿Que pasa? —Me fijo en las personas que están a mi alrededor mientras me abrazo a mi misma sin dejar de llorar.

Está Elinor, Eva, Damiano y la sra Aurora.

—¡MI MAMAAAA! —Suelto en un grito desgarrador —. Mi mamá, mi mamá, mi mamá —Lloro de forma desconsolada y es la Sra. Eva quien se sienta junto a mi.

—¿Que le pasó a tu mami mi niña? —Pasa sus manos por mis hombros y me aferro a ella como si fuera mi más grande consuelo.

—Murió —digo tan bajito que apenas me oigo yo misma.

Ella solo se dedica a darme un abrazo de consuelo, no necesito palabras, esto es justo lo que yo necesito.

—Elena —Me llama Damiano y tengo mi cabeza apoyada en el hombro de Eva y lo miro —. ¿Que pasa cariño? —No ha escuchado lo que he dicho.

Me enderezo y trato de dejar de llorar pero no puedo, en silencio solo dejo salir mi dolor, intento hablar pero no puedo, el nudo en mi garganta es demasiado grande y siento que pierdo fuerzas.

—Su mamá joven, su mamá a fallecido —Lo miro a los ojos sin dejar de llorar pero apenas puedo verlo, su cara se contorsiona y me mira impresionado.

No pierde tiempo en rodearme con sus brazos y me pongo peor, enrollo mis brazos alrededor de su espalda, pero siento que pierdo fuerzas y ya no se más.

°°°

Abro los ojos y todo se mueve, voy en el asiento trasero de un auto y mi cabeza está apoyada... ¿En unas piernas? Me fijo bien en mi entorno y al enderezar un poco la cabeza me dijo que es Damiano.

—¿Que pasó? ¿A donde voy? —Pregunto desorientada y una vez más me enderezo de golpe —. ¿Damiano a dónde me llevas? Llévame con mi mamá, llévame con ella por favor —Le digo empezando a llorar un vez más.

No se cómo explicarles lo que siento, solo se que mi mundo se vino abajo, estoy destrozada y ya no deseo seguir viviendo, me quiero ir con ella, ya esto no parece absolutamente real, no parece una vida en la que quiera estar, se me fue mi mundo, mi alma, mi todo y mi única razón de vivir. ¿Que es lo que ha pasado? ¿Como se pudo haber ido así?.

Dios sabe cuánto luché por verla bien y me la quita, me la arrebata de mi vida así sin más, ella estaba bien, no estaba mal, yo la vi, la vi y aunque no estaba aquí, yo la sentí, la besé y le dije cuanto la amaba aún cuando me daba cuenta que no me entendía.

—Vamos a la clínica, vamos para allá cielo, no te preocupes —Mi boca hace un puchero porque trato de evitar llorar desconsoladamente pero no lo logro y rompo en llanto.

—No estaba lista, no lo estaba Damiano, no —Sollozo y me aferro a su cuello —. Yo no estaba lista para que ella se fuera —Sigo sollozando y agradezco que solo me abrace y este aquí para mí.

Ninguna palabra podrá ser suficiente para consolarme, digan lo que digan nada me hará bien, solo ella podía calmarme, solo ella es capaz de calmar lo que yo siento y no está, no está aquí y no lo estará jamás.

Parece que el tiempo se detuviera, me he quedado sumida en un punto en la ventana mientras mi cabeza está apoyada en el hombro de Damiano, mis lágrimas siguen rodando por mi rostro y no consigo consuelo alguno en ninguno de mis pensamientos.

No hay marcha atrás, yo parezco que camino directo a irme con ella, porque no le veo sentido a seguir aquí. No estaba bien, toda mi vida estaba echa mierda y ella se va dejándome. La vida simplemente deja de valer la pena para mí, hoy.

Celeste [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora